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Buenos Aires Jaque Press, en inglés y español

Wikileaks y el poder de la información

En su uso más prosaico “Leak” se emplea en inglés para indicar que algo ha escapado de su lugar, por ejemplo, agua que se filtra por un caño. En el contexto periodístico y político se emplea en los Estados Unidos para dar a conocer información supuestamente reservada o secreta. En realidad, gran parte de las “primicias” de los medios masivos de comunicación son “leaks” que indican divergencias en el seno del poder (en el gobierno, en una poderosa corporación o en el Pentágono.)

No por casualidad los leaks llegan al conocimiento público en momentos de gran tensión dentro de las estructuras de poder en relación a sus políticas: por ejemplo, la guerra. En los Estados Unidos se sabe que los grandes medios de comunicación—a su vez vinculados económicamente a las corporaciones—funcionan como promotores de los intereses que representan y por lo tanto frecuentement dan aliento a las guerras, o bien a las siempre complicadas operaciones conflictivas que rodean el poder.

Por ejemplo, gran parte de la prensa apoyó la cruzada del ex presidente George Bush contra Irak. Cuando el apoyo de los ciudadanos por esa guerra comenzó a quebrarse, los mismos diarios que habían aplaudido la necesidad de invadir al país musulmán comenzaban a dar a conocer “leaks” indicando las mentiras y engaños que se empleaban para justificar la guerra, una indicación clara de una división en el seno del poder en Washington.

Entretanto, y con el surgimiento de internet y otros medios ultra-rápidos de comunicación, aparece en escena un profundo dilema relacionado con la utilización de la información. Teóricos norteamericanos hacia tiempo pronosticaban que en el futuro el manejo de la información iba a ser un arma esencial en la lucha por el poder.

Aquí cabe preguntar si en una democracia existe información a la cual los ciudadanos no deben tener acceso; si es legal que una empresa mantenga información fuera del conocimiento del gobierno o de la prensa; si los servicios de espionaje pueden manejar la información a su disposición para intervenir en la política de un país en el exterior o utilizarla para sacar beneficios economícos; si es conveniente que el ciudadano común sepa que políticos, empresarios o diplomáticos retienen información que pueda tener una gran influencia sobre su vida.

Está claro que los gobiernos y/o organzaciones policiales y militares deben tener derechos exclusivos sobre información relacionada con acciones criminales o planes de cometer actos de terrorismo, pues de otro modo sería muy difícil prevenirlos. Pero: ¿Dónde está la línea divisoria entre información de legítima interés para el ciudadano común y aquella necesaria para frenar un crimen o un acto de terror que pueda afectar las vidas de personas inocentes? 

Los diarios, revistas, radios y canales de televisión necesitan el sostén de grupos económicos, entonces tienden a representar los intereses establecidos; en cambio, los blogs, facebook, twitters, páginas y sitios en internet funcionan con muy reducidas estructuras y mínimos costos operativos. Es muy difícil controlar la información que circula por la red; es difícil también determinar su grado de veracidad.

Wikileaks, fundado por el Australiano Julian Assange, que acaba de poner en jaque a la política exterior de Washington, cuenta con tan sólo 12 empleados y unos 800 colaboradores y se financia mediante aproximadamente 10.000 donantes (con un tope de $30.000 cada uno).

Acaba de dar a conocer unos 250.000 documentos de la diplomacia norteamericana supuestamente secretos y los ha puesto a la disposición de un grupo muy selecto de diarios: The New York Times, The Guardian, El País, Le Monde y Der Spiegel. Es notable que este grupo de diarios tiende a expresar a veces opiniones independientes del poder dominante. Sin embargo, existe una dinámica en la oferta de leaks: si un diario no acepta publicar la información habrá otro que seguramente lo hará.

Es probable que los diarios hayan hecho algunas consultas con autoridades en Washington antes de elegir cuál de los 250.000 documentos difundir y cuándo dejarlos conocer. 

Del total, hay 2,233 documentos sobre Argentina. ¿Cuál fue la razón por la cual los diarios publicaron con tanta celeridad los datos que hacían mención a la salud mental de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner? Si bien parece una chusmería barata, está claro que Argentina figura entre los países latinoameicanos cuestionados por los intereses de las grandes empresas multinacionales y algunos sectores del State Department... 

Además, algunos de los datos que figuran en los documentos sobre Argentina han sido directamente negados por las personas involucradas. Por ejemplo, el ex-presidente del Banco Central Mario Blejer: "No sé de donde sacaron sa información que es totalmente falsa. Nunca estuve en la embajada norteamericana (aparte de sacar la visa) y jamás dije sobre Kirchner lo que me atribuyeron." Otro que supuestamente habló mal de los Kirchner, Sergio Massa: "Insisto que nunca hablé sobre Kirchner en la forma que se me atribuye."

Incluso muchos de los políticos críticos del gobierno argentina criticaron el tenor de los documentos. "Es realmente una vergüenza," dijo el diputado Ricardo Alfonsín, "uno se siente espiado." El diputado Clauio Lozano: "Nadie puede tomar en serio sus contenidos porque se desprenden de la lógica de dominación de los Estados Unidos, pero se pueden observar los deslices de algunos dirigentes que hacen ciertas cosas en público y luego otras en privado." 

Mucho más serio, en todo caso, son los intentos de Hillary Clinton, según los documentos, de buscar detalles biométricos y de las tarjetas de crédito de funcionarios de las Naciones Unidas...

Wikileaks afirma que dar a conocer los documentos apunta a lograr más transparencia informativa. “No hay ningún aspecto de la seguridad en riesgo,” afirma.

Hillary Clinton, la secretaria del Departamento de Estado de los Estados Unidos, contesta: “No hay nada loable en robar documentos y poner en riesgo las decisiones pacíficas de las que depende nuestro gobierno.” (Página 12, martes 30/12/2010) Agregó que el leak representa no sólo un ataque a los Estados Unidos, “sino que atenta contra la comunidad internacional y contra las negociaciones y alianzas que hay en marcha en el mundo para buscar la paz y la prosperidad.” (Clarín 30/12/2010)

Sus palabras de enojo parecen confirmar el concepto predominante en los E.E.U.U. que supone que el mundo es lo que representa el país de George Washington, que cualquier cuestionamiento de sus trenzas diplomáticas y bélicas representa un “peligro” para la paz mundial. Es un país que ha estado en guerra practicamente desde su independencia: las guerras contra los pueblos originarios, contra México, la guerra de 1898, la primera guerra mundial, la segunda guerra mundial, la guerra contra Korea, contra Vietnam, las numerosas intervenciones y golpes en América Latina...su economía está muy ligada a la producción de armas...¿Realmente busca la paz mundial?

 Si bien se conoce todavía muy poco sobre la enorme cantidad de información filtrada por Wikileaks, la situación provoca la formulación de muchas preguntas sobre la naturaleza de las relaciones de poder que mantiene Washington con el mundo y el papel que desempeñan los medios masivos de comunicación y los ciudadanos de todos los países del mundo que no tienen el poder pero son víctimas del manejo informativo de los grupos de poder.

Para comenzar: es muy probable que a raíz del escándalo de Wikileaks habrá un profundo cambio en la forma de hacer diplomacia. En el futuro políticos, empresarios y militares que hablen con representantes de las embajadas norteamericanas van a tener mucho cuidado en sus conversaciones, en tanto que quienes envian emails a Washington también van a prestar más atención a la redacción de sus informes. 

 

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