El teatro como vehículo de comunicación
Se sabe. El arte teatral es un juego, una mentira, una manera de burlarse de los díoses, de los reyes,de los prepotentes; una forma de dar voz a aquellas personas que quedan en el basural de la historia; un grito sordo;un entretenido intento de explicar lo inexplicable del ser humano, descifrar sus amores y desamores. Lo dice Voltaire: "El teatro es una mentira;que sea tan verdadero como fuera posible." Y lo dice Jean-Louis Barrault: "Drama tiene la antigüedad del hombre;se vincula a él como su doble, pues el juego teatral está en la misma esencia de cualquier ser viviente." Para el reconocido actor italiano Tommaso Salvini: "Un actor vive, llora y se rie sobre el escenario, pero nunca deja de observar sus lágrimas."
Cabe preguntar entonces: ¿Qué encuentra el público en espectáculos que reproducen de alguna manera sus propias luchas, sufrimientos y alegrías? ¿Qué motiva el actor a exponerse ante el público noche tras noche, espectáculo tras espectáculo, en toda su frágilidad?
Dentro de las mil respuestas posibles, tomando en cuenta la gran diversidad de los públicos a través de la historia, podemos concentrar la mira en un único aspecto: la comunicación. El hombre vive comunicándose mediante palabras, tonos de voz, canciones, bailes, gestos, formas de mover el cuerpo,sus rituales, sus miradas y un sinfin de actitudes comunicativas. En el escenario, por las obligaciones impuestas por el tiempo y por el espacio, todos los métodos de comunicación se vuelven mucho más concentrados que en la vida real.El público supone que cada gesto, cada risa, cada mirada tiene un significado, pero en el escenario los significados no son iguales a los que suceden en la vida fuera del teatro. A tal punto que el realismo no puede existir en el escenario.
Todos los lenguajes que tienen los seres humanos son intentos parciales de comunicar algo esencial que surge desde su eje central y busca salir y ser entendido. Sucede que las palabras nunca son suficientes, tampoco las miradas, los gestos...Cada persona hace su propia "lectura" sobre la intención de una persona con la cual ha entrado en comunicación. De allí, la confusión. El amor apasionado, el desamor. La crisis. La pelea. La ruptura. Sin tener total conciencia sobre sus actos, cada persona lanza petardos comunicativos y al mismo tiempo oculta sus verdaderos miedos, deseos, intenciones. En el mejor de los casos, al ver los personajes representar sus desencuentros en el escenario, el espectador pueda ver sus propios desaciertos desde otra perspectiva. Queda por ver cómo hace el actor en el escenario para convencer al público de la veracidad de sus acciones, estados mentales o emociones.
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