Jorge "Coco" Altamirano, cantante
"La Mazamorra, ¿sabes?, es el pan de los pobres,
la leche de las madres con los senos vacíos,
yo le beso las manos al Inca Viracocha
porque inventó el Maíz y enseñó su cultivo…"
-Antonio Esteban Agüero--
El sol se prepara para dormir entre las nubes blancas, grises y negras que bailan sobre los picos y cumbres de la sierra de Comechingones. Abajo, en Merlo, un pueblo de microclima en la provincia de San Luis, se está por iniciar el festejo conmemorando los 89 años del nacimiento de uno de los más grandes poetas argentinos: Antonio Esteban Agüero, ecologista, amante de los bosques, de los pájaros, de las hierbas, del agua de manantial, del sol y de la luna.
Jorge "Coco" Altamirano, el encargado de la "Casa del Poeta Agüero," un hombre alto, amable, de voz honda y modulada, cantante, conocedor y amante de los versos del poeta, invita a los visitantes que pasean admirando la arquitectura colonial del edificio, a una charla gratuita sobre la vida y la obra de Agüero, un escritor descendiente de españoles e indígenas, cuya voz resuena fuerte en la conciencia de los antiguos pobladores de Merlo.
--¡Adelante! ¡Adelante! Les invito a esta charla para conocer la casa del poeta y hablar sobre la vida de Antonio Esteban Agüero…
--¿Es una réplica o la misma casa del poeta?
--Es la misma que habitaba Antonio. La hemos arreglado un poco, el piso especialmente, y la hemos adornado con los muebles que usó el poeta. Dejó una obra maravillosa pero lamentablemente hasta ahora desconocida. Murió muy joven, a los 53 años, en la década de los '70. De haber vivido tendría hoy 89 años. Se han publicado apenas cuatro libros, que no llegaron nunca al gran público. De todos modos, dejó una obra inédita muy grande y exquisita. Por eso la gente de Merlo lo ha llegado a conocer como uno de los grandes de la poesía latinoamericana, sin que en el resto del país se haya conocido su obra.
--¿Nació aquí mismo?
--No. Nació en 1917, en Piedra Blanca, un pueblo a seis kilómetros de Merlo. Dos años después muere su padre y se viene a esta casa a los dos años.
En efecto, el poeta mismo, de magistrales pinceladas, explica:
"He nacido y me he criado entre montañas. Todos mis días han transcurrido en íntimo contacto con la madre naturaleza al amparo de los viejos árboles. Mi actitud hacia ellos fue siempre, desde mi primera infancia, una extraña clase de amor…Conozco los secretos del bosque, la soledad que fluye de los viejos troncos vegetales a la manera de una fragancia íntima, el silencio absoluto, bárbaro y delicado de la montaña donde el menor ruido, el más leve sonido, asume de pronto la importancia de un trueno terrible. Conozco cada hierba, cada florecilla silvestre, cada bestezuela, la época de celo y de nidificación de cada especie de pájaros, el canto diverso de cada corriente de agua, la forma y el color cambiante de las nubes, y toda música que hay en el aire…."
Tanto fue su amor por la naturaleza, que Antonio prácticamente no escribió poesías de amor. Su padre murió víctima de la epidemia de la gripe española que asoló al mundo en ese momento.
Jorge Altamirano respira profundamente, sus dedos recorren su guitarra, luego continúa relatando la historia:
--Esta casa era de los abuelos maternos. El abuelo tenía una biblioteca grande en esta misma habitación y aquí se comenzó a gestar el destino de Agüero. Era lector precoz. Se pasó su juventud leyendo y es en esta habitación donde adquiere el conocimiento, el manejo del idioma. Sus padres eran maestros y poetas. Desde muy jovencito iba por las calles de Merlo con total desenfadado diciendo y componiendo poesías. Y bueno, la gente del pueblo decía que el niño estaba medio loco. Pero el niño Agüero llegó a ser ministro de gobierno, constituyente, ministro de cultura y educación, era maestro y definitivamente no estaba loco. Era un hombre libre simplemente y sobre todas las cosas, poeta.
Luego, el encargado tomó la guitarra y cantó y encantó al público con una parte de una cantata de 25 minutos sobre "El abuelo," un árbol algarrobo de entre 800 y 1.200 años muy querido por su familia: .
--"La cantata al Abuelo Algarrobo" es una de sus obras maestras, un himno a la ecología no superado hasta el momento. Comienza así:
"Padre y Señor del Bosque,
Abuelo de barbas vegetales,
yo quisiera mi canto como torre
Para poder alzarla en tu homenaje;
no el canto pequeño de la flauta
dulce, delgada, suave,
la de cantar la rosa y la muchacha,
sino el canto del mar, un canto grave,
con olores de vida y con el pulso
musical y viviente de la sangre.
Algarrobo natal. Abuelo mío.
Hace mil años la paloma trajo
la menuda simiente por el aire
y la sembró donde Tú estás ahora
sosteniendo la Luz en tu ramaje
y la Sombra también cuando la noche
en larga lluvia de luceros cae.
Así naciste. Cuando tú crecías
la región era bosque impenetrable,
con oscuros guerreros que danzaban
junto a los fuegos al caer la tarde
y con nombres diaguitas en los ríos,
sobre todas la bestia y las aves,
una tierra sin mapas ni ciudades,
donde dioses sedientos presidían
al cortejo y el ritmo de la sangre
que vertían pintados hechiceros
para aplacar cóleras solares.
En tiempo aquél la arena numerosa
que festonea las playas litorales
ignoraba las máscaras de proa,
las amarras y el ancla de las naves,
sólo sabía de los pies desnudos
y de la huella digital del ave;
era cuando los ríos conducían
lentas piraguas sobre remos suaves
más no la ambición del maderero
que asesina al futuro en el obraje
y convierte en silencio de moneda
la rumorosa fiesta de los árboles;
por ese entonces, mientras Tú crecías,
Algarrobo natal, Señor y Padre,
la tierra nuestra en libertad vivía
hacia todos los rumbos cardinales,
desde el paraje que el Ceibo ruboriza
desde el país del Ona y la Ballena
hasta el infierno vegetal de Cáncer,
desde el paraje que el Ceibo ruboriza
a la región que señorea el Huarpe.
Sin conocer ejidos ni parcelas,
ni muro torpe o codicioso alambre,
donde el hombre y la bestia convivían
estrechados por lazos fraternales,
y la luna era Quilla y el Sol Inti,
el día joven y la noche grande.
Así creciste un día y otro día,
hacia abajo y arriba, penetrante,
con las raíces cada vez más hondas
y la copa más alta y dominante,
en crecimiento que fue dura guerra
sostenida y ganada a cada instante
contra el viento del sur y la sorpresa
del rayo azul y su puñal tajante,
contra el cierzo de julio que traía
los rebaños de nieve trashumantes,
contra la sed en el ardor de enero,
cuando gentes y plantas implorantes
alzan ojos y hojas a las nubes
por si las nubes sus entrañas abren
y la lluvia se vierte generosa
en licor de celestes manantiales.
Pero ya Tú eres lo que ahora miro
Algarrobo natal, Señor y Padre!
Con estos ojos que el amor habita
Y los otros secretos de la sangre:
Un árbol rey, un árbol solo, el Árbol
Sin edad en el tiempo y en el aire,
A cuya sombra hace doscientos años
A favor de un designio inescrutable
Se fundó mi casona solariega
Sobre honrada cimiento de linaje."
Luego de los aplausos, Jorge comentó:
-- Realmente Agüero tenía figuras poéticas y metáforas muy bellas. Era un pintor de la palabra. La cantata termina en una fiesta:
"…así yo quiero terminar la
Boda, asistido por
Ángeles del canto
Algarrobo mortal
Abuelo nuestro catedral de los pájaros."
Luego explicó que el padre de Antonio era Francisco Antonio Agüero, español de Castilla, que se casó con una princesa indígena de la zona. Y esa unión generó una genética muy fuerte de parte de la primera abuela india, pues Antonio estuvo muy orgulloso de sus marcados rasgos aborígenes.
Alguien pregunta sobre la poesía "La Mazamorra." Jorge contesta:
--Antonio dice que la mazamorra es el pan de los pobres porque no hay otra comida más barata. Se dice que es la leche de las madres de senos vacíos porque el jugo de la mazamorra substituye la lecha materna. Es un alimento muy potente. La gente del campo conoce muy bien sus propiedades. Dicen que si la quiere perfecta, hay que cocinarla en olla de barro, con amor, pues ninguna cosa importante se hace sin amor. ¿La magia? Cuando uno come la mazamorra uno debe sentir las mismas cosas que siente el abuelo cuando la come.
Agüero tenía preocupaciones políticas, pero desde la poesía. Esa más:
--"El Capitán de los pájaros," es la poesía más hermosa que he leído en mi vida y por esa obra estuvo preso en 1952. Alguna mente enferma leyó el poema e hizo la denuncia ante la Policía Federal, alegando que Agüero estaba reclutando un ejército para derrotar al Presidente Juan Domingo Perón. Y ese mismo poema fue utilizado en la campaña de un ex presidente, riojano, alto el hombre, rubio, de ojos celestes (dice con ironía) Carlos Saúl Menem, quien puso de moda la frase "el hambre de los niños pobres y la tristeza de los niños ricos."
El poema dice:
"Yo, Antonio Esteban Agüero,
Capitán de los pájaros,
General de livianas mariposas,
estoy en Buenos Aires,
la capital del Plata,
para ser presidente
y organizar la Patria.
Detrás he dejado
los pueblos que me siguen,
ejército de alondras
la división blindada de los cóndores
las águilas que saben del sabor de la piedra,
calandrias
chalchaleros,
chiriguas mañaneras
los secretos lechuzos que me pasan
la información del día y de la noche.
Tengo un millón de caballos
¿Escháis su relincho?
que rodean la urbe por
sus cuatro costados,
sus jinetes son muertos de Facundo,
son muertos de Ramírez
montoneros del Chacho,
sableadores de Pringles,
demaderes
remeseros,
rastreadores,
guitarreros,
espectrales jinetes
que cabalgan
mi millón de caballos.
Les ruego que se rindan
que depongan las armas,
que guarden los tanques,
y encierren sus cañones,
porque mañana a mediodía
quiero estar en la Plaza de Mayo
sobre viejos balcones del Cabildo
para ser presidente y prestar juramento:
Por los ríos de sangre derramada,
por los indios y los blancos muertos,
por el sol y la luna,
por la tierra y el cielo
por el padre Aconcagua,
y por todas las hierbas y los bosques,
y por el hambre de los niños pobres,
y la tristeza de los niños ricos
y el dolor de los jóvenes paridos,
y la agonía de los viejos.
Juro.
Yo juro.
Hacer de este país la Patria.
Ordeno que se rindan
porque mañana al mediodía
entraré en Buenos Aires.
Tengo un millón de caballos
(¿Escucháis su relincho?)
Nadie podrá atajarme.
--Jorge: es Usted músico, cantante, poeta, historiador…?
--Bueno, un poco de todo pero todo a pulmón. Soy músico, no soy historiador, pero sé un poco de la historia de San Luís por saber la obra de Agüero.
--¿Qué le llevó a Agüero?
--Yo estudiaba en la facultad de literatura y castellano en la Universidad de Villa Mercedes y tenía un profesor de literatura hispanoamericana que me llevó a la obra de Agüero.
--Es notable la cantidad de gente en el pueblo que escribe poesía…
--Se explica porque Antonio realmente convoca. Es un poeta muy grande. La obra de Antonio no tiene desperdicio y en este pueblo, que es chico y tranquilo, hay tiempo para el espíritu. Su gente escribe poesía porque es una actividad del espíritu y porque tiene tiempo para escribirla. Hay muchas personas que han venido aquí para vivir y que luego se transforman en poetas, o les sale el poeta que tienen adentro.
--¿Pero no es cierto que muchos de estos nuevos moradores han traído la ciudad en su hombros, el ruido, la obsesión por las conveniencias de la gran urbe…?
--Pues sí. Merlo ha crecido espectacularmente durante los últimos 15 años. Yo, por ejemplo, soy de Villa Mercedes y cuando llegué aquí había alrededor de 7.000 habitantes. En 10 años ya tiene más de 20.000. Y se puede imaginar el efecto que esta ola de nuevos habitantes ha tenido sobre la tranquilidad. Pero felizmente el crecimiento del pueblo se está haciendo en armonía. Hay normativas fuertes para los nuevos edificios y casas: no pueden tener más de dos pisos. Además en el pueblo hay una conciencia muy fuerte sobre la ecología, muy importante, incluso en las escuelas.
--Otra curiosidad es la cantidad de gente de raíz socialista…
--Es cierto. Yo creo que como en una época se dijo que el socialismo estaba acabado, ahora se está diciendo que el capitalismo está acabado. Tenemos que volver a hacer un poco más solidarios, a tener conciencia sobre lo que son loas prioridades. No puede ser que mil personas sean los dueños del mundo mientras al mismo tiempo hay tanta gente que pasan hambre.
--¿Qué dirán los abuelos originarios del mundo actual?
--¡Qué cosa! Los indios nuestros habían llegado a tal grado de cultura que no trabajaban. Vivían felices en sus rucas en la montaña, de lo que les daba la naturaleza. Sembraban poco y recolectaban lo que daba la naturaleza, cazaban algún bicho para un asado…
--Le parece que la obra poética de Agüero ha dejado algún mensaje para el mundo actual?
--Sí. Lo escribió Antonio y es lo que está en "La Cantata del Abuelo Algarrobo:" ¡Cuidado con el corte de los árboles en las Amazonas, el pulmón del mundo, y que seamos más solidarios."
Jorge "Coco" Altamirano, encargado de "La fundación casa del poeta",
la leche de las madres con los senos vacíos,
yo le beso las manos al Inca Viracocha
porque inventó el Maíz y enseñó su cultivo…"
-Antonio Esteban Agüero--
El sol se prepara para dormir entre las nubes blancas, grises y negras que bailan sobre los picos y cumbres de la sierra de Comechingones. Abajo, en Merlo, un pueblo de microclima en la provincia de San Luis, se está por iniciar el festejo conmemorando los 89 años del nacimiento de uno de los más grandes poetas argentinos: Antonio Esteban Agüero, ecologista, amante de los bosques, de los pájaros, de las hierbas, del agua de manantial, del sol y de la luna.
Jorge "Coco" Altamirano, el encargado de la "Casa del Poeta Agüero," un hombre alto, amable, de voz honda y modulada, cantante, conocedor y amante de los versos del poeta, invita a los visitantes que pasean admirando la arquitectura colonial del edificio, a una charla gratuita sobre la vida y la obra de Agüero, un escritor descendiente de españoles e indígenas, cuya voz resuena fuerte en la conciencia de los antiguos pobladores de Merlo.
--¡Adelante! ¡Adelante! Les invito a esta charla para conocer la casa del poeta y hablar sobre la vida de Antonio Esteban Agüero…
--¿Es una réplica o la misma casa del poeta?
--Es la misma que habitaba Antonio. La hemos arreglado un poco, el piso especialmente, y la hemos adornado con los muebles que usó el poeta. Dejó una obra maravillosa pero lamentablemente hasta ahora desconocida. Murió muy joven, a los 53 años, en la década de los '70. De haber vivido tendría hoy 89 años. Se han publicado apenas cuatro libros, que no llegaron nunca al gran público. De todos modos, dejó una obra inédita muy grande y exquisita. Por eso la gente de Merlo lo ha llegado a conocer como uno de los grandes de la poesía latinoamericana, sin que en el resto del país se haya conocido su obra.
--¿Nació aquí mismo?
--No. Nació en 1917, en Piedra Blanca, un pueblo a seis kilómetros de Merlo. Dos años después muere su padre y se viene a esta casa a los dos años.
En efecto, el poeta mismo, de magistrales pinceladas, explica:
"He nacido y me he criado entre montañas. Todos mis días han transcurrido en íntimo contacto con la madre naturaleza al amparo de los viejos árboles. Mi actitud hacia ellos fue siempre, desde mi primera infancia, una extraña clase de amor…Conozco los secretos del bosque, la soledad que fluye de los viejos troncos vegetales a la manera de una fragancia íntima, el silencio absoluto, bárbaro y delicado de la montaña donde el menor ruido, el más leve sonido, asume de pronto la importancia de un trueno terrible. Conozco cada hierba, cada florecilla silvestre, cada bestezuela, la época de celo y de nidificación de cada especie de pájaros, el canto diverso de cada corriente de agua, la forma y el color cambiante de las nubes, y toda música que hay en el aire…."
Tanto fue su amor por la naturaleza, que Antonio prácticamente no escribió poesías de amor. Su padre murió víctima de la epidemia de la gripe española que asoló al mundo en ese momento.
Jorge Altamirano respira profundamente, sus dedos recorren su guitarra, luego continúa relatando la historia:
--Esta casa era de los abuelos maternos. El abuelo tenía una biblioteca grande en esta misma habitación y aquí se comenzó a gestar el destino de Agüero. Era lector precoz. Se pasó su juventud leyendo y es en esta habitación donde adquiere el conocimiento, el manejo del idioma. Sus padres eran maestros y poetas. Desde muy jovencito iba por las calles de Merlo con total desenfadado diciendo y componiendo poesías. Y bueno, la gente del pueblo decía que el niño estaba medio loco. Pero el niño Agüero llegó a ser ministro de gobierno, constituyente, ministro de cultura y educación, era maestro y definitivamente no estaba loco. Era un hombre libre simplemente y sobre todas las cosas, poeta.
Luego, el encargado tomó la guitarra y cantó y encantó al público con una parte de una cantata de 25 minutos sobre "El abuelo," un árbol algarrobo de entre 800 y 1.200 años muy querido por su familia: .
--"La cantata al Abuelo Algarrobo" es una de sus obras maestras, un himno a la ecología no superado hasta el momento. Comienza así:
"Padre y Señor del Bosque,
Abuelo de barbas vegetales,
yo quisiera mi canto como torre
Para poder alzarla en tu homenaje;
no el canto pequeño de la flauta
dulce, delgada, suave,
la de cantar la rosa y la muchacha,
sino el canto del mar, un canto grave,
con olores de vida y con el pulso
musical y viviente de la sangre.
Algarrobo natal. Abuelo mío.
Hace mil años la paloma trajo
la menuda simiente por el aire
y la sembró donde Tú estás ahora
sosteniendo la Luz en tu ramaje
y la Sombra también cuando la noche
en larga lluvia de luceros cae.
Así naciste. Cuando tú crecías
la región era bosque impenetrable,
con oscuros guerreros que danzaban
junto a los fuegos al caer la tarde
y con nombres diaguitas en los ríos,
sobre todas la bestia y las aves,
una tierra sin mapas ni ciudades,
donde dioses sedientos presidían
al cortejo y el ritmo de la sangre
que vertían pintados hechiceros
para aplacar cóleras solares.
En tiempo aquél la arena numerosa
que festonea las playas litorales
ignoraba las máscaras de proa,
las amarras y el ancla de las naves,
sólo sabía de los pies desnudos
y de la huella digital del ave;
era cuando los ríos conducían
lentas piraguas sobre remos suaves
más no la ambición del maderero
que asesina al futuro en el obraje
y convierte en silencio de moneda
la rumorosa fiesta de los árboles;
por ese entonces, mientras Tú crecías,
Algarrobo natal, Señor y Padre,
la tierra nuestra en libertad vivía
hacia todos los rumbos cardinales,
desde el paraje que el Ceibo ruboriza
desde el país del Ona y la Ballena
hasta el infierno vegetal de Cáncer,
desde el paraje que el Ceibo ruboriza
a la región que señorea el Huarpe.
Sin conocer ejidos ni parcelas,
ni muro torpe o codicioso alambre,
donde el hombre y la bestia convivían
estrechados por lazos fraternales,
y la luna era Quilla y el Sol Inti,
el día joven y la noche grande.
Así creciste un día y otro día,
hacia abajo y arriba, penetrante,
con las raíces cada vez más hondas
y la copa más alta y dominante,
en crecimiento que fue dura guerra
sostenida y ganada a cada instante
contra el viento del sur y la sorpresa
del rayo azul y su puñal tajante,
contra el cierzo de julio que traía
los rebaños de nieve trashumantes,
contra la sed en el ardor de enero,
cuando gentes y plantas implorantes
alzan ojos y hojas a las nubes
por si las nubes sus entrañas abren
y la lluvia se vierte generosa
en licor de celestes manantiales.
Pero ya Tú eres lo que ahora miro
Algarrobo natal, Señor y Padre!
Con estos ojos que el amor habita
Y los otros secretos de la sangre:
Un árbol rey, un árbol solo, el Árbol
Sin edad en el tiempo y en el aire,
A cuya sombra hace doscientos años
A favor de un designio inescrutable
Se fundó mi casona solariega
Sobre honrada cimiento de linaje."
Luego de los aplausos, Jorge comentó:
-- Realmente Agüero tenía figuras poéticas y metáforas muy bellas. Era un pintor de la palabra. La cantata termina en una fiesta:
"…así yo quiero terminar la
Boda, asistido por
Ángeles del canto
Algarrobo mortal
Abuelo nuestro catedral de los pájaros."
Luego explicó que el padre de Antonio era Francisco Antonio Agüero, español de Castilla, que se casó con una princesa indígena de la zona. Y esa unión generó una genética muy fuerte de parte de la primera abuela india, pues Antonio estuvo muy orgulloso de sus marcados rasgos aborígenes.
Alguien pregunta sobre la poesía "La Mazamorra." Jorge contesta:
--Antonio dice que la mazamorra es el pan de los pobres porque no hay otra comida más barata. Se dice que es la leche de las madres de senos vacíos porque el jugo de la mazamorra substituye la lecha materna. Es un alimento muy potente. La gente del campo conoce muy bien sus propiedades. Dicen que si la quiere perfecta, hay que cocinarla en olla de barro, con amor, pues ninguna cosa importante se hace sin amor. ¿La magia? Cuando uno come la mazamorra uno debe sentir las mismas cosas que siente el abuelo cuando la come.
Agüero tenía preocupaciones políticas, pero desde la poesía. Esa más:
--"El Capitán de los pájaros," es la poesía más hermosa que he leído en mi vida y por esa obra estuvo preso en 1952. Alguna mente enferma leyó el poema e hizo la denuncia ante la Policía Federal, alegando que Agüero estaba reclutando un ejército para derrotar al Presidente Juan Domingo Perón. Y ese mismo poema fue utilizado en la campaña de un ex presidente, riojano, alto el hombre, rubio, de ojos celestes (dice con ironía) Carlos Saúl Menem, quien puso de moda la frase "el hambre de los niños pobres y la tristeza de los niños ricos."
El poema dice:
"Yo, Antonio Esteban Agüero,
Capitán de los pájaros,
General de livianas mariposas,
estoy en Buenos Aires,
la capital del Plata,
para ser presidente
y organizar la Patria.
Detrás he dejado
los pueblos que me siguen,
ejército de alondras
la división blindada de los cóndores
las águilas que saben del sabor de la piedra,
calandrias
chalchaleros,
chiriguas mañaneras
los secretos lechuzos que me pasan
la información del día y de la noche.
Tengo un millón de caballos
¿Escháis su relincho?
que rodean la urbe por
sus cuatro costados,
sus jinetes son muertos de Facundo,
son muertos de Ramírez
montoneros del Chacho,
sableadores de Pringles,
demaderes
remeseros,
rastreadores,
guitarreros,
espectrales jinetes
que cabalgan
mi millón de caballos.
Les ruego que se rindan
que depongan las armas,
que guarden los tanques,
y encierren sus cañones,
porque mañana a mediodía
quiero estar en la Plaza de Mayo
sobre viejos balcones del Cabildo
para ser presidente y prestar juramento:
Por los ríos de sangre derramada,
por los indios y los blancos muertos,
por el sol y la luna,
por la tierra y el cielo
por el padre Aconcagua,
y por todas las hierbas y los bosques,
y por el hambre de los niños pobres,
y la tristeza de los niños ricos
y el dolor de los jóvenes paridos,
y la agonía de los viejos.
Juro.
Yo juro.
Hacer de este país la Patria.
Ordeno que se rindan
porque mañana al mediodía
entraré en Buenos Aires.
Tengo un millón de caballos
(¿Escucháis su relincho?)
Nadie podrá atajarme.
--Jorge: es Usted músico, cantante, poeta, historiador…?
--Bueno, un poco de todo pero todo a pulmón. Soy músico, no soy historiador, pero sé un poco de la historia de San Luís por saber la obra de Agüero.
--¿Qué le llevó a Agüero?
--Yo estudiaba en la facultad de literatura y castellano en la Universidad de Villa Mercedes y tenía un profesor de literatura hispanoamericana que me llevó a la obra de Agüero.
--Es notable la cantidad de gente en el pueblo que escribe poesía…
--Se explica porque Antonio realmente convoca. Es un poeta muy grande. La obra de Antonio no tiene desperdicio y en este pueblo, que es chico y tranquilo, hay tiempo para el espíritu. Su gente escribe poesía porque es una actividad del espíritu y porque tiene tiempo para escribirla. Hay muchas personas que han venido aquí para vivir y que luego se transforman en poetas, o les sale el poeta que tienen adentro.
--¿Pero no es cierto que muchos de estos nuevos moradores han traído la ciudad en su hombros, el ruido, la obsesión por las conveniencias de la gran urbe…?
--Pues sí. Merlo ha crecido espectacularmente durante los últimos 15 años. Yo, por ejemplo, soy de Villa Mercedes y cuando llegué aquí había alrededor de 7.000 habitantes. En 10 años ya tiene más de 20.000. Y se puede imaginar el efecto que esta ola de nuevos habitantes ha tenido sobre la tranquilidad. Pero felizmente el crecimiento del pueblo se está haciendo en armonía. Hay normativas fuertes para los nuevos edificios y casas: no pueden tener más de dos pisos. Además en el pueblo hay una conciencia muy fuerte sobre la ecología, muy importante, incluso en las escuelas.
--Otra curiosidad es la cantidad de gente de raíz socialista…
--Es cierto. Yo creo que como en una época se dijo que el socialismo estaba acabado, ahora se está diciendo que el capitalismo está acabado. Tenemos que volver a hacer un poco más solidarios, a tener conciencia sobre lo que son loas prioridades. No puede ser que mil personas sean los dueños del mundo mientras al mismo tiempo hay tanta gente que pasan hambre.
--¿Qué dirán los abuelos originarios del mundo actual?
--¡Qué cosa! Los indios nuestros habían llegado a tal grado de cultura que no trabajaban. Vivían felices en sus rucas en la montaña, de lo que les daba la naturaleza. Sembraban poco y recolectaban lo que daba la naturaleza, cazaban algún bicho para un asado…
--Le parece que la obra poética de Agüero ha dejado algún mensaje para el mundo actual?
--Sí. Lo escribió Antonio y es lo que está en "La Cantata del Abuelo Algarrobo:" ¡Cuidado con el corte de los árboles en las Amazonas, el pulmón del mundo, y que seamos más solidarios."
Jorge "Coco" Altamirano, encargado de "La fundación casa del poeta",
Calle poeta Agüero 380 (588), Merlo, provincia de San Luís.
Email: cocomielprimero@hotmail.com , capitandpajaros@yahoo.com.ar
Tel: (02656) 476-545 / 476-698.
1 comentario
marta -