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Buenos Aires Jaque Press, en inglés y español

¿Qué hay detrás del intento de asesinato de la legisladora Gabrielle Giffords en Estados Unidos?

Es curioso: en los Estados Unidos de Norteamérica los crímenes contra destacados líderes políticos casi siempre se atribuyen a personas mentalmente perturbados. Fue el caso del asesinato de los presidentes Abraham Lincoln y John F. Kennedy; también los dirigentes negros Martin Luther King y Malcom X. Otra curiosidad: las víctimas casi siempre han sido personas de orientación progresista que favorecían cambios sociales vinculados a la discriminación racial o la injusta distribución del ingreso.

Al explicar el reciente intento de asesinato de la congresista demócrata Gabrielle Giffords, de la provincia de Arizona, los medios de comunicación como así también las autoridades, afirman que el chico de 22 años que puso una bala en la cabeza de la legisladora progresista y asimismo mató a otras seis personas, sufría de  "problemas mentales.”

Que los asesinatos políticos en los E.E.U.U. se hacen mediante personas mentalmente inestable puede ser cierto o no; sin embargo es innegable que estos casos de violencia fueron producidos en medio de importantes luchas políticas y económicas.

Lo de Abraham Lincoln correspondía a la lucha contra la esclavitud. El apoyo que Lincoln dió a la liberación de los esclavo dió lugar a uno de los cambios más grandes en la historia. Fue asesinado por un hombre tachado de loco.

El presidente Kennedy propuso la integración de los negros en las escuelas y en la sociedad y fue muerto por un hombre que también fue descrito como mentalmente perturbado.

Martin Luther King, líder del sector más moderado de las personas de color, organizó protestas pacíficas con el apoyo de estudiantes y personas blancas con orientación progresista. Su asesino fue señado como una persona que sufría de trastornos mentales.

Malcom X era el líder negro más radical durante la década de los '60. Fue muerto en una iglesia poco después de volver de una visita a Africa, y de criticar fuertemente la guerra contra Vietnam. Se atribuyó su muerte a un fanático, pero durante el mismo período varios otros dirigentes negros fueron muertos también sin que hasta la fecha se haya esclarecido los hechos.

Actualmente sectores de la ultra derecha, incluyendo el detenido y sospechoso del asesinato de Giffords, (Jared Lee Loughner), critican el agenda “liberal” del gobierno de Presidente Barack Obama con un lenguaje a veces muy violento. Dirigen sus diatribas contra las propuestas del Partido Democrata (en el poder) de legalizar la situación de los inmigrantes sin papeles, contra la provisión de servicios médicos a pobres, contra el control federal sobre la educación pública, contra la enorme deuda pública y en general contra el gobierno central, y se expresan fuertemente contrarios a las propuestas favorables al aborto. Se identifican con un muy fuerte nacionalismo y al mismo tiempo defienden con dientes y uñas la "libertad" del mercado, quieren bajar los impuestos que pagan los ricos y al mismo tiempo son los que se expresan más fuertemente en  favor de las guerras en Irak y Afganistán.

¿Cuál es el motivo por el cual acciones que han modificado profundamente el mapa político y social del país se caracterizan como obras de locos? ¿Es una mera casualidad que los actores de hechos de tanto peso sean personas mentalmente perturbados o es que los conflictos sociales sirven como caldo de cultivo para sus crímenes?

Curioso y llamativo: un contrincante de Giffords, un ex sargento de los marines, Jesse Kelly, apareció poco antes del asesinato de la legisladora en un afiche de campaña empuñando un rifle de asalto M16 con el siguiente mensaje: “Mandá un guerrero al Congreso.”

Giffords, 40, recuperándose de una bala que atravesó su cabeza, cumple actualmente su tercer mandato en la Cámara de Representantes, y ha sido protagonista de acciones relacionadas a la autorización de investigación con células madre y el uso de energías alternativas. Pero lo que más inquietó a la derecha en Arizona sin lugar a dudas fue su trabajo sobre la reforma migratoria que legalice a los indocumentados. Hace apenas unos meses rige en Arizona una ley antiinmigrante impulsada por la gobernadora republicana Jan Brewer. Autoridades policiales pueden detener cualquier persona en la provincia para comprobar si es inmigrante y si tiene sus documentos en regla.

Tal como ha sucedido en Europa, con la “globalización” los inmigrantes fueron bienvenidos en otra época, para realizar las tareas duras que los ciudadanos ya no querían hacer, pero con la crisis financiero se los acusa de una vasta gama de males e importantes sectores de la población presionan a las autoridades para hacerles volver a sus países de origen.

Entonces, hay un claro trasfondo racista protagonizado por sectores de la ultra derecha, algo que preocupa a las personas de ideas más tolerantes. ¿Puede la prédica anti-inmigrante explotar en una lucha violenta, como sucedió en los años ’60? ¿Es esa la lectura del significado social de la acción de Jared Lee Loughner? ¿A raíz de los trágicos hechos en Arizona habrá un proceso de tranquilización social o una agudización de los conflictos?

¿Y si en efecto el acusado tiene problemas mentales, puede ser juzgado y condenado por sus acciones criminales? ¿Puede aparecer otros datos relativos a la situación social y política que con su juicio se intentarán ocultar? Otra pregunta urgente: ¿Puede ser que la frustración del Pentágono con su sin fin de guerras haya además cultivado actitudes fanáticas, violentas y super nacionistas? ¿Habrá un aumento en la vigilancia contra la posibilidad de actos de este tipo, afectando incluso a los propios ciudadanos?

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