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Acerca del encuentro entre Paprika y el Ruso en el bosque Impenetrable

Acerca del encuentro entre Paprika y el Ruso en el bosque Impenetrable

    Después de la tormenta Paprika (el autor de este relato) tuvo una rara sensación de tranquilidad, pensando en la paz, el perfume de las rosas, en las delicias del amor; pensando en la belleza del medio ambiente natural después de las lluvias, en la ley de gravedad, en el brillo de los astros, en la poesía de Pablo Neruda, "puedo escribir los versos más tristes esta noche," en las interminables guerras de los seres humanos, en la eterna lucha por el poder, por algún pedazo de tierra, por el petróleo,  es decir, Paprika entró en un estado mental algo enrarecido, con ideas enfrentadas, y fue en medio de semejantes deslizamientos mentales que apareció el Ruso, un grandote sesentón de ojos azúles.

   Perdón. Los relatos siempre suceden en algún lugar específico que el autor debe mencionar, en la playa, la oficina, la fábrica, el bar de la esquina, en el baño, en la cama... Bueno, el Ruso y Paprika estaban bañándose en una pileta de agua termal en un pueblo pacífico de Entre Ríos, Argentina,  a las cinco de la tarde, (bien, entonces ahora tenemos el tiempo y el lugar) gozando de la paz que impera después de las tempestades, intercambiando ideas sobre el mundo, sobre las finanzas, sobre los sistemas económicos, el capitalismo, el socialismo, la política, la contaminación exorbitante de las fuentes de agua, de los campos, opinando con racionalismo inédito sobre el sexo, si los abuelos pueden seguir gozando del placer, el sexo como secreto absoluto de la vida, sobre las mil variedades de mujeres, claro, y sobre el arte, la literatura, si Shakespeare y Cervantes escribían todas sus obras con plumas de ganso, si las mismas plumas se usaban en el momento de expulsar del cuerpo ciertas sustancias, si uno puede vivir sin el amor, desfondando en la esencia del consumerismo, si tener un coche último modelo puede reemplazar un beso apasionado, si el capitalismo piensa transformarse y preocuparse por la tercera parte de la humanidad que llega al fin de mes con la panza gruñiendo, en fin, si la vida al final tendría algún sentido. Después, el Ruso miró al cielo y dijo:

--Ella murió hace cinco años.

  --¿Quién?

--Mi mujer.,

--Un golpe fuerte.

--Era una mujer fantástica. Eramos dos en uno.

--¿Una sinfonía?

--Murió sin aviso. Fue terrible. Lloré largamente. Me costó sobreponerme.

--Imagino.

--¿Y ahora?

--No soporto la piel de las minas de 60, las arrugas, siempre veo ella.  Está en todas partes, como si no hubiera muerto.Tenía piel suave, de oro. Era una santa...

--¿Entonces?

--Y...con $200 pesos uno puede pasar la noche con una reina...

--¿Y olvidar?

--Imaginar, dejar pasar la soledad. No puedo olvidar. En fin. La vida tiene sus momentos.

--Entiendo.

--Yo soy Paprika.

--Mucho gusto.Me llaman "el Ruso."

--¿Por sus ojos azúles?

--Soy hijo de imigrantes, rusos.

--¡Ahora más argentino que Gardel!

--No canto. En todo caso, el chamamé me llega más que el tango...He estado en casi todas las provincias, sabe. Soy profesor de oficios, de carpentería, plomería, me gusta trabajar con mis manos, enseñar a otros. Pero es terrible lo que pasa ahora.

--¿La violencia?

--Bueno, sí, pero más que la violencia la indiferencia. ¿Sabe una cosa? Estamos fabricando pobres en vez de sacarlos de la pobreza. Tendríamos que hacer como los comunistas en China, qué sé yo, algo hay que hacer...

 --Hmm. ¿Ha estado en todas las provincia? Habrá visto muchas cosas... ¿En la selva también?

--En el bosque impenetrable he estado. Es una pena muy grande, pues la están tallando de una manera impresionante. Es una vergüenza. Pobres animales. Huyen. ¿Qué van a hacer?

--Sí, me han dicho que las víboras también, después la matan y vienen las ratas..

--Se cierto...los indígenas mueren de hambre porque huyen los animales y se quedan sin alimento...¿Sabe una cosa?

--¿Qué?

-- Hay víboras de cuatro metros en la selva que suben a los árboles y se tiran a sus víctimas.

--¡Ufa!

--Por eso.Hay que saber cómo manejarse en la selva. Acá se quiere entregar los bosques a las empresas de afuera, a unos señores que no entienden la selva, entienden cómo ganar guita, pero no entienden la selva. Yo le digo hay muy poca gente que saben las leyes de la selva. Usted habla de las víboras. Una víbora puede atacar a un hombre, pero no hay que ponerla en el campo enemigo, sabe. Me contaron sobre un caso. Una víbora saltó sobre el cuello de un tipo. El hombre se quedó quieto, tranquilo, luego sacó el cuchillo y la apuñaló aquí. (mostró con su mano derecha su garganta) La víbora huyó. No la mató. En la selva se mata para sobrevivir. Afuera, en las ciudades, se mata por cualquier motivo. Podemos aprender mucho de la naturaleza pero..¿qué hacemos? La pasamos por la hacha, sin darnos cuenta de que al cortarla estamos apuñalando a nosotros mismos.

 

     

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