Una rosa, una espina...
Observamos una rosa...
buscando el sol,
derrochando su perfume...
escondiendo sus rudas espinas.
Observamos una rosa:
¡Como se flagela en el viento,
agitando metáforas lúdicas,
creyendo ser imagen y forma
del amor eterno,
inocente y puro!
¡Atención!
A la sombra, de noche...
oculta, prepara
el ataque mortal
contra su amante,
penetrándolo con sus
filosoas y venosas
espinas, albergadas
debajo de sus pacíficos
petálos de seda.
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