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"Las Madres de Plaza de Mayo no lloran: luchan"

"Las Madres de Plaza de Mayo no lloran: luchan"

"Sube a nacer conmigo, hermano, 
sube desde la profunda
zona de tu dolor diseminado." (Pablo Neruda)


¡Admirable! Mercedes Meroño tiene 80 años y habla con la dulzura y convicción de una adolescente rebelde. Fusilaron a su padre en la guerra civil española, su hija fue secuestrada y desaparecida durante la dictadura militar en Argentina y, como otras Madres de Plaza de Mayo ha sido golpeada, detenida y sometida a toda clase de represiones durante más de dos décadas de lucha por el juicio y castigo de los 30.000 argentinos secuestrados y desaparecidos por fuerzas ocultas durante la Junta Militar. 

Ahora estamos conversando con Mercedes en la sede de las Madres, frente a la Plaza de Congreso, adonde ella acude puntualmente todos los días para atender reuniones y cumplir con su tarea de Vicepresidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.

--¿Cómo era su vida antes, es decir, antes del secuestro de su hija?

--Mi vida era tranquila. Tenía un buen matrimonio. Estábamos bien económicamente. Yo era ama de casa y teníamos una sola hija.

--¿Y su familia?

-- Mi padre era español. Lo fusilaron durante la guerra civil en España. Era sindicalista, anarquista Yo soy argentina pero estaba en España y volvimos a Argentina con mi Mamá, mi hermano, mi hermana y yo. 

La voz de Mercedes tiene un timbre que suena muy grato al oído y exhibe una actitud franca y abierta ante las inevitables preguntas que los periodistas suelen formularle.

--Tuve mi primer novio a los 14 años, me casé con él. Siempre viví con mi marido. Falleció en 1984 pero lo sigo amando. Lo nuestro fue una relación muy feliz, con mucho amor. Ahora cuando todo esto se me vino encima, al principio estuve muy mal porque estaba conciente de todo lo que había pasado en España.

--¿Tuvo una sola hija?

--Sí, pero de ella tengo tres nietos.

--¿Cómo fue su primer contacto con las Madres?

--Bueno, yo vivía en Buenos Aires, pero no muy cerca del centro, en Villa Devoto, casi en la provincia de Buenos Aires. Venía al centro para ir al cine, al teatro o para hacer tramites. Un día mi marido me dijo: 'las Madres están caminando en Plaza de Mayo.' Entonces fui para hacer la marcha con ellas.

--¿No había participado en política antes?

--No, aunque luego de la guerra civil en España había participado en el patronato antifascista. Yo había hecho teatro, me encantaba ayudar, me sentí convocada para ayudar. Pero nunca ocupé ningún puesto.

--Entonces usted fue a la Plaza...

--Yo estaba sentada en un banco. Había comprado un pañuelo blanco y me puse a llorar. Se me acercó una madre y me dijo: 'Acá no se viene a llorar. Aquí se viene a luchar. Vamos, a levantarse y caminar.' Y así fue. Ella me hizo caminar. No sé cómo se llamaba, tengo su cara presente, pero dejé de verla y no me acuerdo de su nombre.

--¿Cómo fue el secuestro de su hija?

--Estaba en su casa, entraron y la llevaron delante de los ojos de sus hijos de 7, 6 y 4 años. A ellos les dijeron que iban a llevarla al cuartel de Morón y que luego la devolverían. Hasta hoy no supimos más nada de ella. Salimos a buscarla. En la comisaría no aceptaban la denuncia. En Morón decían que no sabían nada. En el Departamento de Policía tampoco. En todos los lugares donde preguntamos no sabían nada. Ante la presentación del habeas corpus los jueces nada sabían, pero hablaban de que se habría ido ella con un hombre o una mujer, cualquier cosa. En el Ministerio del Interior hice todos los tramites que se tenían que hacer. Todo en vano.

--¿Nunca se supo qué grupo habrá hecho el secuestro?

--No, no, nunca supimos nada. Nada. Dijeron que eran de la Brigada de Morón. Que yo sepa, mi hija no pertenecía a ningún partido político, pero estaba seguramente en la lucha popular. Ella sabía toda la historia de su abuelo, lo que había pasado en España, y creía que habría que cambiar el mundo, que habría que cambiar esta sociedad. No buscaba un lugar en esta sociedad; buscaba cambiarla. Es algo muy distinto. 

--Vamos a volver a la Plaza.

--Sí, pues, sabemos que es necesario aclarar las cosas personales porque de lo contrario no sería creíble. Para nosotras todos los desaparecidos son nuestros hijos. Llevamos los pañuelos en nombre de ellos.

El pañuelo blanco es uno de los símbolos característicos de las Madres. Pero hay otros: la marcha circular alrededor de la Plaza, en vez de ir en forma frontal hacia la Casa Rosada; algunas consignas particularmente concisas: "aparición con vida," expresaba claramente la dirección que iba tomando el movimiento de las Madres.

--¿Por qué fueron las madres y no los padres que iniciaron el movimiento?

--Primero, por la importante relación entre las madres y los hijos. Segundo, porque muchos de nuestros maridos tenían que salir a trabajar, tenían que cumplir con sus tareas. Pero algunos se quedaban en casa haciendo trabajos que para la época nunca habían hecho. Nosotras estábamos todo el día en la calle mientras los maridos estaban en casa cocinando. De todos modos los maridos acompañaban a las madres en las marchas. Si se formó un grupo de mujeres fue única y exclusivamente por lo que estoy diciendo. Además, las mujeres no teníamos partido político. En esa época la mujer no se ocupaba de la política. Nos interesaba la suerte de nuestros hijos. Los hombres podrían haber sido peronistas, radicales, socialistas, conservadores, qué sé yo, podrían también haber sido miembros de algún club. Pero para las mujeres no importaba la religión, ni el partido político, ni la raza: eran nuestros hijos y basta. Nosotras no sabíamos nada de política, pero íbamos aprendiendo en la calle. En la medida en que los políticos mandaban golpearnos, íbamos aprendiendo. En la medida en que nos enseñaban que las Fuerzas Armadas estaban para defendernos pero en cambio hacían terrorismo de estado, íbamos aprendiendo. Sabíamos que nuestros hijos fueron llevados por la fuerza de sus casas, sabíamos cómo nos estaban mintiendo. Así íbamos aprendiendo.

--¿Es cierto que algunas madres también fueron secuestradas?

--Sí, tenemos tres madres desaparecidas: Ester Cariaga, Mari Ponce y Azucena Villaflor. Nos decían que ellas eran terroristas cuando lo que hacían ellas era buscar a sus hijos desaparecidos. Eran mujeres que sabían cómo moverse: una era sindicalista, otra pertenecía a una iglesia de base...

--¿Entonces hubo varios tipos de represión contra las Madres?

--Sí, claro, casi todos los jueves hubo Madres que fueron llevadas presas. Fue el estado de sitio que nos llevó a caminar por la Plaza. Azucena quería llevar una carta para presentarla al General Jorge Videla para que la gente supiera lo que estaba pasando. Ahora bien, la primera vez que fuimos a la Plaza fue el 28 de Abril, y no había nadie porque era sábado. Por eso seguimos marchando todos los jueves. Nos pusieron en colectivos, nos llevaron a la comisaría, nos golpearon. Pero no era que desde el principio marchamos por la Plaza. Estábamos sentadas en un banco y llegó la policía y nos decía que teníamos que irnos porque había estado de sitio. Fue por eso que comenzamos a caminar de a dos. No sabíamos que por el estado de sitio no podían estar cuatro personas juntas.

--Las acciones de las Madres seguramente han tenido un gran impacto sobre la política argentina...

--Todo lo que hemos hecho ha sido por el amor por nuestros hijos. Las Madres no queremos la muerte siquiera de nuestros asesinos. Los queremos en la cárcel. De lo contrario seríamos como ellos y eso no es lo que queremos. Las Madres somos coherentes. Las Asociación Madres Plaza de Mayo no aceptó nunca arreglos financieros en compensación por nuestros hijos. Luchamos única y exclusivamente por la vida. Pero como el capitalismo se mueve por el dinero, nos ofrecieron pagarnos hasta $250.000 dólares por cada hijo. No podríamos aceptar el cambio de dinero por la sangre y los ideales de nuestros hijos. Además, querían hacernos firmar que nuestros hijos fallecieron. No. Fueron capturados, violados, torturados, lanzados al mar (desde aviones militares). Aceptar el dinero sería traicionarlos. Nunca los vamos a traicionar. Nosotras hemos logrado a través de la lucha que la sociedad entienda que nuestros hijos no eran terroristas. Eran revolucionarios. Los terroristas eran ellos. Estamos orgullosas de los hijos que hemos tenido. Ellos querían que no hubiera hambre, que no hubiera miseria, que todo el mundo tuviera el derecho a trabajar, el derecho a la salud, a la vivienda, a la educación, a todo lo que dice la constitución argentina pero nunca se ha cumplido. Ahora las Madres hemos establecido una universidad, una escuela, una librería, un café literario, una biblioteca, una radio y pronto vamos a lanzar una primaria para chicos de la calle. Hay que enseñarles música, cómo operar una computadora. Creemos en el amor y la lucha por nuestros hijos con amor. Eso no quiere decir que olvidamos ni perdonamos.

Luego de 25 años, las Madres anunciaron el 27 de febrero de 2006 poner fin a las marchas de resistencia en la Plaza porque, según la presidenta Hebe de Bonafini, "el enemigo no está más en la Casa de Gobierno, el enemigo habita en las multinacionales." De todos modos las marchas de los jueves van a seguir pero ahora las marchas van a apuntar a reclamos específicos. Mercedes explicó:

--Luego de la dictadura, todos los gobiernos continuaron con la política del (ex Ministro de Economía de la Junta Militar) Martínez de Hoz, el mismo programa. En cambio, este gobierno ha cambiado. Ha aumentado el presupuesto para la salud y la educación, dice que los desaparecidos son sus compañeros. Hay muchas cosas que hay que arreglar, el hambre, los chicos que viven en la calle, pero este gobierno no es ni el del ex Presidente Carlos Menem, ni el del ex Presidente Fernando de la Rúa, tampoco el del ex Presidente Eduardo Duhalde. Este gobierno no proclamó el Punto Final, ni el indulto, ni ha dado libertad a los asesinos. Tenemos que ayudar a que este gobierno siga siendo distinto. Tenemos que reclamar por todo lo que falta, pero debemos reconocer también lo que se ha hecho. Poner a una mujer en el Ministerio de Defensa (Nilda Garré, colaboradora de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y defensora de presos políticos durante la dictadura) es importante porque van a cambiar los libros de instrucción que usan los militares. Sin cambiar la instrucción, los militares seguirán siendo asesinos.

--¿Cómo es el funcionamiento de la Asociación Madres?

--Las Madres vinimos aquí todos los días, pagamos nuestros viajes, la comida, el agua que consumimos. Vienen personas de todas partes del mundo para charlar con nosotras. Ahora hay un grupo de Suecia...Pero nosotras no pertenecemos a ningún partido político, ni pretendemos ningún puesto de poder. No queremos humillarnos. Queremos luchar y morir de pie...

--¿Cómo es el proceso de toma de decisiones?

--Bueno, por ejemplo, hoy es martes. Hay una reunión de comisión y en las reuniones hay muchas discusiones. Las decisiones se toman por unanimidad o por mayoría. Luego, hay filiadas en el interior. Antes hubo alrededor de cuatro reuniones por año con las madres del interior; ahora debido a la situación económica se hace una reunión por año.

--Imagino que llegan muchos curiosos para hablar con ustedes.

--Sí. Hay mucha gente que entra por curiosidad. Pero es evidente que algo les ha pasado. Hay gente que entra por curiosidad y sale llorando por la lucha que llevamos por nuestros hijos. Hoy antes de venir a la Asociación escuché en la radio que van a cerrar unas cuantas fábricas Ford y me puse a pensar que va a pasar a los Estados Unidos lo que ha pasado a nosotros. Son los responsables por lo que ha pasado en América Latina. Se juntaron en Chile en 1975 con los jefes de policía de la región para organizar el Plan Cóndor (un proyecto de coordinación de políticas anti-subversivas en el Cono Sur). Enseñaron la tortura y el abuso en las escuelas militares, como la de Panamá, y la verdad es que los militares argentinos fueron buenos alumnos. También los franceses participaron en la preparación de los militares argentinos. Después hubo dictaduras en casi toda América Latina, luego Vietnam, ahora Irak...¿y para qué? Durante casi 30 años las madres hemos ido aprendiendo cómo funcionan estas cosas.

--O sea, van aprendiendo sobre la marcha...

--Yo creo que la lucha tiene que ser siempre digna. Nosotras hemos aprendido eso de nuestros hijos. Es que la lucha que se pierde es la lucha que se abandona. Si usted está aquí hablando conmigo es por lo que hemos hecho todas nosotras por nuestros hijos.

Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hipólito Yrigoyen 1584 (1089), Ciudad de Buenos Aires.

teléfono:                                                                         (005411) 4383-0377/6430 


e-mail:                                                                            madres@madres.org

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Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo: universidad@madres.org 
Librería de las Madres:                                            libreria@madres.org 
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Ediciones Madres de Plaza de Mayo:                   editorial@madres.org 
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