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Buenos Aires Jaque Press, en inglés y español

Subir puede modificar la perspectiva (un relato)

Subir puede modificar la perspectiva (un relato)

      

    Los cuatro pibes estaban caminando por la calle Montes, las mochilas rebotándose en sus espaldas, sol de medio día aplastándolos. Los demás habían refugiado en sus casas, abanicos en la mano, suspirando detrás de los ventiladores, lejos de los rayos del sol. El calor no los detenía. Será que a los diez años 39 grados impacta menos que a los 70. Era verano y en verano las aventuras siempre están a la vuelta de la esquina, no tiene sentido dormir la siesta, pues el tiempo pasa y uno tiene que aprovechar el momento. Es lo que pensaban. La aventura hoy tenía nombre: el brazo de Jesús, un árbol cuyas ramas buscaban el cielo.

 

     Aún no habían intentado trepar el árbol, subiendo el tronco hasta el punto donde los brazos formaban una especie de cruz. No. Hasta ahora se habían limitado a admirar la fuerza de sus ramas, su aspecto formidable. Eso sí, cada vez que pasaban por el sendero que los conducían al río, descansaron un tiempo frente al árbol para imaginar historias. Pepito, el más joven, flaco de cuerpo pero con la cabeza redonda como un zapallo, fue el primero en lanzar la idea de la conquista.

 

--¿Subimos?

 

--¿Estás de la cabeza?

 

    Era Rolando, el líder. Su palabra siempre valía un poco más. Hubo algo casi místico en su admiración por el árbol. No tenía que ver con la religión. Era otra cosa, vaya saber. Las ramas parecían brazos, los brazos de Jesús, brazos de fuerza mágica. Uno no debía subir los brazos de Jesús. Aunque tal vez sí. ¿Cualquier otro árbol pero este no?

 

--¡Vamos! ¿Por qué no treparlo?

 

--Y…no sé…no se debe…

 

--¿Qué te pasa? ¡Rolando está muerto de miedo!

 

Furioso, Rolando quiso entregar un sopapo a la oreja de Pepito. Pero el chiquito evitó el golpe con la guapeza de un boxeador experimentado y saltó hasta la rama más baja, colgándose allí con la cara hecho una risa. 

(A continuar)

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