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María Héguiz: "Los Argentinos todavía estamos arriba de un barco..."

María Héguiz: "Los Argentinos todavía estamos arriba de un barco..."

"...soy un loco de la guerra, soy un loco lindo, 
me gusta divertirme, me gusta tomar vino, me gusta comer bien, 
me gusta la vida, así que mi música no tiene por que ser triste. 
Mi música es triste porque el tango es triste. "
- Astor Piazzolla

Hay algo raro en el aire tibio de la ribera, en lo que alguna vez fuera el puerto rutilante de la Ciudad de Buenos Aires. Todo parece nuevo, impecable, y sin embargo surge una pregunta inquietante y necesaria: ¿Ha dejado de existir el pasado? Un anciano pisa con un cuidado a la vez extremo y preciso cada escalón de la escalera que desciende a la bodega del Buque Museo Corbeta Uruguay. A lo mejor con el mismo cuidado que Astor Piazzolla ponía en mover sus dedos sobre las teclas del bandoneón. El agua debajo del buque provoca esa sensación ambigua que invade las personas que no suelen estar arriba de un barco. ¡Cuántas historias quedan impregnadas en cada rincón de la nave! 

Allí está María Héguiz, la actriz, narradora y cantante. ¡Ha comenzado la función! Sus largos rulos negros parecen dar pasos de baile mientras relata la historia de uno de los más grandes compositores argentinos de tango: Astor Piazzola. Tiempo después-con la "Balada para un loco" rebotando en la cabeza-e impulsado por el instinto periodístico, charlamos con María en un bar, a dos cuadras de la Plaza Dorrego, en San Telmo. María es una mujer a la vez intensa e inmensamente paciente. No empuja su repuesta: toma su tiempo, respira. Su voz sale como agua del pozo: dulce, melancólica y alegre. 

--Me llamo María Héguiz, con acento en la É.

--¿Perdón?

--Yo decidí poner un acento en la É.

--¿Por qué?

--Para no cambiar la música del apellido. Es vasco-francés, de la zona de las montañas, por eso la H.

--Sin embargo Usted es Argentina...

--Sí, yo nací aquí pero mi madre es Uruguaya y mi padre Argentino, de modo que soy en realidad rioplatense y está bien porque a mí me encanta todo lo que es del Río de la Plata.

--De allí el gusto por el tango...

--Es que en Uruguay tengo un tío que se dedicaba a escribir candombes. Cantaba tangos y yo creo que lo que yo hago proviene de allí.

--Entonces: ¡La pregunta bomba! ¿El tango es Argentino, Uruguayo o Francés?

La risa de María es amplia y su eco rebota con notable calidez sobre las paredes del pequeño bar.

--¡Carlos Gardel! ¿Quién es? Perdón... No quiero entrar en ese tipo de cosas porque me creará muchos enemigos de un lado o del otro del río. De todos modos el tango habla de la separación, de distancia, por eso es universal. Vivimos en un mundo en el cual la tragedia es separación, fragmentación. Estamos cada vez más desunidos. Pero el tango habla de los vínculos. Sus temas son universales: siempre están, siempre vuelven, siempre estarán.

En realidad María es narradora, actriz, pero estamos hablando de tango porque tiene un espectáculo sobre Piazzolla. También trabaja en el tren de la cultura en la provincia de Buenos Aires, lleva sus espectáculos a los hospitales, a las cárceles.

--Se ha dicho que el tango tiene sus raíces en la inmigración.

--Sí, claro. En realidad, los Argentinos todavía estamos arriba de un barco, yendo y viniendo. Por algo en su juventud Julio Cortázar dejó Buenos Aires. Atahualpa Yupanqui vivía en Francia. Jorge Luis Borges murió en Suiza. Hay algo, es como si Argentina no pudiera contener a su gente. Entonces, el tango expresa ese estado de cosas.

--¿Será por eso que tiene tanta fuerza?

--Tiene que ver con el cuerpo, es decir, estar en los brazos de alguien, aunque no sea durante más de tres minutos, lo que dura la canción. La gente siente la necesidad de cantar, de bailar, de estar en contacto unos con otros.

--El tango es baile y canción pero también expresión.

--Para mí el tango cuenta una historia. La letra es muy importante. Hay que escuchar lo que dice la canción. En la persona que canta uno puede observar el dramatismo de la letra: la historia sintetiza todo. Pero también es un espejo.

--¿Y su propia historia?

--A los 14 años comencé a tomar clases de narración oral y desde la infancia me ha interesado el tema de la voz: cómo usarla, cómo contar historias con la voz. Me encantaba escuchar los libros que mi madre me leía, especialmente García Lorca. Después comencé a estudiar teatro, pero expliqué al profesor que en realidad no venía para ser actriz sino para desarrollar un arte que ya había empezado. Necesitaba los elementos técnicos, de escena.

--¿Con quién estudiaba?

--Estudié teatro en la escuela municipal de la Ciudad de Buenos Aires y luego hice un trabajo muy intenso con uno de los grandes maestros Argentinos, Roberto Durán. Me ayudó a trabajar con la voz y con algo inédito pero mío. Tiempo después tuve la oportunidad de trabajar para la dirección de Bibliotecas de la Provincia de Buenos Aires y comencé a recorrer más de 80 pueblos y ciudades de la provincia-y lo sigo haciendo-haciendo espectáculos en todo tipo de espacios, en escuelas, cárceles. El escenario puede ser cualquier lugar. Es un trabajo que tiene un potencial muy grande y me ha permitido comprobar que un libro cobra vida en la imaginación de quien lo escucha.

--¿En sus espectáculos trabaja con sus propios cuentos o los de autores conocidos?

--Lo que a mí me interesa es la interpretación. Por eso trabajo con los escritores, los grandes escritores argentinos. Para mí un texto es como una partitura. Mi trabajo consiste en cómo transmitir las ideas del escritor a otros. Tomo libros muy diversos y luego pongo música, canto, todo. En realidad todos los libros hablan de las mismas cosas, del amor, de la justicia, de la libertad. Son temas que no se resuelven nunca. ¡Ojalá que alguna vez se pudiera encontrar una solución! Se podría decir que no hay muchos libros, sino sólo uno, un gran libro. 

--Pero a partir de sus lecturas escoge los temas para trabajar...

--Voy eligiendo temas que para mí tienen resonancia. Una de las ventajas que tengo es que mi trabajo es libre. No tengo un director que me dice qué tengo que hacer. Nadie me dice qué texto debo usar. No tengo productora, nada. 

--¿Y la recepción?

--Es siempre muy conmovedor. Por ejemplo, en el interior uno trabaja con EL TEATRO del lugar y con todas las expectativas puestas allí. Además, yo creo que la repuesta es buena por los escritores...

--¿En las cárceles también?

--No trabajo con textos reducidos en las cárceles, pensando que la gente puede no entender por no saber leer. No. Trabajo con los mismos autores que uso en los espectáculos que realizo con gente de mucho nivel cultural. No sé si la repuesta en las cárceles no es mejor.

--Pero imagino que alguna selección de materiales hace...

--Bueno, siempre tengo un repertorio. En el momento de llegar miro alrededor y organizo lo que voy a ofrecer en función de quienes están. Pero no es solamente el público sino también el momento en que se encuentra ese público.

--Debes haber tenido unas cuantas experiencias excepcionales.

--¡Ha habido tantas! ¡Qué sé yo! Pero, a ver. Tengo a mi cargo el vagón literario. Junto a los escritores de la zona y, el día que voy, ellos cuentan historias. Muchas veces van gauchos y recitan versos maravillosos. Una vez asistió la descendiente de un cacique Coliqueo, una persona de unos 80 años que venía vestida con todos sus atuendos rituales y no sólo recitó dos poemas sino que terminó bailando en el vagón. ¡Con sus 80 años bailando! Todos los que estaban allí en ese momento pensaban que algo raro estaba pasando. 

--Es decir, la gente tiene ganas de participar...

--Sí. Sucede que yo voy narrando y cantando y veo que la gente participa con sus cosas. Pero no siempre. Por lo general es necesario crear un clima para que la gente participe.

--Hablamos sobre su último trabajo, sobre Piazzolla.

--Yo hice una función en 2004, y luego en Alemania, en el Instituto Iberoamericano de Berlín, una de las bibliotecas más importantes de Europa. Era algo muy especial porque Piazzolla es más valorado allá que aquí en Argentina. Ahora bien, la función en el Buque Museo Corbeta Uruguay fue algo así como un pre-estreno antes del lanzamiento formal del espectáculo. La idea era hacer la función en la cubierta del barco, pues Piazzolla vivía arriba de los barcos. Pero por un problema climático se tuvo que hacer la función en la bodega.

--Algo así como el refrán que dice que los Argentinos viven arriba de un barco.

--Sí. Hmm El otro día iba llegando a la ciudad de Buenos Aires desde Chascomus, en la provincia, y me sorprendió ver la cantidad de gente que vive en la Avenida 9 de Julio. Recién estaban despertando. Es un paisaje que antes uno no veía y expresa no sólo lo que pasa en Argentina sino en todo el mundo. ¿Y Piazzolla? Es como esas personas que se adelantan a su época. A lo mejor imaginar tener esta Buenos Aires de hoy hubiera sido imposible pero la tenemos. Por eso me interesa Piazzolla, el arquetipo que representó. ¡Y qué contradicción! Hoy en todas las radios se escucha la música de Piazzolla como música de fondo. Hace poco tomé un café con una mujer irlandesa que me planteó que el tango es como las baladas que ella escucha en su país, esas baladas que hablan de lo más profundo de su tierra. Y esa chica es la que me propuso un intercambio para que vaya a Escocia a recitar tangos y fui y después se acercó a mí gente llorando para saludarme y darme un beso y yo pensaba... qué entenderá esa gente... pero me di cuenta que el tango de Piazzolla llega muy profundamente.

--¿Tiene proyectos nuevos para 2006?

--Sí. Voy a trabajar con María Kodama, la esposa de Jorge Luis Borges. Vamos a trabajar sobre el libro de Borges, "Atlas". Es un libro que escribió durante sus viajes con ella a diferentes lugares del mundo. Va a tener un relato, que es "El muerto", y va a recalar en Buenos Aires.

--¿Es Usted casada? 

--Sí, a pesar de todas mis actividades, estoy casada.

--¿Y el marido? ¿Trabaja con Usted?

--No, no, mi marido trabaja en la ciencia, con microscopios.

--Todo lo contrario.

--Hasta cierto punto. Los dos tenemos un amor muy grande por la literatura. Es Alemán. Le encanta la música clásica, Beethoven. Pero es paciente. La semana pasada estuve 20 horas arriba de un micro porque trabajo en la provincia de Buenos Aires en un proyecto propio a partir de la Biblioteca, formando centros de narradores sociales, y tengo que viajar mucho. Es interesante el proyecto, pues, es para que la gente vaya a las bibliotecas, a los centros históricos, a los hospitales, a contar historias. Es importante porque la gente necesita hablar y decir a otros que en el mundo hay poesía.

--¿Tendrá que ver esa necesidad con la crisis social y económica del país?

--Creo que sí. Muchos de los grandes poetas españoles surgieron en medio de la guerra civil, en medio de la destrucción. Allí surge Hernández a cantar para la libertad. Entonces, a veces en medio de la opresión surgen voces enormes. Es lamentable que tengan que surgir en medio de esas circunstancias pero cuando uno pierde recién después se da cuenta de lo que perdió. He visto eso trabajando en las provincias de Tucumán y Catamarca, donde no es fácil hablar, pero yo no hablo sobre cualquier cosa. Yo hablo a través de Cortázar, por ejemplo. No estoy entregando ningún folleto político. Estoy hablando de la poesía y hablar de poesía es despertar la conciencia.

María Héguiz: teléfono (011 54) 4861-4148.

Email: mariaheguiz@fibertel.com.ar 

Sito web: www.elniaqueargentino.com.ar

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