Harguindeguy, general procesado por crímenes de lesa humanidad, muere en casa a los 85 años
"Hicimos lo que correspondía en cumplimiento del deber militar," había dicho el ex general Albano Harguindeguy en 2003 a la periodista francesa Marie-Monique Robin. "Las Fuerzas Armadas deben decirle al pueblo argentino: nosotros los libramos de ser un país marxista." ¿Hubo errores en la táctica de la dictadura que tomó el poder en 1976? "Tengo que reconocer que cometimos errores. Si no cometiéramos errores seríamos dioses. Qué aburrido sería un país gobernado por los dioses, sin pecado, sin delito."
En realidad murió Harguindeguy a los 85 años, en prisión domiciliaria, antes de oír su condena justamente por "errores," tales como aparece en la causa judicial sobre el Plan Cóndor, el operativo en que las dictaduras del Cono Sur coordinaron la represión: El juez federal Norberto Oyarbide responsaiizó a Harguindeguy junto al General Jorge Videla y otros por el secuestro y aplicación de torturas a trece ciudadanos peruanos capturados en su país y traslados a Argentina durante el Mundial de Fútbal de 1978.
Otros de los errores del represor, según la justicia, fue el asesinato del obispo Enrique Angelelli, por haber emitido directivas precisas para eliminar los grupos vinculados con el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo. Además, un tribunal de La Rioja lo había procesado por los crímenes de los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville.
Hubo asimiso un juicio en Entre Ríos durante el cual el ex jefe de la Policia Federal durante el gobierno de Isabel Perón y Ministro de Interior durante la dictadura: durante ese proceso debió responder por las desapariciones de Sixto Zalasar, Julio Solaga, Norma González y Oscar Dezorsi.
Por su parte, según una nota del períodico Página 12, el juez federal Daniel Rafecas consideró responsable a Harguindeguy por 34 asesinatos y más de doscientos casos de secuestros y torturas.
Otro "error" según la justicia: las investigaciones judiciales apuntan a Harguindeguy y otros jerarcas de la dictadura en maniobras para quedarse con empresas y bienes de víctimas de la represión.
La muerte de uno de los "cerebros" de la dictadura, comodamente en su casa, deja muchas preguntas en el aire pero la más irritante: ¿Los fines justifican los medios? Es el argumento de muchos represores y de muchos países dominantes que piensan que tienen la única verdad y por lo tanto justifican el uso de métodos aberrantes para eliminar a sus adversarios.
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