Un pequeño genio que canta en el ascensor...(ficción)
Subiendo en el asensor de mi casa el otro día me encontré de repente con un pequeño genio que fumaba una pipa hecha de choclo rojo que liberaba un humo color ocre. Al verme, sus ojos pardos, insertados profundamente en su rostro, crecieron tanto que su cuerpo parvo parecía desvaneserse.
Curioso, acerqué mi boca a uno de sus orejas para hacerle conocer mi opinión sobre los asuntos varios del día. Abrió la boca y enseguida quedó transformado en un astro extraviado de alas negras y cantó liberado de todas las convenciones, con voz barítono y eximio, volando por el techo del ascensor:
"albergo tu cuerpo como un pájaro su nido/
y canto y canto y canto y canto /
hasta que el amanecer boreal /
se desvela boracho de vida /
desnudo y sin plumaje /
revolviéndose casi sin darse cuenta /
como vino patero, como vino tetra-brick /
tan añejo como etéreo y eterno.
Me quedé encantado con la canción, asombrado, con las palabras atrapadas en la garganta. Entonces, respirando hondo, giré mi cabeza hacia el genio y le dije:
--¡Vos sos un genio y lo que has cantado es una genialidad.
--¡Pará! No es para tanto. Lo genial hubiera sido cantar en blanco.
--No entiendo bien la técnica de cantar en blanco.
--Tampoco hace falta entenderlo.
En ese mismo instante el genio desapareció. Lo busqué en todos los rincones del ascensor, no estaba, lo llamé, lo reclamaba, hice mil manifestaciones de enojo, bramaba como un toro viejo tinto pero lo único que noté fue un leve zumbido en mi cabeza.
--¿Será el genio? me preguntaba, sin repuesta. Después me puse a pensar: y, claro, los genios andan medio ocultos. Están y no están. Nadie sabe realmente si están porque la gente común no tiene los conocimientos necesarios para siquiera reconocer un genio. Entonces ¿cómo van a saber si están ante un genio genial que acaba de hacer una genialidad? Imposible, digo yo.
Bueno, yo estaba densamente comprometido en esas digresiones cuando lo de mi cabeza ya no era un zumbido. Era un dolór, como esa espantosa sensación que uno tiene después de una curda, después de tomar medio litro de vino tinto tipo tetra-brick en una peña o en un boliche como aquellos que tienen la parrilla en la vereda, que echan el humo en la cara del pobre hambriento que anda pasando cerca...
Bien. No es para criticar. Hay gente que toma una marca de vino como "toro viejo" toda la vida, lo sé, pero no me parece un tema digno de un debate mayor. Lo que sí quiero decir es que cuando un zumbido se torna un dolór, tiene que significar que algo importante espera el momento para entrar en el escenario, aunque un dolór no siempre es lo que uno piensa que es.
Es que para mí el genio ha transformado el zumbido en dolór, y lo ha hecho porque quiere llamar mi atención a algo...¿Qué será?
"¡Qué genio! Emplea muchos trucos para burlarse de mí.Nada extraño en eso, pues es un genio. De todos modos pienso que juega con mi inocencia. ¡Pobre! No sabe de qué soy capaz cuando me propongo una acción clara, decidida y justa.
Yo sé que es él la causa del zumbido y del dolór y creo también tener armas geniales para hacerle frente. Por ejemplo, respiro lo más profundo, sacando el aire de mis pozos interiores, mando el aire como una flecha a mi cabeza, limpio todos los neurones y pongo la mente en blanco. ¡No podrá resistir el ataque! Es una táctica digna de consideración, aunque las tácticas siempre deben ser realizadas con tiempo suficiente y con mucho cuidado.
¡Santos demonios! He perdido toda noción del lugar que ocupa mi cuerpo. Es como hubiera perdido peso, que la ley de gravedad hubiese dejado de existir. Veo todo y nada al mismo tiempo, pero no vislumbro el genio en ninguna parte.
Lo más raro es el silencio, un silencio total y sin embargo lo percibo como una música celestial. ¿Es posible que el silencio más absoluto sea a la vez una sinfonía barroca, una samba, un tango, un blues? Es la sensación más impactante que uno pudiera imaginar: el cuerpo inexistente o liberado totalmente de sus límites, la mente en blanco y cargada de una energía sublime, y el silencio superador...
Tengo un sólo y único miedo: ¿cuánto puede durar este estado y, además...¿qué debo hacer si el genio vuelve nuevamente...?"
Curioso, acerqué mi boca a uno de sus orejas para hacerle conocer mi opinión sobre los asuntos varios del día. Abrió la boca y enseguida quedó transformado en un astro extraviado de alas negras y cantó liberado de todas las convenciones, con voz barítono y eximio, volando por el techo del ascensor:
"albergo tu cuerpo como un pájaro su nido/
y canto y canto y canto y canto /
hasta que el amanecer boreal /
se desvela boracho de vida /
desnudo y sin plumaje /
revolviéndose casi sin darse cuenta /
como vino patero, como vino tetra-brick /
tan añejo como etéreo y eterno.
Me quedé encantado con la canción, asombrado, con las palabras atrapadas en la garganta. Entonces, respirando hondo, giré mi cabeza hacia el genio y le dije:
--¡Vos sos un genio y lo que has cantado es una genialidad.
--¡Pará! No es para tanto. Lo genial hubiera sido cantar en blanco.
--No entiendo bien la técnica de cantar en blanco.
--Tampoco hace falta entenderlo.
En ese mismo instante el genio desapareció. Lo busqué en todos los rincones del ascensor, no estaba, lo llamé, lo reclamaba, hice mil manifestaciones de enojo, bramaba como un toro viejo tinto pero lo único que noté fue un leve zumbido en mi cabeza.
--¿Será el genio? me preguntaba, sin repuesta. Después me puse a pensar: y, claro, los genios andan medio ocultos. Están y no están. Nadie sabe realmente si están porque la gente común no tiene los conocimientos necesarios para siquiera reconocer un genio. Entonces ¿cómo van a saber si están ante un genio genial que acaba de hacer una genialidad? Imposible, digo yo.
Bueno, yo estaba densamente comprometido en esas digresiones cuando lo de mi cabeza ya no era un zumbido. Era un dolór, como esa espantosa sensación que uno tiene después de una curda, después de tomar medio litro de vino tinto tipo tetra-brick en una peña o en un boliche como aquellos que tienen la parrilla en la vereda, que echan el humo en la cara del pobre hambriento que anda pasando cerca...
Bien. No es para criticar. Hay gente que toma una marca de vino como "toro viejo" toda la vida, lo sé, pero no me parece un tema digno de un debate mayor. Lo que sí quiero decir es que cuando un zumbido se torna un dolór, tiene que significar que algo importante espera el momento para entrar en el escenario, aunque un dolór no siempre es lo que uno piensa que es.
Es que para mí el genio ha transformado el zumbido en dolór, y lo ha hecho porque quiere llamar mi atención a algo...¿Qué será?
"¡Qué genio! Emplea muchos trucos para burlarse de mí.Nada extraño en eso, pues es un genio. De todos modos pienso que juega con mi inocencia. ¡Pobre! No sabe de qué soy capaz cuando me propongo una acción clara, decidida y justa.
Yo sé que es él la causa del zumbido y del dolór y creo también tener armas geniales para hacerle frente. Por ejemplo, respiro lo más profundo, sacando el aire de mis pozos interiores, mando el aire como una flecha a mi cabeza, limpio todos los neurones y pongo la mente en blanco. ¡No podrá resistir el ataque! Es una táctica digna de consideración, aunque las tácticas siempre deben ser realizadas con tiempo suficiente y con mucho cuidado.
¡Santos demonios! He perdido toda noción del lugar que ocupa mi cuerpo. Es como hubiera perdido peso, que la ley de gravedad hubiese dejado de existir. Veo todo y nada al mismo tiempo, pero no vislumbro el genio en ninguna parte.
Lo más raro es el silencio, un silencio total y sin embargo lo percibo como una música celestial. ¿Es posible que el silencio más absoluto sea a la vez una sinfonía barroca, una samba, un tango, un blues? Es la sensación más impactante que uno pudiera imaginar: el cuerpo inexistente o liberado totalmente de sus límites, la mente en blanco y cargada de una energía sublime, y el silencio superador...
Tengo un sólo y único miedo: ¿cuánto puede durar este estado y, además...¿qué debo hacer si el genio vuelve nuevamente...?"
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