Irak: cómo hacer de una derrota una victoria...(una opinión)
El gobierno de Presidente George Bush, como se sabe, "inventaba" la guerra contra Irak en base a una serie de dramáticas acusaciones nunca verificadas y ahora, casi como una cuestión de honor, Washington intenta presentar una derrota como una victoria. Si no fuera por los miles de víctimas y la virtual destrucción del país invadido, uno podría imaginar semejante barbaridad como un juego linguístico, como un jugoso juego teatral escrito por William Shakespeare.
"Aquellos que creen que la batalla en Irak está perdida, probablemente señalarán el desempeño insatisfactorio en algunos de los puntos de referencia políticos," intentaba justificar Bush el 13 de julio mientras alrededor de 70% de los norteamericanos opinaban que había llegado la hora de salir del pantano. En el informe Bush tuvo que admitir que ni con los 170.000 tropas norteamericanas en el país podría imaginar una victoria cercana y clara. Sin embargo pidió nuevamente el apoyo por una guerra que ya ha costado la vida de más de 3.500 soldados norteamericanos y miles y miles de civiles en el país invadido.
Además, insistió en la necesidad de seguir buscando una victoria que parece cada vez más como una sangría interminable y para justificar semejante obsesión ha presentado un informe repleto de verdaderas joyas. Por ejemplo: el informe ve como uno de los "éxitos" en Irak el gasto de 10 mil millones de dólares para los "proyectos de reconstrucción, incluyendo la entrega de servicios esenciales en forma equitativa." (The Independent).
Curioso planteo, pues, el periodismo da cuenta del virtual colapso de la infra-estructura del país debido no sólo de la lucha de la insurgencia contra la ocupación de las tropas de los Estados Unidos, sino la entre las diferentes fracciones religiosas en el país.
"En sólo un trecho de oleoducto entre Bagdad y Baiji, encontramos 1.488 agujeros," dijo el ministro de Petróleo de Irak, Hussein Shahristani. Nadie en Washington admite en público que una importante razón justificando la invasión fue asegurar fuentes de petróleo. No parece que la guerra ha cumplido siquiera con ese mandato.
Sin embargo, en público los hombres de Bush justificaban la "invasión preventiva" explicando que la acción militar era necesario para acabar con el terrorismo, no obstante las versiones periodísticas que dudaban de la influencia de los seguidores de Ben Laden en Irak. Una retirada tendría consecuencias no sólo en Bagdad: podría poner en duda toda la teoría de las "invasiones preventivas" elaborada con tanto cuidado durante los dos mandatos de Bush.
Muchos voces en el Partido Demócrata, y analistas independientes en Europa, ahora aseguran que a pesar de la llamada "guerra contra el terrorismo" los hombres del adversario número uno de Washington han crecido de tal forma desde el ataque de 11 de septiembre que su poder quizás sea más fuerte no sólo en Irak sino en todo el mundo.
Lo que queda por ver es qué hará el gobierno que toma las riendas del poder luego de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, en las cuales seguramente tomará posesión de la silla presidencial algún político que aboga ahora por una retirada gradual o no tan gradual de Irak.
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