Año nuevo, Cambalache, algunos en la calle otros más allá de las penas...
Que el mundo fue y sera una porqueria,
ya lo se...
En el quinientos seis
y en el dos mil también!
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublés...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldad insolente
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
¿Ha cambiado el mundo desde 1935 cuando el lápiz de Enrique Santos Discepolo escribió "Cambalache?"
Quizás no tanto, a pesar de blackberry, MP 5 y vaya uno a saber qué otras novedades. Este hombre, con su “casa” en la calle Chile de Buenos Aires, no pudo tomar champán francés para festejar el fin de 2011. No tenía nada para vender, siquiera para comprar algo para calmar el malestar en su panza. En cambio, en medio de la crisis financiera, los bancos internacionales festejaban la llegada de 2012 con ganancias record. Claro, algunos multimillonarios habrán expresado su preocupación por el aumento de la pobreza en el mundo, pero igual presionaban a los países en crisis: habría que despedir a muchos de los empleados públicos, incrementar la edad jubilatoria, ajustar las cuentas públicas.
Y a pesar de los escándalos en el mercado inmobiliario, era tal vez para algunos un buen momento para deshacerse de alguna propiedad. Por ejemplo, la millonaria argentina María Amalia Lacroze de Fortabat decidió vender su departamento de 724 metros cuadrados en el Pierre Hotel frente a Central Park en la ciudad de Nueva York por…$...¿para qué decir el precio? Tenía seis baños. El hombre sin casa en Buenos Aires la calle Chile no tiene baño. ¿Cómo se arregla? El lector puede imaginar.
Es que el mundo sigue siendo una especie de pirámide, con una base cada vez más amplia. Pero aunque parezca mentira, en este mundo en crisis hay cada vez más millonarios. Tienen un problema grave: ¿Qué hacer con los ahorros?
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