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Luis Gregorich en la Sociedad de Escritoras y Escritores de Argentina

Luis Gregorich en la Sociedad de Escritoras y Escritores de Argentina

     Siempre hay algo que descubrir en Buenos Aires, aún en los recovecos más recónditos de las estaciones de trenes construídas por los ingleses...

      --Este edificio es tan oscuro...¡Me da miedo!

     La señora, de edad algo más que madura, pelo teñido rubio, hundida en su tapado de cuero, había visto un aviso en el diario sobre una "Charla Abierta" de Luis Gregorich, ensayista, crítico y asesor político. Llegó a la estación en Once y comenzó a andar por el lugar medio pérdida  buscando el auditorio. Entró en el antíguo pero hermoso ascensor, estilo francés, y salió pisando con cuidado las cerámicas originales del piso acompañada de una mujer cuyo aspecto insinuaba algún parentesco y, mirando a izquierda y derecha exclamó:

     --Y...esto a mí me hace pensar en un cuento de terror, de E.A. Poe...¿Cómo se llamaba? La Caída de la Casa de los Usher o algo así...

      Sucede que hace aproximadamente dos años la Sociedad instaló su sede en la estación de ferrocarriles de Plaza Once, simbolicamente ocupando las mismas oficinas que los dueños ingleses empleaban para sus tareas administrativas, antes de la nacionalización de los trenes con la llegada al poder del General Juan Domingo Peón.

      Ahora para las señoras transitar los pasillos abandonados y casi en la penumbre, detenerse también para admirar un reloj típicamente inglés, era una aventura que no esperaban. Pero una vez en el cálido y bien iluminado salón de actos, volvió el buen ánimo.

     Gregorich, nacido en la ex-Yugoslavia, habló de dos tipos de críticos: los de "adentro," que acompañan a los grandes personajes de la historia, y los como J.P. Sartre que declaman sus criterios desde "afuera."

      Empleó un análisis similar al intentar describir los "errores" del gobierno del President Raúl Alfonsín, elegido por voto popular luego de la caída de la dictadura militar en 1982. Con frecuencia un partido político popular se mantiene en el poder mediante un discurso que busca aglutinar a medio mundo (en el caso del Peronismo, la derecha, el centro, la izquierda, los sindicatos, los negociantes...). Luego aparece otro en el escenario y al tratar de imitarlo, se derrumbe. Así fue el caso de la Unión Cívica Radical de Alfonsín, según Gregorich.

      El otro error: suponer que un gobierno civil puede hacer concesiones a la cúpula militar sin caer en una trampa.

     Terminó la charla. Al salir del salón de actos las señoras y el puñado de personas que habían escuchado con gran interés la charla, encontraron una mesa repleta de vino tinto. Hmmm. Es cierto que Poe tomaba, pero no parece cierto, como afirman algunos, que escribió bajo la influencia ni de bebidas de de drogas. Escribir es una tarea que exige claridad mental. Pero...el vino, la oscuridad de los pasillos, el frío...¿No será esto un intento de reconstruir el cuento "The Cask of Amontillado," en cuyo final un señor queda encerrado para siempre en una bodega llena de los vinos más finos...?

     No. Pero el lugar por cierto estimula la imaginación y tal vez por eso sea un lugar más que apto para la Sociedad de Escritores.

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