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Festejo entre un creyente y su amigo no creyente

Festejo entre un creyente y su amigo no creyente

Paco opinaba revolviendo los cubitos de hielo con el índice derecho, intentando vanamente sustituir los lugares comunes que uno emplea al intentar decir algo a fin de año por formas alternativas, más o menos crípticas, a veces elípticas, siempre rebuscadas y exigentes.

--No es la duda que me carcoma...no, la duda en realidad es una ventaja. Yo he vivido con la duda desde la época de las cavernas...además, con la fé se soluciona el problema de la duda.

Alfonso lo mira de reojo con su cara de desamparo, su piel llena de manchas aléricas, espera, toma su tiempo, se manda lo que queda de su trago, se pasa la lengua por su crecido bigote gris y dice con la risa tragada en su garganta:

--¿Te das cuenta? La duda. Siempre hay y siempre habrá duda. Después de Fiodor Dostoyevski...¿quién no tiene dudas? Dudas Incluso con tu mujer, con tu mejor amigo, ni hablamos de esa duda eterna sobre la existencia o no de Díos...la duda es parte de la vida...aunque, de niño me acuerdo de momentos cuando no había duda en absoluto: cuando jugabamos ladrones y policias, buenos y malos, cuando ensayabamos sobre las formas aparatosas y divertidas de morir, histriónicamente, dramáticamente...uno podía matar y morir en un segundo, sin dudar, sin cuestionar si algo había después de la muerte, si el infierno, si había un lugar en el cielo con harpas y hermosos ángeles...

--Es la fé la que soluciona el problema de las dudas.

--¿Así? Tá bueno. Pero te voy a decir una cosa: las dudas que tenemos se deben a las experiencias que hemos tenido.

--Uno puede tener dudas sobre muchas cosas, sobre la honestidad de algún político, si tu mujer se ha hecho el amor con tu mejor amigo, por ejemplo, pero Díos existe, no tengo ninguna duda...

--Explíquese.

--Está en la Biblia, en los escritos sagrados pero además uno sabe que Díos existe por experiencia, al ver los milagros que suceden todos los días.

--¡Vamos! El milagro somos nosotros, la vida, las plantas, el milagro es el universo mismo. Pero no hace falta un díos. Si uno se pone a pensar existe una lógica en todas las cosas, en el cambio de estaciones, en el temblor de la tierra, en el brotar de las flores en primavera, en la belleza de un canto, en los aciertos y en las falacias, en el acto de amor...pero no hace falta un Díos, es el todo que se construye y se destruye a si mismo, una y otra vez...en todo caso somos nosotros quienes inventamos los Díoses que necesitamos...

--¡Qué! ¿Estás hablando en broma?

--¿Broma? ¿Para qué? Habrás visto lo que los hombres han hecho a Cristo?

--Lo mataron. Pero Cristo llegó para salvarnos de nuestros pecados...

--No parece que ha tenido mucho éxito.

--Es que todavía a muchos hombres les cuesta creer.

--Es cierto. De ahí la discusión sobre la duda. El error de los creyentes es suponer que la mano de Díos está en todos lados.

--¿No es cierto?

--Y...vamos a suponer que Díos existe. Cuando hay una guerra hay muerte, sufrimiento, tortura, violación de mujeres, secuestros...

--Son pecados.

--No obstante, los presidentes o dictadores o generales siempre dicen que Díos está de su lado. La lógica se me escapa, pero, claro, lo tuyo está basado en la fé, no tiene que responder a la lógica. Cómo pudo Bush, un hombre que dice cristiano, autorizar formas de tortura para los presos sospechados de actos de terrorismo? ¿Cómo pudo la iglesia católica también en la inquisición torturar a los supuestos herejes, los brujos, los no creyentes? ¿Qué pensaba aquél comandante cuando dejo caer la bomba atómica sobre Japón?

--Es cierto que los hombres siguen caminos equivocados. Pero también es cierto que Díos escucha y ayuda a quienes realmente son sus fieles servidores. Es un acto de fé. Eso es todo.

--Amigo, yo te quiero, no importa que pensamos como la noche y el día, así que te invito a mi casa para festejar esta noche.

--Ma...sí, yo sabía que ibas a terminar invitándome.

--¿A qué hora?

--¡Qué sé yo! A la hora que quiera.

--Déle por hecho. Pero a ver si dejamos la religión afuera un rato... para festejar más tranquilos.

--¡Déle por hecho!

 

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