¿Qué hace Cyrano de Bergerac en la Manzana de las Luces de Buenos Aires?
Es el domingo, 18 horas, y estamos tomando café en el patio de la Manzana de las Luces, Perú 272. De repente aparece un señor raro, vestido como si fuera un vocero de Luis XIII de Francia. Pero no. Es un actor. ¡Momentito! ¿Dónde estamos? El señor habla el español de los porteños. Dice que algunos personajes transcienden sus autores y menciona Cyrano de Bergerac del francés Edmondo Rostand.No deja de hablar cuando entran otros personajes, corriendo, saltando. La cosa está complicándose, me parece. Hace frío. El vocero invita a los visitantes a subir unas escaleras. A lo mejor vamos a un lugar más cálido. Hm. ¡Qué paredes! Y dicen que abajo hay túneles de cinco metros de profundidad, digamos, si uno tiene que escapar rapidito.
Un perro nos ganó la entrada a la sala. Se ubica debajo de una silla y se pone a dormir. Es bonita la sala. Apenas tuvimos tiempo para acomodarnos en las butacas cuando estallan acciones por todos lados: ¡espadachines! ¿Es un espectáculo o estamos soñando? ¡Qué narigón ese espadachín! No es feo, pero ese nariz…¡qué asco! Es una lástima, pues es alto, elegante, es un soldado, canta, compone poesías románticas, es astrónomo.¡Es Cyrano de Bergerac! No hay nadie que puede con él pero con ese nariz tan enorme y fea…siente acomplejado,claro, y piensa que ninguna mujer podría jamás fijar sus ojos en él. Igual se cae terriblemente enamorado de su prima, Roxane. ¡Díos mío! ¡Qué mujer! ¡Qué manos, qué pelo, parece una flor humana!
¡El amor! ¿Cuántas vueltas tiene? Ahora y entonces. Roxana está enamorada de otro soldado, Cristián, un tipo guapo pero sin don de la palabra. Entonces, Cyrano pacta con Cristián para escribirle cartas de amor a Roxana, pues de esa forma piensa que al menos pueda expresar sus sentimientos a su amada. Como se puede imaginar la cosa va para cualquier lado. No hace falta explicar lo que pasó después. En todo caso la cosa vuele a repetirse cada domingo en la Manzana de las Luces y uno puede volar varios siglos atrás o acordar de cuando uno se enamoró inútilmente de alguna bella dama…
Lo que se destaca muy especialmente en esta puesta del director Claudio Chaffone es la destreza de los actores, el timing, la coreografía precisa, la acrobacia, la incorporación del público en la puesta y el humor e ironía fina con los cuales se presenta esta versión porteña de Cyrano, apto para chicos y grandes. Un hermoso un muy entretenido espectáculo.
"Quien se ha deslumbrado casi hasta la cegera con el sol ficticio de una escena, quien se ha consumido demasiado a sí mismo ante los demás, y podemos afirmar que vive sólo para ofrecerse a los demás sobre la implacable desnudez de un escenario, siempre guarda, celosamente escondida, su propia (¿verdadera?) identidad. Esta es la única manera de defenderse, de existir, en el juego constante de fuera y dentro, que el teatro exige." Lluis Pasqual
Funciones los domingos a las 16 y 18 horas.
Entradas $20 pesos
Más información: marinamunilla@yahoo.com.ar
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