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El pequeño Luís no sabe leer (cuento)

El pequeño Luís no sabe leer (cuento)

           El pequeño Luís moquea, limpia la manga de su remera rota, mete pedazos de pan viejo en su boca. Espera como si algo impreciso estuviera por suceder. Moja sus labios hambrientos con la punta de sus labios, sus grandes ojos pardos abiertos de par en par, observando todo y nada. Brilla entre los desperdicios un cuchillo. Más allá, apoyado sobre una pila de latas, bolsos de plástico y diarios viejos, un gato huesudo dirige sus ojos melancólicos atentamente a Luís, como si el chico fuera un ratón. Durante unos largos instantes, Luís contempla el cuchillo en silencio. Luego, extiende su mano, lo agarra y lo tira lánguidamente hacia el gato. El cuchillo cae sin fuerza a los pies del animal, sin asustarlo. El gato mira al chico con una expresión de sorna. Durante un breve instante los ojos de Luís fondean los ojos del gato. Un pensamiento oscuro parece agitar su conciencia. Se levanta, balbuciendo algo completamente indescifrable. Sobre las comisuras de sus labios una sonrisa busca expresarse, pero se apaga antes de nacer.

           Arriba en el cielo algunas nubes negras ocultan el sol, luego se adensan, se     acomodan, se apartan y se dejan ver a través de formas siempre cambiantes. Un solitario rayo de sol logra infiltrarse entre las nubes y baila sobre los ojos del niño, cegando su visión momentáneamente. El silencio abruma. El chico quiere jugar pero se queda mirando a su alrededor. Su mamá está al otro lado de la pequeña montaña de desperdicios, tal vez trabajando, recolectando. El chico no la ve, no la escucha; no escucha ningún ruido. Es un silencio extraño, huidizo, inexplicable y al mismo tiempo habitual. Aburrido, Luis finalmente corre hacia la madre, hasta el otro lado del montón de basura, la busca pero no la encuentra. Lejos vibran refucilos, el cielo se enfurece y pronto gotas golpean sobre los desechos. Luís se levanta, seca sus mocos en la manga de su remera rota, y se echa a corre al tope de su velocidad, su pequeño cuerpo palpitando. El cielo explota en truenos ensordecedores y expone su cara más bestial. El viento ruge y el agua cae en baldazos, golpeando la cabeza del niño. La tierra y los desechos forman pequeñas lagunas.

 

                        Al rato Luís alcanza un albergue al lado de la ruta. Entra y se tira sobre unos diarios esparcidos por el piso. En uno de los diarios un título anuncia los resultados de un estudio de las Naciones Unidas:”Mil millones de hombres y mujeres sufren hambre alrededor del mundo.” La nota explica un informe del Programa Mundial de Alimentos. Dice que además de los hambrientos unos tres mil millones de personas sufren de desnutrición.

 

Luís no sabe leer. Los diarios le sirven apenas para secarse o para amortiguan el piso. Parece dormir tranquilo, pero su respiración es tan agitada como irregular. No sabe que importantes bancos y entidades financieras han ido a la quiebra, que la guerra sigue, que se lucha por el agua, por el petróleo, por la posesión de la tierra; no, Luís duerme y en su sueño algo agita su conciencia.

 

Quiere reducirse a la nada, imaginar su frágil cuerpo hambriento volverse transparente, hasta convertirse en puro espíritu, volar; quiere comer huevos de ganso, reír a carcajadas, robar el club de golf del señor Roberto Pascual Gorrina, montar a la espalda del gato y cazar ratones al amanecer…sabe en alguna fibra interior que la vida es algo que supera el conocimiento, algo vaso, eterno y sin limites.

 

Sabe que para reducirse a la nada necesita gran concentración, como la que tienen los magos. Sabe porque una vez vio un mago hacer trucos en un circo que se realizó no lejos del descampado donde ayudaba a su mamá a buscar algo comestible en la montaña de basura. Admiró mucho la rapidez de las manos del mago, cómo hizo desaparecer cosas. Luego trató de inventar sus propias maniobras, sin mucho éxito.

 

Ahora, en el sueño, Luís está lleno de confianza. Sabe que está internándose en un espacio misterioso e interior, aunque su sensación es de vuelo. De repente siente que se desprende del cuerpo y que puede observarse desde arriba, como si su conciencia se hubiese subido hacia algún punto encima de su cabeza. No era novedosa la sensación, pues muchas veces había soñado algo similar: que sabía volar, que su cuerpo se hacía invisible, que nadie lo podía ver, que era invisible.

 

La respiración de Luís lucha ahora en su cuerpo contra mil demonios. Es una batalla definitiva, el  fin de una época, el nacimiento de otra. ¿Es la muerte el fin o el comienzo? O simplemente otra posibilidad. Imposible saber. Se acercan dos hombres. Luís percibe su presencia pero no puede ni mover sus labios, ni decirles una palabra. Quiere pero está en un estado similar a un trance. Quiere decirles que tiene hambre, que no sabe dónde está su madre, que quiere jugar con el gato, pero no le sale ni una sola palabra.

 

Uno de los hombres deja caer al suelo su cigarro, se dobla sobre el cuerpo de Luís y lo sacude suavemente. Con una mano aparta los diarios que cubren el cuerpo del chico y con la otra lo levanta parcialmente.

 

--Parece estar muerto. ¿Qué hacemos?

 

El otro hombre se arrodilla al otro lado del chico.

 

--¿Estás seguro? ¿Respira todavía?

 

El primer hombre habla con un leve estremecimiento en la voz. Hay una expresión cerca de exasperación en su rostro. Coloca sus labios al oído de Luís y le habla:

 

--¡Chico! ¡A despertar! ¡Vamos!

 

El pequeño Luís no responde. Su pecho no muestra movimiento alguno. Sin embargo su cara es una pintura de paz. El hombre trata de sacudirlo. Luís no  reacciona. Su cuerpo yace tibio contra los diarios. Ya no llueve. Ha salido el sol nuevamente. Luís parece habitar alguna zona entre la vida y la muerte. Los hombres miran a su alrededor desconcertados, después sin intercambiar palabra alguna cargan el cuerpo de Luís hasta la ruta. El chico parece estar entre la vida y la muerte.  ¿Quién sabe? A lo mejor está volando libre en aquel espacio misterioso e interior, allí donde no existe el hambre.  

 

                                                   

 

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