Mercosur: la quinta potencia económica del mundo
De repente, con el ingreso de Venezuela, el Mercosur se convierte en “la quinta potencia del mundo,” según la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. En efecto, los números son elocuentes: el PBI del Mercosur alcanza a 3,3 billones de dólares, es decir, el 82,3% del Producto Bruto total de Sudamérica, con una población de más de 270 millones de habitantes.
En la cumbre en Brasilia festejando el lanzamiento del Mercosur ampliado, el presidente de Uruguay, Pepe Mujica señaló que “No se trata de ser los más ricos del planeta, sino los más felices.” Luego remarcó con gran franqueza que “en América latina nos costó mucho ser libres. Tenemos que transformar la libertad de los pueblos en una causa. Ser libres es no ser esclavos de la necesidad, es tener la garantía elemental de lo que se precisa para vivir, pero después tener tiempo para vivir y gastarlo en aquellas cosas que a cada cual lo motivan.”
Las palabras de Mujica deben provocar una profunda reflexión acerca de los principios que han de impulsar el crecimiento del Mercosur, su inserción o no en el consumerismo mundial, qué clase de sociedad debe nacer a partir de la progresiva unión de los países de sudamérica.
Más allá de los errores y las dificultades que han aparecido en la lucha por construir un mercado común en el continente libre de la dominación de las corporaciones multinacionales, instituciones financieras y los poderes dominantes, la ampliación del Mercosur supone una opción económica, social y cultural de gran envergadura en el contexto actual de crisis financiera y económica en Europa y los Estados Unidos de Norteamérica.
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