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¿Un lapsus del General Jorge Videla?

¿Un lapsus del General Jorge Videla?

¿Será un lapsus linguae? ¿Cuál habrá sido la intención del General Jorge Videla de hablar con tanta precisión sobre la represión y el modus operandi del golpe ilegal de 1976 dirigido contra el gobierno de Presidenta Isabel Perón? ¿Cuál habrá sido la intención del diario La Nación de publicar las entrevistas con el general, enjuiciado por genocida? Reproducimos aquí sin comentario alguno varias de las más pavorosas (desde nuestro punto de vista) revelaciones del General Jorge Videla. (La Nación 15 de Abril 2012)

1)    “La verdad es que durante cinco años hice prácticamente todo lo que quise. Nadie me impidió gobernar, ni la Junta Militar ni ningún factor de poder.”  

2)    Nuestro objetivo era disciplinar a una sociedad anarquizada volverla a sus principios, a sus cauces naturales. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica, que impregnaba a vastos sectores; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal. Un nuevo modelo, un cambio bastante radical; a la sociedad había que disciplinarla para que fuera más eficiente. Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario.”

3)    “El tema de los desaparecido es ‘el’ tema presente, actual, que nos pesa como resabio de la guerra contra la subversión;el tema que ha quedado como herencia de esa guerra y el tema que compromete el futuro de la Argentina. Quiero decir: no hay futuro si no hay concordia, y no hay concordia si no se ‘blanquean’ los hechos ocurridos; asuntos que hieren y que justifican los reclamos, válidos muchos de ellos aunque también hay especulación política sobre ellos.

4)    Se lavaron las manos (los empresarios). Nos dijeron: ‘Hagan lo que tengan que hacer; y luego nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se quedaron cortos, tendrían que hacer matado a mil, a diez mil más. Era barato decir eso: ¡Mire el precio que tuve y que tuvimos que pagar! Y no me refiero sólo al precio objetivo de nuestra situación actual, de nuestra prisión actual, sino al precio subjetivo, a los planteos morales. Yo soy creyente, y esta situación me molesta. Confieso que tengo una molestia en el alma, que es cómo hacer para darle una solución a este problema.

5)    No había otra solución; estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia no tampoco fusilarlas. El dilema era cómo hacerlo para que a la sociedad le pasara desapercibido. La solución fue sutil—la desaparición de personas—que creaba una sensación ambigua en la gente: no estaban, no se sabía qué había pasado con ellos; yo los definí alguna vez como ‘una entelequia.’ Por eso, para no provocar protestas dentro y fuera del país, sobre la marcha se llegó a la decisión de que esa gente desapareciera; cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte.”

6)    “La libertad de acción derivó en frupos que se manejaron con demasiada autonomía. Había una finalidad, que era lograr la paz sin la que no habría una república. Pero los medios fueron tremendos.”

7)    “os detenidos eran alojados en lugares no comunes por razones de seguridad, que debían ser muy rigurosas, y además para tenerlos a mano para apretarlos cada vez que lo necesitábamos a cambio de nada o de algo. Son los mal llamados Centros Clandestinos de Detención, o los Lugares de Reunión de Detenidos, que era el término reglamentario.”

8)    “Siempre se nos ha preguntado por las listas de desaparecidos; eso ya no es una novedad, porque las listas son las conocidas; habrá que depurarlas de casos que no corresponden, pero las listas, de hecho, están. El problema es que a partir de ellas se nos lleva a un final que no tiene respuesta, al menos en la mayoría de los casos: la pregunta final, definitiva, es dónde están los restos de cada uno de los desaparecidos. No hay respuestas. Habrá casos en que si hay respuestas, pero no todos, por lo cual es preferible nada para no sembrar desconfianza a partir de contradicciones. Y no hay respuestas en todos los casos por la misma modalidad (de la represión). Las respuestas dependen de muchas personas, algunas de las cuales ya están muertas.”

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