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Buenos Aires Jaque Press, en inglés y español

En medio de la crisis el capital multinacional compra tierra agrícola en el tercer mundo...

      Ya no es un secreto que en tiempos de crisis los pobres sufren mientras los ricos aprovechan para imponer nuevas reglas o modificar las actuales a su beneficio y antojo. Todos los días en los medios de comunicación salen nuevas estafas orquestadas  por bancos, instituciones financieras e inversionistas de todo índole...mientras los gobiernos centrales se dedican a rescatarlos imprimiendo millones y millones de divisas. Y ahora, si hacía falta, salen corporaciones de los países "desarrollados" a comprar o alquilar tierras en países pobres para exportar productos alimenticios a sus países de origen...
  
    Llama la atención: las ideas de “neo-liberalísimo” y globalización nacieron en el seno de las corporaciones multi-nacionales, por ejemplo, la baja de impuestos corporativos, la eliminación de las trabas a la exportación de capitales, el surgimiento de “hedge funds” y el muy lucroso negocio de los “paraísos fiscales,” para nombrar sólo algunos ingredientes en el menú de la “nueva” derecha.
 
   Cualquier país en el tercer mundo que hubiera intentado emplear dinero del Estado para salvar la vida de sus bancos o casas financieras, o peor, si hubiera “nacionalizado” industrias en crisis, hubiese sido tachado de “populista” o “radical.” Y sin embargo es lo que se están haciendo en los Estados Unidos y Europa para mitigar los efectos de la crisis.
 
   Si los Estados Unidos o Europa usan dinero del tesorero, o imprimen "cash" para salvar a las empresas en peligro de quiebra, no cabe duda que la finalidad es salvar el sistema económico, que ellos llaman “de mercado,” es decir, el sistema capitalista. Pero detrás de la “crisis” hay otros movimientos, es decir, dialécticamente acciones previas a la crisis actual que comenzaron a forjar un nuevo esquema de poder.
 
   Un ejemplo: hace ya tiempo las multinacionales tienen sus ojos puestos en conseguir tierras en países pobres para la producción de alimentos para la población en los países centrales. Tal vez el caso más patético sea en Madagascar, país-isla en África, donde el ingreso por persona con mucha suerte llega a $1 dólar por día, con 70% de la población bajo el umbral de pobreza, según las Naciones Unidas. Pues, allí la empresa Daewoo negocia con la finalidad de alquilar nada menos que 1,3 millones de hectáreas de tierras...para producir maíz, arroz, y otros productos para Corea del Sur.
 
   Según información de France Press, otras corporaciones multinacionales interesados en este nuevo tipo de colonialismo, incluyen el bano Morgan Stanley, Lkouis Dreyfus, Landkom, Black Earth Farming, y otros. Si bien el ultra neoliberalismo ha entrado en crisis en los países centrales, la globalización y las instituciones financieros mundiales no dejan de presionar a los países en la periferia para que dejen de imponer impuestos a la exportación de granos, y que permitan la compra o el alquiler de tierras para la producción de alimentos con destino a los países desarrollados.
 
   En Argentina ya se ha visto desde tiempo la compra de tierras por individuos o corporaciones, como la anticipación al nuevo modelo de poder, y por supuesto los mismos grupos reclaman contra el gobierno argentina por mantener impuestos a la exportación de granos. Más allá del significado social y cultural de este nuevo movimiento, existe un claro peligro de destrucción y modificación del medio ambiente con la entrada de grandes corporaciones sembrando la tierra comprada o alquilada con semillas genéticas, destruyendo bosques naturales para el cultivo 0 utilizando los granos ya no sólo para alimentar los países ricos sino para producir “nafta verde” para sus coches.
 
  Hong jong-wan, ejecutivo de Daewoo, fue muy claro cuando explicó que “Queremos plantar granos allí (en Madagascar) para garantizar nuestra seguridad alimenticia. El alimento puede ser un arma en este mundo.” Parece ciencia ficción, pero sin lugar a dudas marca una clara dirección. Habría que esperar una entrada cada vez más agresiva de las multinacionales que en el tercer mundo se dedican al cultivo y fabricación de productos alimenticios.

    Las cifras que marcan este nuevo tipo de colonialismo son muchas, pero para lograr una idea general sobre lo que está sucediendo podemos citar el caso de  Argentina—una situación que con otras cifras se repite en muchos otros países del tercer mundo: en Argentina tan sólo 4 mil personas son dueños de 74 millones de hectáreas agrícolas, según el Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente.

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