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Buenos Aires Jaque Press, en inglés y español

Ecuador sigue avanzando con su "Revolución Ciudadana"

 Ecuador, un país andino con una fuerte presencia de pueblos indígenas y con grandes reservas de recursos naturales, ubicado estratégicamente entre Colombia y Perú, ha decidido seguir profundizando un modelo de cambio progresista, conocido como la “Revolución Ciudadana,” después de la re-elección de Rafael Correa con un histórico voto de 56,68 por ciento del voto popular.

En la elección del 17 de febrero además la organización política del presidente logró por primera vez una mayoría de dos tercios en la Asamblea y ahora Alianza País domina 23 de las 24 provincias.

¿Cómo se explica el aumento continuo de la popularidad del presidente? En un país pobre, históricamente dominado por minorías políticas y económicas, la repuesta parece apuntar al concepto en la nueva constitución de soberanía económica, sintetizado en la expresión: “el capital al servicio del ser humano y no al revés.”

La izquierda tradicional junto con varios grupos y movimientos sociales no logró muchos votos al criticar justamente la posición del gobierno frente a temas como la explotación de recursos naturales y el rol de los pueblos indígenas: La Unidad Plurinacional de las Izquierdas apenas juntó el 3,30% de los votos.

Un aspecto del éxito del “correísmo” parece apuntar a una ruptura con las formas más tradicionales de hacer política, como así también con el manejo de objetivos tan simples como difíciles de alcanzar: el control mediante mayor inversión pública de los sectores estratégicos, nuevas reglas para que el pueblo pueda gozar de sus excedentes, una acertada inserción regional y una política internacional racional, un proceso de democratización de la educación superior, avances en la ciencia y la tecnología, una política tributaria que recauda mucho e equitativamente.

Pero, siempre según los comentarios periodísticos y de observadores entrenados, uno de los elementos más llamativos en el éxito de Correa ha sido la introducción de la eficiencia en la economía, algo que generalmente no acompaña los gobiernos populistas y progresistas. Es decir, ha dado vuelta a la torta: usualmente son los grupos de derecha que su golpean el pecho con la eficiencia de sus administraciones.

La mayor parte del neo-liberalismo parece no haber entendido que ser fiel a los poderes económicos que apoyan sus propuestas no sirve para ganar elecciones.

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