Estreno de "El Soplón de Díos" de Freddy Virgolini: "la muerte no existe. La muerte es un prejuicio de la vida."
Un actor es un creador. Vive entre muertos vivos. Resurge continuamente de las cenizas. Pone su cuerpo en mil batallas. Cambia su nombre, su forma de caminar, su voz, ama, odia, grita, susurra poesías, reinventa su alma cada vez que pisa un escenario, cada vez que entra en contacto con una propuesta escénica. Su imaginación vuela sin necesidad de reconocer ni tiempo, ni lugar, ni lógica, ni religión, ni estructuras económicas, políticas, sociales…Freddy Virgolini, discípulo del maestro de actores Agustín Alezzo en Buenos Aires, Argentina, seguramente contempló estas características del oficio del actor cuando escribió y ensayó “El Soplón de Díos,” estrenado anoche en el teatro Piccolino del barrio Palermo de Buenos Aires.
En el unipersonal los fantasmas culturales de occidentes están presentes en el aire, en el público, en las máscaras y en prendas y objetos del actor. Vestido de blanco y negro, jugando con una máscara blanca y un sopapo, se presenta como Lucifer, pero un Lucifer que cuestion su tarea de hacer el Mal entre los seres humanos.
Allí sobre las cabezas del público señala los muertos-vivos de occidente, Napoleón, actores de Hollywood, el Che, Hitler, Shakespeare...un Hamlet que recobra vida como un espéctro; la guerra, la destrucción del medio ambiente y otras tragedias humanas como telón de fondo. Es cierto. Hamlet duda. ¿Cómo actuar ante la sospecha de un mal (el asesinato de su padre)? El Soplón duda también. Ataca sus contrincantes imaginados como si fueron los molinos de Cervantes.
Dice Virgolini: "Los textos son partes ’destrozadas’ de obras de poetas dramáticos inmortales, que, unids, congenian la acción dramática de esta obra. Mientras escribía la obra, el personaje de El Soplón me enseñó que, todo aquello que rechazo fuera de mí, son mis propios diablos. Un contenido dramático, que me despertó muchas preguntas, a las cuales sólo pude responder planteándolas con mi cuerpo en términos prácticos de ’forma esénica.’"
“La muerte no existe,” dice el personaje. “La muerte es un prejuicio de la vida.” De todos modos opina el Soplón, “La vida no es más que un soplo.” Después: “Soy el poder. ¿Qué importa cómo he llegado?”
Ante el silencio de la Conciencia, debate los temas del bien y del mal que obsesiona a la cultura occidental y se acerca a una especie de catarsis teatral, replanteando el rol del Mal que habita sus propias entrañas, cuestiona la posibilidad de evolución, la posibilidad en encontrar un camino digno para la humanidad, insinúa la posibilidad de conectarse con el mundo femenino…
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Asistente general: Luís Nicolás Acosta
Asistencia Técnica: Victoria Rodríguez Cuberes- María Jimena Martín
Puesta de luces: Pablo Marchini
Interprete: Freddy Virgolini: Discípulo del maestro de actores Agustín Alezzo en Buenos Aires, Argentina.
Ha fundado y dirigido el centro de formación, investigación y producción de teatro EA! Escena Abierta, del año 1991 al año 2001 en la ciudad de Mar del Plata, Buenos Aires. Desde el año 2002 reside en España y actualmente conforma el elenco de la compañía Suiza de Teatro delle Radici, con la cual realiza giras internacionales.
Funciones jueves a las 21:30
Teatro El Piccolino
Fitz Roy 2056 (entre Soler y Nicaragua)
Localidades $ 35 - Reservas 4779 - 0353
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