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Edgar Allan Poe y el alma oculta de la palabra

Edgar Allan Poe y el alma oculta de la palabra

             ¿Existen reglas que el escritor ha de observar al componer cuentos, poesías, novelas o artículos? ¿Es la imaginación un don de los dioses? ¿Por qué tan pocos escritores han podido describir con lujo de detalles su método de trabajo? Un misterio. Pero un escritor que sí lo ha hecho es Edgar Allan Poe. En su “Método de Composición” afirma que quizás la razón está en la vanidad de los autores: “Muchos escritores, especialmente los poetas, prefieren dejar creer a la gente que escriben gracias a una especie de sutil frenesí o de intuición extática,” dice. En cambio, es la lógica y la organización lo que inspira los fantásticos cuentos de Poe. “Sólo si se tiene continuamente presente la idea del desenlace podemos conferir a un plan su indispensable apariencia de lógica y de causalidad, procurando que todas las incidencias y en especial el tono general tiendan a desarrollar la intención establecida.”

            Antes de agarrar el lápiz (o la computadora), propone planificar todos los elementos esenciales del relato, desde el tono, los efectos, las combinaciones de acontecimientos, el desenlace:

            “Habiendo ya elegido un tema novelesco y, a continuación, un vigoroso efecto que producir, indago si vale más evidenciarlo mediante los incidentes o bien el tono--o bien por los incidentes vulgares y un tono particular o bien por una singularidad equivalente de tono y de incidentes--;luego, busco a mi alrededor, o acaso mejor en mí mismo, las combinaciones de acontecimientos o de tonos que pueden ser más adecuados para crear el efecto en cuestión.”

            Los cuentos y poesías de Poe son perfectamente fiel a su pensamiento--en los comienzos especialmente:

            “Una vez, en una taciturna medianoche, mientras meditaba débil y fatigado, sobre un curioso y extraño volumen de sabiduría antigua, mientras cabeceaba, soñoliento, de repente algo sonó, como el rumor de alguien llamando suavemente a la puerta de mi habitación…) (El Cuervo)

            “Nervioso, terriblemente nervioso había sido y soy, pero: ¿Ustedes, por qué dicen que yo estoy loco?” (El Corazón Delator)

            Más allá de los temas elegidos, el escritor ha de buscar siempre lo bello: “”el placer a la vez más intenso, más elevado y más puro no se encuentra--según creo--más que en la contemplación de lo bello. Cuando los hombres hablan de belleza no entienden precisamente una cualidad, como se supone, sino una impresión: en suma, tienen presente la violeta y pura elevación del alma--no del intelecto ni del corazón…”

            Sin embargo, buscar la belleza es una tarea racional: “…considero la belleza como el ámbito de la poesía, porque es una regla evidente del arte que los efectos deben brotar necesariamente de causas directas, que los objetos deben ser alcanzados con los medios más apropiados para ello--ya que ningún hombre ha sido aún bastante necio para negar que la elevación singular de que estoy tratando se halle más fácilmente al alcance de la poesía. En cambio, el objeto verdad, o satisfacción del intelecto, el objeto pasión, o excitación del corazón, son mucho más fáciles de alcanzar por medio de la prosa--aunque, en cierta medida, queden también al alcance de la poesía.”

            Ahora bien: sucede según Poe “la belleza, en su desarrollo supremo, induce a las lágrimas, inevitablemente, a las almas sensibles. Así pues, la melancolía es el más idóneo de los tonos poéticos.”

            Lo cierto es que cada escritor es un universo poblado de sus propios conceptos, sensaciones, urgencias y formas de trabajar. Podríamos agregar que en la creación artística siempre subyace el niño y el asombro: la creación nace de nuestras entrañas y busca salir del cuerpo que la ha nutrido para contemplar las estrellas.

1 comentario

Agustín Romano -

Importantísimo es el método de Poe, se siga no a pie juntillas.
Por su atención al oyente, por la unión de todos los procedimientos para provocar un efecto en el receptor. Por su propuesta, lograda por el genio de Poe, de interesar al gran público y a la crítica. En consecuencia, por su posibilidad de hacer una lectura amplia y las más refinadas. Y en especial por su consejo, tan importante en las obras narrativas, de que el escritor conozca el final del texto parqa diseminar desde el comienzo de la escritura la red de indicios, propia del creador del género poticial.
Vaya nuestro homenaje a Edgar Allan Poe.