Profesor opina sobre el conflicto entre el gobierno argentino y los productores agrarios
Múltiples interpretaciones suscita el reciente y prolongado enfrentamiento entre el gobierno de la Presidenta Argentina y productores agrícolas y la oposición.
Nos llamó poderosamente la atención una opinión crítica publicada el 29 de julio en Página 12, un diario que mantiene una posición cercana al gobierno.
En una nota titulado “Vencedores y vencidos,“ el economista Claudio katz, profesor de la Universidad de Buenos Aires, señaló que “el bloque conservador se impuso primero en la calle y con esta presión extraparlamentaria definió el voto en el Senado.”
(El gobierno peronista de Cristina Kirchner intentó durante más de tres meses imponer un incremento para las retenciones agrícolas mediante un esquema móvil según suben o bajan los precios en el mercado internacional. La medida apuntó especialmente a la soja, un producto de tal rendimiento en el mercado internacional que ha comenzado a desplazar a otras actividades rurales.)
“El ruralismo ganó,” dice Katz, “porque canalizó un giro de la clase media que comenzó con Blumberg, se reforzó con el triunfo de (Mauricio) Macri (en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) y ha desembocado en una revuelta conservadora embanderada en la rentabilidad.
“La ideología derechista se comprobó en los cacerolazos de teflón que enaltecieron a ‘la patria’ y repudiaron a ‘los tiranos’, bajo una cobertura televisiva que descubrió cuán legítimo es cortar las rutas cuando hay gringos y tractores.”
Señala a continuación que a diferencia del pasado, la crisis no incluyó catástrofes financieras ni hiperinflación. Por lo tanto la coyuntura económica abre cierto espacio de reconstitución del Gobierno, en el cual la derecha piensa insertarse.
“El Gobierno se jugó a todo o nada y soportó una cachetada mayúscula. Ha perdido base electoral, popularidad, control parlamentario y dominio sobre varios gobernadores.”
Se refiere a la derrota de un proyecto de ley presentado en el Congreso y rechazado gracias al voto negativo del vicepresidente Cobos, cuyas simpatías están con la Unión Cívica Radical--partido dividido entre sectores que apoyan y se oponen al gobierno de Cristina.
Para Katz “el retroceso de los Kirchner (Néstor Kichner era el presidente anterior a Cristina, su esposa) es atribuido a la obcecación, el capricho y el autismo….Durante la confrontación, el Gobierno osciló entre la concesión económica y la provocación política. Desplegó gestos autoritarios mientras aceptaba todos los pedidos de sus adversarios, con excepción de la emblemática resolución 125 (sobre las retenciones).”
El profesor concluyó que “la principal causa del fracaso oficial fue la negativa a incentivar una movilización popular fuera del marco regimentado del justicialismo, la CGT (Central General de Trabajadores) y las organizaciones cooptadas.”
Aquí Katz encuentra la razón que explicaría la supuesta derrota del gobierno: “jamás se distanció de los banqueros e industriales que exigieron poner fin a la confrontación. Esta alianza impide la proclamada redistribución del ingreso.”
La Presidenta proclamó una y otra vez durante el conflicto que iba a emplear los aumentados ingresos para efectuar una redistribución de los ingresos--todavía muy diferenciados entre los que más ganan y la masa de pobres y marginados.
Luego Katz agregó otro elemento de la derrota: “el triunfo derechista se consumó por la desconfianza popular hacia los discursos divorciados de la práctica que emite el Gobierno. El olfato popular percibe que las trampas del INDEC (institución a cargo de establecer los índices de aumento en los precios) apuntan contra la movilidad de los salarios y no sólo contra la renta de los títulos indexados. La impronta enemista del tren bala tampoco pasa inadvertida y la conversión de estrechos aliados en repentinos enemigos acentúa esa falta de credibilidad.”
En una crítica fuerte, afirma que “el transfondo del problema es el agotamiento del peronismo como movimiento popular. Esa estructura permite ganar elecciones y manejar el Estado, pero ya no despierta entusiasmo.”
El carácter netamente conservador del movimiento contra las retenciones, según Katz, fue expresado a través de las demandas por eliminar un impuesto a la renta agraria, los protagonistas (la Sociedad Rural) y los métodos de la protesta (mediante lockout empresarial). Pero “los peones trabajaron mientras sus patrones cortaban rutas, reclamando mayores ganancias y no mejores salarios. Los denominados ‘pequeños productores’ constituyen en realidad un segmento capitalista, que jerarquizó sus intereses comunes con los grandes propietarios y contratistas, al exigir la anulación de las retenciones móviles.”
Lamenta el profesor que durante los cuatro meses que duró el enfrentamiento el país quedó polarizado pero no emergió una tercera alternativa de rechazo del ruralismo conservador y crítica al Gobierno.
“Un cúmulo de confusiones políticas impidió la gestación de esa opción. Pero nunca es tarde para gestar esa alternativa al nuevo escenario que ha dejado el conflicto.”
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