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"La historia de Ixquic," espectáculo de Rubén Pagura en el CELCIT

"La historia de Ixquic," espectáculo de Rubén Pagura en el CELCIT

Un enorme tapiz cubre el fondo del escenario del CELCIT, tejido con figuras de Popol Vuh, libro de la comunidad maya-quiché; en el escenario gran número de instrumentos autóctonos. Tras el apagón  aparece el actor Rubén Pagura: ha comenzado el espectáculo “La historia de Ixquic.”

El Popol Vuh narra el nacimiento del mundo y el hombre, creado de maíz tras varios intentos fallidos—es la historia sagrada del pueblo asentado en gran parte de lo que es hoy Guatemala y duramente castigado por la represión dictatorial en el país.  

Para armar su espectáculo Pagura toma la historia de una muchacha llamada Ixquic, que consigue burlar a los señores del reino subterráneo de Xibalbá, escapando a la superficie y dando luz de esa manera a una nueva generación de hombres que abandonan la costumbre de celebrar sacrificios humanos.

El actor es el narrador pero además con gran agilidad expresiva pasa a interpretar a los principales personajes de la historia, matizando su actuación con baile y canto y valiéndose de media docena de instrumentos musicales. Pagura combina en su actuación una estética depurada, precisión en el uso del espacio, ironía refinada y utiliza todo su cuerpo como instrumento expresivo, transformándose con la rapidez de un rayo en uno que otro personaje mientras teja la trama de acción, terror, amor y magia.

 Ixquic, hija del Señor Cuchumaquic, Señor de Xibalbá, escuchó la historia de un dios que había sido transformado en un árbol, entonces lo visita clandestinamente y quedó preñada milagrosamente cuando el árbol le baña una mano con saliva. Es condenada a muerte pero huye de los guerreros que la persiguen y rescatada por su suegra, en cuya casa nacen sus dos hijos gemelos, que derrotarán finalmente a los Señores de la Muerte para luego ascender al cielo y convertirse uno en el sol y el otro en la luna.

El espectador atento no puede dejar de reconocer en la historia una evocación sutil a la ganadora del Nobel de la paz, Rigoberta Menchú.

Ficha técnico artística

Autoría:

Rubén Pagura

Actúan:

Rubén Pagura

Escenografía:

Irene Hernandez

Música:

Rubén Pagura

Utilero:

Rubén Pagura, Daniel Pretiz

Dirección:

Juan Fernando Cerdas

CELCIT
Moreno 431, CABA. Teléfonos: 4342 1026Web: http://www.celcit.org.ar

Entradas: $80 /$50. Viernes- 21 hs. Hasta el 26/04/2013.

 


RUBEN PAGURA


Actor, cantautor y dramaturgo. Cursó estudios de teatro en la Universidad de Costa Rica. Premios Nacionales al Mejor Actor Debutante (1973), al Mejor Actor (1975), al Mejor Grupo (Quetzal -1992), a la Mejor Obra Nacional (Memorias del ombligo del mundo-1992), al Mejor Actor (2009). Premio ACE de Argentina al mejor espectáculo extranjero –Temporada 1998/99– por “El viejo y el mar”. Se desempeñó como actor en gran cantidad de obras teatrales en Costa Rica desde 1972. Autor, junto con Juan Fernando Cerdas, de varias obras de teatro. Autor de nueve espectáculos teatrales-musicales presentados dentro y fuera de Costa Rica: “Cantata Centroamericana”, “El Cristo de las Indias”, “La Patria Grande” y “La historia de Ixquic”, “Función gratis”, “La originalísima historia del Justiciero Enmascarado”, “Te lo canto”, “Exorcismale”, “Julius” y “Romeo y Julieta” (Adaptación de la obra de William Shakespeare para actor y utensilios de cocina). Miembro fundador, en 1974, del Movimiento de la Nueva Canción Costarricense. Autor de más de 150 canciones para solista, espectáculos musicales y películas. Participó representando al país en numerosos festivales internacionales tanto de teatro como de canción. Miembro fundador del Teatro 56, del Taller Integral de Teatro, del grupo Pentadrama, del Proyecto Teatro y Música en las Comunidades (Municipalidad de San José) y del Teatro Quetzal.
Desde 1990 se desempeñó como actor y productor del Teatro Quetzal -con el cual realizó gran cantidad de giras internacionales por América y Europa– y como cantautor. En 2003 se disuelve el Teatro Quetzal y desde entonces ha creado y producido varios espectáculos teatrales y musicales, el último, “Romeo y Julieta”, en co-creación con Roberto White.



LA HISTORIA DE IXQIC se ha presentando en el V Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz, España en 1990; las IV Jornadas Iberoamericanas de Teatro de Caracas, Venezuela, el Festival Internacional de Teatro de Manizales, Colombia, el Festival Internacional de Teatro de La Habana, Cuba y el IV Encuentro Teatral Tres Continentes, Agüimes, Canarias, en 1991; en el VIII Festival Internacional de Teatro Hispano, Florida, U.S.A. y el Festival Internacional de Teatro Experimental de El Cairo, Egipto, en 1993; el II Festival Centroamericano de Teatro, Honduras, en 1994; el Festival Centroamericano de Teatro de San Salvador, El Salvador, en 2002, y en el Festival Centroamericano de Teatro de San José, Costa Rica, en 2010. Ha realizado giras y temporadas en Argentina, España, Costa Rica, El Salvador, Colombia, México, Guatemala, USA.

 Invitado por el Celcit, el teatrista y cantautor radicado en Costa Rica mostrará en Buenos Aires, de aquí a mitad de año, tres de sus espectáculos unipersonales. El primero de ellos es un montaje que versiona uno de los relatos contenidos en el libro sagrado de los mayas.



Recién llegado al país, el actor y director Rubén Pagura –un rosarino que ya lleva cuatro décadas de radicación en Costa Rica– se apresta a instalarse en Buenos Aires todo este año. Invitado por el Celcit, Pagura presentará en la sala de Moreno al 400 tres de sus espectáculos unipersonales, además de impartir seminarios de actuación. Con una extensa trayectoria como cantautor (fue uno de los fundadores del Movimiento de la Nueva Canción Costarricense) y como actor al frente del Teatro Quetzal, desde hace varios años Pagura trabaja por fuera del marco de contención de un grupo. Es que, según comenta en una entrevista con Página/12, el apoyo a la cultura que existió en otros momentos en el país centroamericano hoy se ha desvanecido, tornándose muy difícil sobrevivir en los límites del teatro independiente.



Creado en 1990, durante la primera época del Teatro Quetzal, La historia de Ixquic es  un espectáculo que continúa llevando en gira por América y Europa. Con él visitó Buenos Aires en los ’90, tomando parte de la primera edición del Encuentro Iberoamericano de Teatro, festival creado por Osvaldo Dragún en los años en que se desempeñó como director del Teatro Cervantes. Se trata de un montaje que versiona con técnicas de juglar uno de los relatos contenidos en el Popol Vuh, libro sagrado de los maya-quiché. Le seguirán a éste otros dos unipersonales: Romeo y Julieta (una versión interpretada con utensilios de cocina, a estrenarse en mayo) y, después de junio, Julius, monólogo sobre textos que el periodista checo Julius Fucik escribió en la cárcel poco antes de su muerte, durante la Segunda Guerra Mundial.



De adolescente, Pagura eligió quedarse en Rosario, en tanto su familia se trasladaba a San José de Costa Rica por cuestiones laborales. No tardó mucho en cambiar de opinión y reunirse con los suyos: por entonces le gustaba el rock, llevaba el pelo largo y sufrió la intolerancia propia de la época del gobierno de Onganía cada vez que, por su aspecto, terminaba en la comisaría. “Cuando llegué a Costa Rica me impresionó comprobar que no había ejército”, recuerda hoy. Al teatro llegó, según cuenta, con la idea de encontrar el mejor modo de expresarse en el escenario, tocando rock. Y si bien nunca abandonó la música, ya desde sus primeros años en el Teatro Universitario comenzó a intervenir en montajes teatrales. Sus primeros maestros fueron argentinos, discípulos de Dragún, y, más tarde, uruguayos –el recordado Atahualpa Del Cioppo, uno de ellos–, además de teatristas chilenos, llegados a Costa Rica luego del golpe a Salvador Allende. “Había un movimiento cultural muy importante en esos años –recuerda Pagura–, el país era una especie de oasis que se nutría con exiliados argentinos, uruguayos y chilenos.”

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