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Marta Irene S. de Gasparini: "Violencia familiar"

“La violencia y el maltrato dentro de la familia no constituyen un fenómeno excepcional, sino un gravísimo problema social, teniendo en cuenta que alrededor del 50% de las familias sufre o ha sufrido alguna forma de Violencia Familiar,” dice Marta Irene S. de Gasparini en su libro “Violencia Familiar.”

La autora señala además que la violencia golpea sus víctimas “sin distinción de nivel social, cultural, económico.”

Casi a diario, los medios masivos de comunicación resaltan en grandes títulos negros y macabros hechos de violencia:  

“Antes de irse, la pateó y le gritó: No me denuncies.” (Clarín 24/10/11)

“Sale de la cárcel y ataca otra vez a su esposa.” Clarín 25/10/2011

Bajo el título de “Más víctimas de la violencia machista,” el 22 de noviembre del año en curso el diario Página 12 publicó una nota que comienza de la siguiente manera: “María Laura Córdoba tenía 20 años y vivía en Villa Hipólita, provincia de Santiago de Estero. El 1° de enero de este año la asesinaron a golpes de puño y puntapiés. La ataron a un árbol y la quemaron con un hierro caliente…”

Según el Observatorio de Femicidios en Argentina de la Casa del Encuentro hubo 230 femicidios de mujeres y niñas hasta el 31 de octubre en el país, un diez por ciento más que en el mismo período del año anterior. Llamativamente en la mayoría de los casos se señala como presunto agresor al marido o al novio y, en segundo lugar, a la ex pareja de la víctima. Al menos 174 niños y niñas quedaron huérfanos en los primeros diez meses del año debido a actos de violencia doméstica.

Semejante ferocidad machista no es en absoluto exclusiva de Argentina. Si bien los porcentajes son más bajas en culturas no occidentales, no hay nación que no tenga un historial nefasto de violencia azotando a mujeres y niños.

¿Por qué?  ¿Cómo se explica el ensañamiento contra los miembros menos protegidos de la familia?

La agresión en su forma más visible es física pero previamente existen  muchas otras facetas: Dice Marta Gasparini en su libro que la agresión sucede a través de sucesivas etapas: “la primer etapa de la violencia es sutil, toma la forma de agresión psicológica. Consiste en atentados contra el autoestima de la mujer: el agresor la ridiculiza, ignora su presencia, no presta atención a lo que ella dice, se ríe de sus opiniones o de sus iniciativas, la corrige en público, la compara con otras personas, etc.”

Conductas de este tipo debilitan progresivamente las defensas psicológicas de la víctima, tiene miedo a hablar o de hacer cosas por el temor a las críticas, se deprime. Después aparece la agresión verbal. El agresor denegra e insulta a la víctima, la ofende criticándole el cuerpo, la llama “loca” y comienzan las amenazas.

“A continuación comienza la violencia física. Él la toma del brazo y se la aprieta, ocasionalmente finge estar jugando para pellizcarla, para producirle hematomas, zamarrearla, empujarla, tirarle el  pelo. En cierto momento le propina una cachetada con la mano abierta. Posteriormente continúan las trompadas y las patadas. Comienza a apelar a objetos para lastimarla. En medio de toda esa agresión sobreviene la exigencia de tener relaciones sexuales. Ocasionalmente, la viola cuando está dormida.” Si la escalada de violencia continua es susceptible de culminar en homicidio de la víctima y a veces en el suicidio del agresor.  

Según los estudiosos en los países donde se investiga el tema, hasta el 50% de las mujeres en una relación íntima son maltratadas, una figura asombrosa.

En general las mujeres asumen actitudes huidizas frente a la agresión masculina: tratan de complacer al hombre, tienen miedo de denunciarlo, se deprimen y la sociedad tiende a culpabilizar o responsabilizar a la víctima mediante argumentos prejuiciosos o estereotipados. Incluso a veces se llega a confundir la situación de la mujer con alguna enfermedad mental. Además, si la víctima denuncia el caso ante la policía puede recibir risotadas de los oficiales que la atienden.

“Es necesario tener presente que la mujer golpeada ignora su propio síndrome,” continua Gasparini, “y considera que su problema le corresponde solo a ella: se ve a sí misma con la imagen estereotipada que la sociedad usa para ridiculizar a la mujer maltratada. De tal manera, se va tejiendo la “conspiración del silencio” entre víctima, victimario e instituciones, todos influidos por prejuicios y mitos.”

¿Qué pasa con el hombre violento? Según Gasparini “los hombres violentos no asumen la responsabilidad de sus actos, y por ende no suelen requerir ayuda para solucionar su problema. No consideran el problema como propio, atribuyendo la responsabilidad a la esposa, los hijos, la familia, el trabajo, los vecinos, etc.”

¿Si bien la sociedad ha avanzado mucho en otros aspectos, por qué persiste tanta violencia doméstica? No es fácil contestar la pregunta. No es un mal que ataca a algunos sectores sociales y no a otros, ya que la violencia doméstica azota a todas las capas de la sociedad independientemente de clase social, educación o nivel cultural.

Para empezar a buscar la razón de tanta violencia quizás habría que comenzar por el poder. El golpeador intenta ampliar su poder, establecer su dominio a expensas de los integrantes más débiles del entorno familiar.

En la sociedad moderna hay una omnipresente simbolización de la lucha por el poder, una lucha que penetra visceralmente en todos las estructuras. Los varones crecen a través de juegos de poder. Los países dominantes emplean amenazas primero e invasiones después para asegurar su influencia en zonas empobrecidas del mundo, ricas en materias primas; las guerras predican el odio y los ganadores establecen las reglas del juego político y económico; la lucha por el poder se ve encarnizada en las películas, el marketing y la sociedad de consumo tensionan la competencia y la lucha por poseer cosas; los grandes intereses financieras y políticas, como así también los medios de comunicación, la manipulan la información a favor de la lucha sin fin por el poder…

El libro de Marta Irene S. de Gasparini es un aporte muy valioso a un tema que hasta ahora ha sido bastante marginado del eje de consideración de políticos y observadores sociales.

 “Violencia Familiar,” Marta Irene S. de Gasparini, Editorial Universitaria, Universidad Nacional de Misiones, Posadas, 2007. Tel/fax (03752) 428601. Email: edunam-admini@correo.unam.edu.ar / edunam-direccion@correo.unam.ed.ar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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