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Buenos Aires Jaque Press, en inglés y español

¿Por qué no reconocer a Palestina como Estado?

¿Cuál es la razón por la cual Israel y los Estados Unidos siguen insistiendo tan ciegamente en no dar lugar a Palestina en el concierto de las naciones? Con un aplauso de pie de una amplia mayoría de las delegaciones, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, dijo ayer en la Asamblea General de las Naciones Unidas: “Después de 63 años de sufrimiento ya basta, ya basta, ya basta. Ha llegado el momento.” Vale la pena preguntar: ¿Si Israel es reconocido como un Estado miembro de la comunidad internacional, cuál es el motivo por seguir bloqueando el reconocimiento de Palestina?

Washington, aliado incondicional de Israel, ya ha anunciado que el pedido de Abbas será rechazado mediante el veto, en caso de ser necesario. Los países dominantes apoyan la posición de los Estados Unidos, en tanto que una abrumadora mayoría de países en América Latina, África y Asia ven la cuestión desde otro prisma.

Como se sabe, Inglaterra tuvo un mandato sobre territorios ahora bajo disputa entre Israel y Palestina y luego del fin de la Segunda Guerra mundial, miles de víctimas del Holocausto buscaban asentarse en la zona. Una lucha de la comunidad judía contra los intereses británicos en palestina, parecía terminar en 1947 con el retiro británico. El 29 de noviembre de ese mismo año la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció un plan de partición que la comunidad judía aceptó; sin embargo, dio lugar al rechazo a la Liga Árabe. Estalló una lucha armada enfrentando judíos y árabes y la Agencia Judía proclamó el establecimiento del estado de Israel. Según la ONU unos 700,000 palestinos fueron expulsados y huyeron a países vecinos en medio de la guerra de 1948 entre Israel y los países árabes.

Desde entonces el conflicto sigue sin resolución. Durante la “guerra fría” Washington cultivó su apoyo a Israel y al mismo tiempo intentó acercarse a gobiernos árabes dictatoriales o autoritarios ricos en petróleo, en una geopolítica que parecía un partido de ajedrez. Con la caída de la Unión Soviética, la situación parecía encaminarse hacia un cambio de rumbo pero la violencia en armas o retórica entre Israel y el territorio palestino y los países árabes continuó sin cesar.

La guerra de Washington contra el terrorismo desatado por fundamentalistas islámicos dio lugar a la invasión de Iraq y Afganistán y más recientemente la NATO se involucró de lado de insurgentes que luchan contra el gobierno Libio de Gadafi. A raíz de numerosas rebeliones en numerosos países árabes contra gobiernos autoritarios, los Estados Unidos comenzó a revisar su diplomacia en la zona, apoyando por lo menos verbalmente las rebeliones. Occidente, que necesita el petróleo de los países árabes, parece darse cuenta de la importancia de un recambio a favor de gobiernos al menos nominalmente democráticos.

Pero nada parece cambiar en la visión de Washington y Europa sobre el conflicto entre Israel y Palestina. Los Israelís construyeron un muro de 700 kilómetros y los diplomáticos occidentales exigían que palestinos e israelís negocien sus diferencias, pero después de 20 años de negociaciones la paciencia de palestinos se agota: quieren tener un Estado reconocido por la comunidad internacional.

¿Sí el problema tiene que ver con la violencia entre países árabes y Israel, no sería sensato pensar que el reconocimiento de Palestina como Estado sería un paso importante hacia la paz? Los palestinos no van a dejar de reclamar, especialmente cuando Israel sigue con su política de colonización en áreas bajo disputa. Si se trata de negociar las diferencias, no sería mejor discutirlas entre dos Estados soberanos?

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