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Buenos Aires Jaque Press, en inglés y español

Un niño sufre hambre en un país productor de comida...

 Cansado de ver la tele, cansado de oír la radio, cansado de los discursos políticos, impaciente, perturbado, el personaje se levanta y se dirige hacia la calle, compra un diario, lo tira al piso, dobla su cintura para leer nuevamente un título, deja endurecer sus piernas y continúa su marcha.

 

Ese mismo día los técnicos en la fundación Arcor y la Universidad Católica terminaban de sacar el barómetro de la Deuda Social argentina: más de cuatro de cada diez chicos entre 0 y 17 años viven en hogares que no pueden acceder a una adecuada alimentación...

 

 

El personaje es esposo, trabaja desde hace13 años en una empresa de seguros de vida, ya no piensa en nada especial, es fanático de Racing Club, conversa muy poco con su mujer, su panza se agranda todos los años, sus ojos brillan cuando maneja su nuevo teléfono móvil de última generación, y a veces, muy pocas veces, habla con el vecino. El tema: la seguridad, la calle, el caso del jubilado de 89 años muerto a tiros hace seis meses.

 

Sin embargo, ahora dice algo diferente:

 

--No puede ser, no puede ser...

 

--¿Qué cosa?

 

--Que exportamos trigo y soja y maíz y carne y frutas y leche y tenemos niños hambrientos. No puede ser. Estamos en Argentina de las vacas y los granos. No puede ser. Ya no entiendo nada.

 

--Y bueno...¿qué podemos hacer?

 

Muy buena la pregunta. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué puede hacer un país, conocido productor agrícola, para que sus niños no sufran hambre?

 

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