"El experimento de Próspero," de David Amitin, una comedia sobre el amor
El profesor está rodeado de libros mientras atrás Ariel juega. De repente estalla la magia: Combinar “La Disputa” del dramaturgo francés del siglo XVII Pierre Marivaux e incluir Próspero y Ariel de “La Tempestad” de William Shakespeare fue un gran acierto de David Amitin y José Padilla en “El experimento de Próspero” estrenado en el teatro Andamio 90 de Buenos Aires.
¿De qué estamos hablando cuando se trata del amor? Es un tema inagotable. En esta comedia cuidada hasta los últimos detalles se propone un experimento sobre la naturaleza del amor. Cuatro bellos jóvenes, dos varones y dos mujeres, han sido aislados del mundo social desde el nacimiento. Próspero, el mismo de “La Tempestad,” se encarga de indagar sobre el amor, el erotismo y los vínculos entre hombres y mujeres.
El asistente del profesor, Ariel, mantuvo los jóvenes bien apartados de todo contacto con otros seres humanos en una isla. Pero llega el momento de conocer la verdad del mundo. El alquimista Próspero promete liberar a Ariel con una condición: que haga que los jóvenes se conozcan.
Con un humor sutil y gracioso se suceden hechos curiosos—cada uno descubre su propio rostro reflejado en un arroyo, se tiene que enfrentar con la propia identidad y con el otro; aparece el atractivo sexual con un muy elevado grado de inocencia sin los preconceptos sociales; pero a la vez asoma la infidelidad, la culpa, la deslealtad, la confusión y todo el círculo confuso que rodea las relaciones humanas.
Es exactamente lo que el profesor busca investigar, la naturaleza del amor, los enigmas del sexo pero todo llega a tal grado de confusión que Próspero ordena a Ariel que los encierre nuevamente y el profesor vuelve un poco melancólico a sus reflexiones. No puede ir más allá de su pasión por conocer, no puede llegar a ninguna conclusión. Igual Próspero cumple con su promesa y libera a Ariel.
Hay que destacar la dirección ágil y estética de David Amitin en un espacio prácticamente desnudo de objetos escénicos. Visualmente logra una poesía de movimiento gracias a la capacidad expresiva del elenco. El humor no se encuentra solo y oculto en las palabras; los cuerpos agregan su dosis de expresividad. Incluso una persona muda podría disfrutar plenamente del espectáculo.
Funciones.
Viernes de agosto a las 23 horas y a partir de septiembre, los sábados a las 20:30 horas en el teatro Andamio 90, Paraná 660, CABA.
Entrada general: $60-.Estudiantes y jubilados $40-.
Facebook: El Experimento de Próspero
Mail: experimentoprospero@gmail.com
Reservas: Teatro: 4373 5670 | www.andamio90.org | www.alternativateatral.com
Facebook: El Experimento de Próspero
Mail: experimentoprospero@gmail.com
David Amitin, autor y director relevante de la escena teatral y de la ópera en Argentina, actualmente reside en Madrid y ha montado puestas de autores como W. Shakespeare, Georg Büchner, Fedor Dostoievsky, August Strindberg, Griselda Gambaro, Herman Melville, N. Gogol, Ben Jonson e H. Ibsen, entre otros. Ha montado obras en Inglaterra, Bélgica, Alemania, Austria y España.
Como regisseur de ópera presentó en el Teatro Colón "Il Barbiere di Siviglia de Rossini" (1991), "La Ciudad Ausente" de G. Gandini (1995), "El Amor por Tres Naranjas" de Serge Prokofiev (1998), "Il Trovatore" de G. Verdi (2000) y “El Pobre Marinero” de Darius Milhaud (2001) con excelentes críticas.
Dijo la prensa sobre algunos de sus espectáculos:
Ópera:
Sobre "La ciudad ausente", de Gerardo Gandini. “David Amitin realiza una labor estupenda, dotando a la acción de recursos escénicos admirables” (Armando Rapallo, diario Clarín)
Sobre "Il Trovatore" de Giusseppe Verdi. "Una de las más destacadas representaciones operísticas de la temporada. (Héctor Coda, La Nación)
Sobre "El amor por tres naranjas", de Serge Prokofiev. “David Amitin crea una espléndida puesta en escena, basada en un libreto que ofrece mucho lugar para la imaginación y la creatividad” (Pablo Kohan, Revista Noticias)
Teatro:
"Los siameses", de Griselda Gambaro. “Amitin es el mago que hace del teatro un hecho vivo” (Osvaldo Quiroga. La Nación)
"Bartleby" de Herman Melville. “Una notable versión de Bartleby, el escribiente”. (Hilda Cabrera, Página 12)
"Fando y Lis", de Fernando Arrabal. “El escenario se inunda de una extraña poesía, por momentos feroz, por momentos luminosa y mágica. El brillo de la puesta en escena se acrecienta con este logro fundamental: la total coherencia entre concepción y actuación”. (Yirair Mossian, Convicción)
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