Edgardo Epherra, escritor: "cuando escribo es una segunda respiración..."
Con un café de por medio, el calor de San Telmo provocando sudor en la frente, el año 2011 burlándose de su hermano menor, 2010, y con el arte de la palabra como leit motif, fluye sin tapujos una charla entre Jaquematepress y el escritor argentino Edgardo Epherra .
--¿Cómo y por qué comenzó a escribir?
--Bueno, la vocación literaria (la de escribir pero también la de leer) a uno le sucede, o mejor dicho, no se elige: se trata de algo que lo elige a uno, en cierto momento de la vida. Yo no podría determinar cuándo me ocurrió esto, en términos de calendario, pero emocionalmente sí: me veo disfrutando de los colores, las texturas, los olores de aquellos libros de cuentos de mi primera infancia, aún antes de saber leer, y muy poco después, haciendo esos primeros trazos con los cuales agredía, ya desde entonces, cuadernos, libretas y papelitos. Sin tener conciencia exacta de cuándo, creo que éste fue el "cómo" empecé a ser escritor.
--Es decir, no hace falta un "porqué."
Desde luego: si uno no lo elige, tampoco tiene un "porqué" íntimo, racional, voluntario. De a poco la vocación se hace destino. Basta con no contradecirla. Todo se va dando por una especie de hermosa fatalidad, entre los goces y las sombras. Uno se apasiona y disfruta con esto, y simultáneamente descubre que puede aprender, mejorar. Hablo de mi caso, desde luego: entonces he procurado hacerme cargo, como pide Borges: "El secreto de la felicidad consiste en no traicionar tu don".
--O sea, dejar que el don toque el corazón.
--Y no digo que yo tenga algún Gran Don. Digo que leer y escribir me gusta, lo hago con sumo placer todos los días, profesionalmente (como quien profesa) y compruebo que a algunas otras personas les da placer leerme o me consultan para escribir y corregir. Ésa es la causa de mi elección. Ser escritor me permite ganarme la vida, en todos los sentidos de la frase: Hago lo que quiero, no lastimo a nadie y nadie me molesta. ¿Qué más podría pedir?
--Hmm.Tiene una revista en la web. ¿Cuáles son sus aspectos únicos?
--Ah, cuántas paradojas se me ocurren para responder una pregunta que en el fondo no sé contestar: todos somos iguales de distintos; el universo es diversidad; etc. Podemos echar mano a cualquier frase de ésas. Pero me parece imposible en este rubro lograr algo único. Ya el hipertexto hace que una sola revista no sea única, aunque sólo ella existiera en el cyberespacio: porque el lector se va metiendo click a click en las honduras del sentido -o de los sinsentidos- de la Red, y así la revista es una multiformidad de “opciones” donde lo único estable es el cambio, y la adicción a navegar empuja a naufragar de apuro.
--¿Será por eso el nombre de la revista?
--Sí. Se llama Revista Sobre Vuelos. Reconoce su limitación. Estamos obligados a sobrevolar. El medio electrónico casi siempre condiciona al contenido literario. ¡Pero casi! También proponemos a quien nos lee buscar remansos para que anide la curiosidad. La pausa es un valor clave para equilibrar todo vuelo. Y eso también se encuentra en la revista. Como dijo Isidoro Blaisten: "La escritura es la quietud de lo que vuela". Me gustaría que nuestra revista pudiera aportar contenidos consistentes por encima del vértigo que la Red impone. Y es imprescindible que no sea la única en lograrlo. Por el momento, 3.200 suscriptores personalizados nos están dando su voto de confianza desde todo el mundo...
--¿Cómo entiende el futuro de las revistas literarias en la web?
--Me parece que las únicas que tendrán un futuro son las que se planteen realizar algún aporte que trascienda el medio. Si hacemos comida chatarra de nuestros contenidos porque no hay tiempo ni espacio, entonces lo que escribimos se reduce, se empobrece, y también embrutecemos al que “consume” nuestros mensajes. Esta forma de hacer una revista literaria no tiene futuro, o si lo tiene no me interesa demasiado entenderlo. Toda revista cultural que se precie viene de otra historia y debe mirar a un horizonte mejor, más allá de las estéticas, las filosofías y el soporte donde se apoyen.
--Su repuesta nos lleva a otra pregunta: ¿qué significa escribir con teclas en vez de lápiz?
--Si me quitaban el lápiz y me daban una cuña filosa y tablas de arcilla, yo habría hecho escritura cuneiforme, y ahora alterno la redacción a mano alzada con la escritura digital. Cuando escribir es una segunda respiración, hay que escribir. Supongo que habrá gente a la cual es difícil hacerle tomar una herramienta, y otra que parece haber nacido con esa herramienta en la mano. Ciertos individuos casi nunca frecuentan la escritura y la lectura, y sin embargo otros, pese al fárrago de la vida cotidiana y los cambios tecnológicos, leen y escriben en el aire, bajo el agua, contaminados por el humo industrial, bombardeados por los aviones, por la pobreza económica o por la estupidez mediática. Cortázar escribía arduas traducciones para la UNESCO y garabateaba “Rayuela” forzándose al insomnio. Porque sabía esto: “No hay excusas. El que está condenado a escribir, escribe”.
-- ¿Qué carajo sucede hoy con nuestro mundo posmoderno?
--Así formulada, esta pregunta tiene una palabra más bien obscena, y no es “carajo”, sino “nuestro”. Yo no considero “mi mundo” al mundo posmoderno, en contenidos ni en forma. Entre otras cosas porque a esa clase de mundo no le hace falta un escritor del modo como yo asumo mi trabajo. Ni yo participo en las formas de relación posmodernas. Es verdad que estamos obligados a convivir con su parafernalia: donde vayas habrá celulares que te incomunican con quien estás desayunando, autos importados para llegar pronto a la muerte porque son más veloces que las rutas nacionales, plasmas que otorgan alta definición a la imbecilidad, cirugías antiestéticas que sueltan por la calle a barbies sesentonas y nenitas mutantes.
--¿Será una cuestión de moda?
--¡A muchos les gusta decirse posmodernos y asumen que ése es su mundo! Pero se lo prefabricaron otros. Pasa igual con el slogan que proclama “la muerte de las ideologías”: los que lo inventaron persiguen que se mueran por falta de participación las ideologías de los demás, para que domine la suya. ¿Y cuál es la definición de mundo posmoderno? No sé. Yo soy apenas un escritor de poesías y ficciones, no un sociólogo, ni un historiador, ni un psiquiatra. En todo caso, respondo humildemente a la pregunta que me hacen: siento que la posmodernidad es una construcción semántica bastante falaz y malintencionada, porque menosprecia las relaciones profundas, y trivializa valores como la vida, el trabajo, la libertad, la memoria, la justicia; en fin: lo que nos hace más humanos. Alguno podrá decirme: “pero es la realidad”. Y yo tengo derecho a disentir, e incluso a establecer con esa supuesta realidad un contrato más justo.
--Entonces: ¿Qué será para usted el posmodernismo?
--Para mí, más que real, el resultado de estas conductas posmodernas es surrealista. Pero de un surrealismo ordinario, pedestre. Alguien, creo que Louis Aragón, que pertenecía a aquél movimiento, dijo: “Si se te ha ocurrido una triste imbecilidad, y la escribes siguiendo el método surrealista, obtendrás por resultado una triste imbecilidad”. Yo no pretendo cambiar el mundo por las mías, pero tampoco admitiré que el mundo, al menos ése de la posmodernidad, intente cambiarme a mí. Otros mejores se podrán fundar que merezcan defenderse.
Edgardo Ariel Epherra (Bahía Blanca, Argentina, 1958)
Es escritor, periodista y docente; coordinador ejecutivo de la Asociación ’Prolibro’ (ONG, pers. Jurídica n°15.315) y delegado del Fondo Nacional de las Artes. Coordina eventos, talleres de escritura y de animación a la lectura, y asesora proyectos de edición. Su obra ha recibido distinciones en numerosos certámenes y se publica en varios países. Escribe sobre temas de su especialidad en diarios y revistas, integra jurados en certámenes de literatura nacionales e internacionales, y la crítica dijo que "muestra esa alegría de escribir que se contagia como alegría de leer". Coordina el Programa de Talleres ’El Aleph’, auspiciado por la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, Instituto Cultural y Concejo Deliberante de Bahía Blanca. Este Programa fue declarado “De Interés Cultural” por sus 25 años de trayectoria como espacio independiente abocado a la difusión de las Letras en Argentina. Epherra ofrece habitualmente charlas, cursos y talleres a pedido de instituciones o personas, así como talleres a distancia individuales y un exclusivo servicio de Guía Literario Personalizado, para asesorar proyectos de escritura y publicación, con clases intensivas individuales, corrección de originales, publicidad y presentación de libros.
Contacto:
tallerelaleph@yahoo.com.ar
Sitios:
www.cafeliterarioelaleph.blogspot.com (un boliche con arte)
www.carillalibre.blogspot.com (mesa virtual del Programa El Aleph)
www.edgardoepherra.blogspot.com (algo personal)
tallerelaleph-subscribe@yahoogroups.com (Revistas Sobre Vuelos)
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