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Charla con la directora María Isabel Bosch

Charla con la directora María Isabel Bosch

“Ser nieta de Juan Bosch me significó un incómodo transitar social hasta entrada la adolescencia,” dice María Isabel Bosch, directora de un espectáculo teatral basado en un cuento de su abuelo, “ya que él continuó su lucha política a lo largo de toda su vida, lucha que estuvo marcada por la confrontación con los grupos de poder dentro del país y con el imperialismo norteamericano.”

Bosch, ensayista y novelista, fue el primer presidente luego del derrumbe de la dictadura de Rafael Trujillo en la República Dominicana. Las reformas que quiso realizar asustaron a Washington y al estatus quo: siete meses después Bosch  cayó ante un triunvirato militar y la posterior revuelta popular sirvió de pretexto para una sangrienta invasión militar de los Estados Unidos durante la cual perdieron la vida alrededor de cinco mil dominicanos.

En una carta al pueblo dominicano, el derrocado presidente dijo: “Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura. Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social.”

María reflexiona sobre su juventud:

--Nací en Santo Domingo diez años después de tales acontecimientos. Crecí en un barrio de clase media, rodeada de personalidades de la cultura, ya que mi madre es pintora y su esposo, junto a quien me crió, escritor. Era frecuente ser objeto de burlas y marginaciones que, entonces, no llegaba a comprender, aunque aprendí a vivirlas con orgullo. Tales vivencias me llevaron a dedicarle mi anterior espectáculo “Contando a mi abuelo. Juan Bosch, tres relatos”, creado en su honor, con las palabras que siguen:

 “Dedicatoria: De pequeña muchas veces oí decir, que yo, era la nieta del loco. Realmente no entendía por qué se decía de manera cotidiana que mi abuelo estaba o era el loco… No comprendía muy bien del todo la definición de locura. Sólo sabía que se trataba de algo que provocaba la risa y las burlas de los demás. “La nieta del loco” una y otra vez resonaron esas palabras dentro de mi cabeza.

 El tiempo fue pasando y empecé a deducir que en un país donde las convicciones morales y la ética política no podían estar presentes porque la corrupción estatal y la impunidad eran las reinas gobernantes, un señor canoso de ojos azules e integridad moral debía pasar por orate…  Alguien que quisiese compartir con todo su pueblo las riquezas espirituales y materiales tendría que verse como un enajenado.  Alguien que se la pasaba luchando por devolverle a toda una República su entereza tendría que ser un trastornado, seguramente debía ser así.  Pero  a dios gracias, empecé a ver cómo eran las cosas realmente; pude apreciar y diferenciar la demencia de la sensatez y comprendí con alegría que esa enajenación adjudicada al abuelo constituyó  siempre la mayor sabiduría de que pudo disfrutar nuestro país.

Por favor, si locura es honradez, rectitud, dignidad, probidad, conciencia… llámenme la nieta del loco, llámenme así… porque esa cordura que es la cara opuesta a lo que quiso mi abuelo, ésa, ésa no la quiero.”

-- ¿Su padre le ayudó en su carrera artística? ¿Fue un hombre que se interesó por la cultura, además de la política, como una forma de llegar a una sociedad más justa y creativa?

 --Comencé a hacer teatro a los nueve años y desde muy temprana edad me había inclinado por la escritura y lógicamente por la lectura. La vida política y pública de mi abuelo siempre fue muy activa, así es que no pude tener un estrecho contacto con él durante mi infancia. De todos modos solíamos vernos al coincidir en eventos culturales y en mis representaciones de teatro que él solía presenciar. Lamentablemente no pude nutrirme de sus consejos, pero siempre recibí su aliento para dedicarme a escribir. Mi abuelo fue primero escritor. Su cuentística fue desarrollada casi en su totalidad antes de dedicarse de lleno a la política. El interés por las causas sociales fue siempre su motivación de vida. Decidió entonces alejarse de la literatura de ficción para ponerle el cuerpo a la lucha partidaria por sus ideales y a través de la escritura de ensayos, análisis políticos e investigación histórica, preponderantemente.

 --Llevar el cuento de Juan Bosch, “La Mujer” debe haber sido un desafío, ya que es un cuento mágico-poético.

 --Si bien no se conoce una anécdota concreta y real en que se basara el cuento, mi abuelo se nutrió desde niño de las problemáticas sociales y campesinas en sus distintas formas, ya que creció en un pueblo del interior de la República Dominicana en una época en que lo rural predominaba en todos los ámbitos domésticos y culturales. En realidad, mi abuelo se sentó a escribirle una carta a su gran amigo de la infancia y cuando terminó de escribir, se dio cuenta de que lo que había volcado sobre el papel era el cuento, así, tal cual lo conocemos. “La Mujer” es producto de la más genuina inspiración literaria. El cuento, más allá de su interpretación literal está dotado de imágenes poderosamente simbólicas. Al llevarlo a las tablas, con el grupo TIBAI TEATRO, pretendimos tener especial cuidado con esas metáforas para no cercenar la potencia de tales imágenes literarias, intentando respetar, en varios casos, el texto como fue escrito. Por otro lado, en las partes del cuento donde la acción dramática estaba dada por el mismo texto la actriz interpreta de manera más figurativa, por así decirlo, las escenas, recurriendo a la danza para actuar las escenas más violentas y dramáticas alejándonos de lo explícito y persiguiendo imágenes más poéticas, si se quiere.    

 --Se nota una cierta influencia de teatro-danza en la puesta de "La mujer." ¿Cuál es su concepto sobre técnica teatral, sobre la posibilidad de integrar palabra-cuerpo-energía en función de un relato como este cuento?

 --Mi formación estuvo centrada en la actuación, aunque formé parte durante cuatro años de un grupo de danza contemporánea en Santo Domingo. Entiendo que la técnica, como en cualquier disciplina artística, tiene que estar al servicio de lo que se quiera decir. Por eso es que todas las técnicas son igualmente útiles, todo depende de la forma con que se quiera encarar el montaje o que, en definitiva, requiera el mismo material de trabajo. Palabra, cuerpo y energía son los elementos con que cuenta el actor para impulsar la acción dramática y es ésta la que nos conduce a lo largo de la historia que queremos contar.  

 --¿Ha pensado llevar "la mujer" a otros espacios…o a la República Dominicana?

 --En el mes de septiembre estamos programados para presentar “La Mujer” en el V Festival Internacional de Teatro y Danza de La Plata organizado por el grupo “La Cuarta Pared Argentina” y dentro del marco de dicho festival, presentaremos “Contando a mi abuelo…” en la ciudad de Henderson, provincia de Buenos Aires. En el mes de octubre “La Mujer” se presentará en el III Festival de Teatro Independiente de Monte Grande y en el mes de noviembre en el “Festival Mujeres en escena” que se desarrolla en Bogotá, Colombia, presentaremos las dos obras mencionadas. Nuestros montajes son concebidos con el propósito de presentarlos tanto en Buenos Aires como en la República Dominicana, así es que seguramente iremos en algún momento a mi tierra el año próximo.

Contacto:
María Isabel Bosch:   marybosch@yahoo.com

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