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Buenos Aires Jaque Press, en inglés y español

El hambre y el sobrepeso, dos caras de una misma moneda

El hambre y el sobrepeso, dos caras de una misma moneda

 

La producción y venta de alimentación parece ser el nuevo refugio financiero de quienes manejan las grandes corporaciones y grupos financieras. Entonces, no debe sorprender el dato publicado por Raj Patel meses atrás en "Stuffed & Starved: The Hidden Battle for the World Food System," a saber: alrededor del mundo mil millones de personas sufren del exceso de peso, en tanto 800 milliones subyacen con el hambre.

Este comentario no pretende dar a conocer ningún dato secreto. Argentina, un país conocido por su producción de granos y vacas, todavía tiene gente durmiendo en las calles y pidiendo dinero para comprar pan. Ha habido revueltas y choques violentos causados por el hambre en diferentes partes del mundo, según informan los diarios, desde Haití hasta el norte de Africa.

También están las explicaciones: que en la India y en la China la gente come más, el cambio climático que afecta la producción agrícola, la utilización de productos como la soja y el maíz para la producción de combustibles, la falta de recursos o tecnología, las demoradas reformas agrarias...pero está claro que el nuevo rumbo de especulación--luego de la crisis con el petróleo y las hipotécas--está en los precios siempre en alza de los productos básicos de la mesa.

Como la globalización intenta concentrar la producción, el procesamiento y la venta de los productos alimenticios, no hace falta ser un experto para opinar sobre el tema. En el caso Argentino llama poderosamente la atención que la soja gana terreno rápidamente a expensas de productos tales como vegetales, frutas y hasta leche y sus derivados, invadiendo bosques naturales y poniendo en pelígro los suelos y el agua debido al uso excesivo de fertilizantes y químicos... 

Volviendo al tema del comentario, cabe agregar que el sobrepeso expresa una dieta deficiente y a la vez puede esconder una alimentación igualmente deficiente, pues los pobres en los países "ricos" consumen junk food, en tanto que los sectores de menores ingresos en América Latina, Asia y Africa frecuentemente organizan su dieta en base a los productos más económicos, fuertes en grasas y carentes de minerales y proteinas esenciales.

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