Mauricio Rosencof: "Sala 8" el Hospital Militar durante la dictadura uruguaya
Es cierto. A veces la realidad supera ampliamente lo que la mente fantasea. Periodista, escritor uruguayo y militante del Movimiento de Liberación Nacional de, Mauricio Rosencof fue detenido en 1972, rehén incomunicado del año siguiente hasta 1983. Su novela de reciente aparición, “Sala 8,” es sobre el recinto del Hospital Militar donde permaneció como preso político de la dictadura uruguaya.
Rosencof emplea un lenguaje despojado de fuerte impronta autobiográfico, intercalando realidad y ficción, su niñez y el infierno de ser preso político durante la época en América Latina cuando las dictaduras anti-comunistas experimentaban con una variada gama de métodos represivos, desde el secuestro, el asesinato, la tortura, la violación y la guerra psicológica.
“Estoy e tránsito. Uno no sabe ni para dónde ni para qué va,” escribe Rosencof. “Estoy sobre la superficie, pero ya no estoy. Estoy, porque no me han dado destino. Entonces, vago por un tiempo que va más allá del vivido. Navego por todos los tiempos.”
El escritor hace frecuente mención de la literatura griega, y de Hades: “Un lugar profundo, infinito, oscurísimo y sin sol. En cualquier momento doy con la laguna, esa en que ni las aves muertas, ni siquiera ellas, podían alcanzar la otra orilla volando.”
Entre líneas, entre realidad y ficción, esencialmente real, uno entra en un mundo dantesco: “Uno es, digamos, una memoria suelta, sin tiempo, hasta que mi mamá dé conmigo y me prepare el tazón…con una cosa, con otra, me dejaron ablandado, después del tacho de mierda donde me hundían. Luego, digo yo, me habrán puesto a secar, al aire, a quietud, al horno.”
¿La inquisición? “Si a uno, mi amigo, lo tienen por tiempo indeterminado, infinito, sin autorización para mear, las manos inutilizadas con alambre a la altura del cóccix, digamos que sellando el instrumento liberador, uno al cabo de los siglos comienza a sentir que en la caja craneana oscilan las aguas.”
El preso Chongo, violado: “Le sacaron la cachiporra de un tirón y el palo hizo un vacío y, junto con él, se trajeron veinte centímetros de intestino, que costó retirar del palo, hasta que se logró. Así quedó el Chongo…”
El infierno no borra la memoria. “Papá dice que tengo que tomar mate. Que los hombres toman mate. Papá toma mate en pila. Me está enseñando. La bombilla es como una pajita de Coca Cola. Pero de fierro. Abajo tiene un lugar más ancho, lleno de agujeritos.”
Pavlov y la adaptación por sobrevivencia. Más que por Pavlov, habría que verlo por el lado de Darwin.
Los recuerdos: “Uno va dibujando ahí lo que venga. De gaucho, una casita con chimenea. Luego vendrán las iniciarles, alguna frase. Un pájaro. Decirle que con la luna el mar crece y las olas avanzan y atrapan nuestros sentimientos gráficos, y se lo llevan. Los recuerdos son así, mamá.”
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“Sala 8” de Mauricio Rosencof. Ediciones Santillana, S.A. 2011, Alfaguara S.A. de Ediciones, 2012. Av. Leandro N. Alem 720. http://www.alfaguara.com.ar
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