Thelma Barrios Ríos: "Me detengo con mucha frecuencia en las flores..."
En realidad esta entrevista comenzó hace más de tres décadas en Santiago, Chile, cuando Salvador Allende se preparaba para ser presidente; cuando en el país se vislumbraba aún la posibilidad de un cambio social pacífico. Y Thelma estaba parada sobre el puente del río Mapocho, con la vista clavada hacia el barrio de los copetudos, estructurando una repuesta a una pregunta sobre la situación social en el país. Hubo una pregunta que sus labios pronunciaban en silencio.
El viento, el tiempo, la distancia, la dictadura de General Augusto Pinochet, y muchos otros palos, combinaron para borrar la repuesta: sólo queda la imagen imborrable de Thelma Barrios Ríos, trabajadora social, plantada sobre un barranco que de algún modo dividía y divide aún hoy el tejido social Chileno.
El tiempo, ese concepto fugaz que obsesiona y escapa siempre los intentos de quienes intenten aprisionarlo, no da tregua. El periodista habrá querido después sentarse frente a una hoja blanca, ordenar sus notas, incluir las frases de Thelma en su mapa de conocimientos; eran otros tiempos, antes de la explosión cibernética, durante la Guerra Fría, cuando las grandes potencias coleccionaban bombas atómicas, cuando el médico te miraba antes de escribir la prescripción, cuando la falta de medios técnicos obligaba al periodista a prestar más atención en la cara del entrevistado y a escribir sus impresiones rápidamente en cuadernos, cuadernos que a veces se perdían.
Ahora el periodista estudia las frases en la pantalla de la computadora, respira profundamente y espera que la primera frase sale con viento a favor. ¿El problema? ¿Qué hacer cuando estallan a la vez miles de recuerdos, imágenes de toda índole, y la memoria no entiende si la mente los inventa o si son hechos verificables? ¿Dónde está la verdad, dónde la ficción? Tal vez sería mejor redactar la pregunta de otra manera: ¿si recordar es un proceso de selección, cómo hace uno para definir los hechos, darles forma y separar ’ lo que pasó realmente’ de ’lo que uno imaginó’? Se sabe: dos personas que han vivido la misma experiencia no la recuerdan del mismo modo. ¿Entonces?
Un hombre camina la vida, corre, lucha, avanza hacia un claro en el bosque, descansa de tanto movimiento y pregunta a sí mismo qué ha hecho; una mujer repite los mismos movimientos, pero al revés. Después, en el momento menos esperado, los dos descubren que, al igual que el tiempo, sus vidas obedecen a una curva en la cual el comienzo es el fin y el fin el comienzo.
Luego de tres décadas, el periodista vuelve a dialogar con Thelma, internet mediante.
--¡Hola Thelma!
--¡Qué cosa! Hace 35 años que deje de tener contacto contigo.
--¡Impresionante! Y a través de estas máquinas malditas...
--Ya sé... ¿me reconocerás? Los años y el pelo demasiado corto hace ver mi cara más redonda de lo que es, súmale la fuerza de gravedad y los varios kilos demás. Como me digo a diario, el envase ha ido cambiando, pero el espíritu, la esencia interior es la misma. La vida, pese a todas sus agresiones, no me ha quitado la alegría de vivir: mantengo el optimismo.
--A ver: ¿cómo es Thelma?
--Yo soy Thelma Barrios Ríos, alias la ’Tímida Violeta’ para amigos y familiares. Timidez que me vi obligada a perder cuando estudiaba Servicios Social en la Escuela "Dr. Alejandro del Río" de Santiago de Chile, escuela que con orgullo señalábamos fue la primera de Sudamérica. Cómo muchas cosas buenas que perdimos en Chile (por ejemplo, las Escuelas Normales), mi escuela desapareció, y no tengo cómo demostrar que allí me formé, puesto que el título lo otorgaba la Universidad de Chile. Lamentablemente creo que la formación ha ido cambiando, ya no se estudian los principios, valores de la carrera, es más ’tecnológica’ como me lo comentara una alumna hace poco tiempo atrás. ¡Cuánto hemos sacrificado en aras del tecnicismo! ¿Y lo humano?
Thelma se queda un momento con su pregunta. Tal vez agrega jugo de limón a su té, cambia su postura, fuma... ¿Fuma? No. Tiene cáncer, recupera de una intervención quirúrgica, y sin embargo retiene su optimismo en la vida. Se jubiló hace un año, luego de 32 años de ejercicio profesional como asistente social.
--¿El secreto?
--Siempre he creído en el justo equilibrio, en el ámbito que sea. Si se trata del hombre-como ser físico-la pérdida del equilibrio significa enfermedad del cuerpo o de la mente y yo agrego del "alma" también, sí, el "alma." ¿Sabías que a veces duele el alma? Cada persona conoce su justo equilibrio, creo, y para algunos es más importante el trabajo, para otros es secundario porque privilegia la actividad artística, etc. Todo se relaciona con el sentirse feliz y/o realizado. También tiene que ver con la etapa de tu vida. Por ejemplo, mi marido (si, estoy casada, con el marido puertas adentro). Ya no es feliz trabajando, lo hace por obligación, hasta cumplir la edad para jubilar, pero se realiza escuchando buena música, con una buena conversación, una lectura, etc.
--¿Qué cosas hemos perdido con el paso del tiempo?
--Todo el mundo vive apurado, preocupado de cumplir metas y ganar lo máximo, nos hemos vuelto egoístas y ególatras. ¿Conoces cómo vive tu(s) compañero(os) de trabajo? ¿Qué problemas le aquejan, cómo se llama su esposa, sus hijos? ¿Y tus vecinos? Te cuento algo. Como asistente social del personal mi mayor preocupación era el bienestar, en especial aquellos que tenían grandes necesidades y pocos recursos. Creamos un fondo solidario, donde cada uno de los integrantes de la institución, dependientes de esta zona, aportaba voluntariamente el 0,5% del sueldo base incrementando un fondo que permitía otorgar ayudas efectivas, de varios millones en muchos casos, especialmente a aquellos que tenían un alto endeudamiento por enfermedades. También se otorgaba una cuota mortuoria por fallecimiento de padres, cónyuges e hijos, lo cual superaba con creces el aporte que podía hacerse durante los años de imponente. Bueno, la bronca nace cuando algunos fondos eran derivados, sin consulta, para fines no reglamentados y finalmente que el jefe de turno decidiera terminar con él, porque era mucho "su" descuento y, en reemplazo crea algo similar, con un bajo aporte fijo, igual para todos (independiente del ingreso), con lo cual deja de ser voluntario y solidario y no resuelve los problemas. Este fondo era en gran parte mi obra, mi aporte, imaginarás como me afectó.
--Imagino. Muchas cosas deben haber cambiado.
--La previsión por ejemplo, a gente de mi generación que se vio obligada a cambiarse "voluntariamente". Como ha aumentado los años de vida, imaginarás lo triste que será llegar a la vejez sin recursos. Además, si quieres continuar trabajando, no puedes, porque en este país después de los 40 años no eres contratado, no sirves por tu edad o porque eres caro como profesional. Más bronca aún genera conocer los casos de pago de sobresueldos millonarios a empleados públicos, altas indemnizaciones, pagos por asesorías inexistentes, etc.
El periodista se golpea la cabeza contra el escritorio, se levanta, busca un café, no entiende nada: ¿Thelma habla de Chile o de Argentina...o de?
--¡Y pese a todo eres optimista!
--Sí, soy optimista, creo que vendrá un cambio verdadero cuando se elijan representantes que trabajen por el país, por los intereses de todos y no por una minoría.
--¿Tus hijos?
--De mis tres hijos, sólo uno (de 23 años) está inscrito en los registros electorales (los jóvenes aún no creen en los políticos) y creo que este hecho refleja la realidad de las familias de este lado de Los Andes. Los tres son estudiantes universitarios, que van a conquistar el mundo. Creen en la unidad de la familia, son esforzados y tienen muy claro que el futuro es responsabilidad de cada uno. Como su madre, no saben quedarse callados y dan su opinión en los diferentes ámbitos donde se desenvuelven. Pero las posibilidades son menores para aquellos que tienen menos instrucción puesto que el nivel de exigencia se ha incrementado. Y, nos preguntamos todos los días por qué ha aumentado la delincuencia. Allí también te respondo que tiene mucho que ver el sistema educacional. Ahora es terriblemente permisivo con la mala conducta, con los que no estudian. Ello en contraposición con los profesores que trabajan en más de un colegio para sobrevivir y no tienen tiempo para educar, apenas instruir.
--Cambiamos el contexto. ¿El amor?
--¿Si el amor es más fuerte, como dicen, cómo es que nos encontramos siempre oscurecidos bajo la sombra de la violencia, la guerra, el apetito desmesurado por el poder? Creo que el amor te encuentra a ti, nace de la nada y te engancha, te avasalla. Está en todo, va más allá del amor de pareja, tiene que ver con lo que haces, con tu entorno, con todo. Por ejemplo, siempre me molestan porque me detengo con mucha frecuencia en las flores, a mirar, oler, fotografiar, pero para mí es amor, las amo. Su fragilidad, su colorido, me relaja, como el mar. A lo mejor me quedé en los ’70, con la revolución de las flores. ¿Y las guerras? Las deciden quienes aman desde un punto negativo, los que aman el poder, los locos. Pero quienes defienden sus ideas actúan por amor también. Amor a su díos, a su patria, a sus hermanos.
--Entonces... ¿Por qué tanta violencia?
--Porque no nos han enseñado a compartir, ni siquiera en la Iglesia de cada uno, basta escucharlos para ver que cada uno se cree dueño de la verdad. ¿No habrás notado que los niños menores de edad preescolar tienen canciones que dicen "a compartir?" Si somos inteligentes tenemos que reforzarlo. Por la nueva generación quiero apostar, si bien la responsabilidad es de cada uno.
--De todos modos la violencia intra familiar persiste...
--He asistido a innumerables seminarios sobre violencia intra familiar, con asistencia mayoritariamente femenina, dirigidos por mujeres. Pero por mi larga experiencia, en especial vinculada al trabajo con hombres, yo diría que la mujer tiene el 50% de responsabilidad o quizás más. Hace tiempo que dejó de ser la sumisa, sometida y dependiente; son pocos estos casos, pero manejan (o ¿manejamos?) con sutileza y en forma habitual la agresión psicológica, al punto que generamos una repuesta y ahí concuerdo con un psicólogo que ha señalado que la violencia intra familiar es como una espiral al responder a la agresión con otra igual o de mayor intensidad. Para mí la génesis está en la total falta de comunicación por pudores y orgullos mal entendidos, lo que genera una frustración que va abriendo una brecha espantosa en las parejas. No sabemos hacer sentir seguridad a la otra parte, y las mujeres cometemos el error del celo infundado que a la larga genera incomunicación.
--Habría que buscar soluciones alternativas...
--Sí, el arte quizás es un escape viable. Puede ser un desahogo para algunos. El actor cuando actúa está fuera del contexto personal, viviendo una experiencia ajena que, quizás, genera el equilibrio. El escritor, que hace magia con sus pensamientos e imaginación y que nos saca de la rutina, de los problemas o nos muestra una realidad que nos hace valorar lo que tenemos. También en pequeñas obras como un bordado o tejido a crochet que te obliga a una concentración y se transforma en un escape con un resultado grato: una obra.
--Algo así como un intento de reafirmar lo positivo.
--Sí, de otra manera no podría estar respondiéndote, debía estar bajo tierra hace más de cinco años, cuando se me detectó un cáncer en etapa IV. Tengo el privilegio de contar con una segunda oportunidad, y, si preguntas a la gente que ha tenido esta experiencia, cambia totalmente la forma de ver la vida, vemos cómo hemos desperdiciado nuestro tiempo en las metas materiales sacrificando la familia y los gustos personales. Hemos caído en el juego de la competencia, cuando no tiene importancia que tu vecino tenga un mejor auto si el tuyo te lleva a todas partes, de lo contrario estarías empeñado en generar dinero para comprar uno mejor y te perderías la oportunidad de estar con tus hijos y tu mujer, y después puede ser tarde, porque ellos han programado su vida sin ti. Pero sería maravilloso no tener que pasar por la experiencia de enfrentar el término de tu vida para valorar el amor, la sencillez, la tolerancia, etc. Y, lo más importante, en creer que existe un futuro que será bueno, que vas a vivir bien, que la felicidad depende de ti como persona, no de lo que tienes.
El periodista se despide de Thelma, computadora mediante, no sin recordar "Las Alturas de Machu Picchu" del poeta Chileno Pablo Neruda:
"Sube a nacer conmigo, hermano,
Sube desde la profunda zona de tu dolor diseminado."
Thelma Barrios Ríos: temibar@msn.com Teléfono: 52-57-310113
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