Cristina Santander
Cristina Santander
“El arte no sirve a ningún propósito, sino que destila la sustancia con la que luego algunos construirán propósitos.”
--Leo Masliah—
El atelier de la pintora Cristina Santander invita al curioso a despojarse de los prejuicios, abrir todos los sentidos y prepararse para un viaje único e irrepetible. Cristina dice: “Soy pintora: me expreso a través del color.”
Es cierto. Al mirar con atención los cuadros colgados en la entrada del atelier, el visitante siente que Cristina agrega calor a los colores que fluyen de su pincel. Cristina está ocupada, dice Rosa -quien abre la puerta de la casa- taller- pero el señor puede esperar ahí en aquella mesa. No lejos un alumno presta esmerada atención en la preparación de unos bocetos.
El periodista examina varios cuadros de Santander. Le llama poderosamente la atención la intensidad de las miradas que parecen saltar de los lienzos, también en lo que surge como una dialéctica entre forma y contenido…Desde la escalera se escucha pasos…
--¡Hermosa casa!
--Es del año 1930, perteneció a la familia Moneta. Hace tres años la compré para hacer mi taller de pintura y grabado, un lugar ideal para trabajar, porque es luminoso, paredes altas para exhibir las obras. Como viajo con frecuencia, siento algo especial al volver a esta casa.
--¿A qué edad supiste que la pintura era su vocación?
-- Creo que a los 5. A los 12 años comencé con mi primera maestra, Chola Dantiacq. Había crecido siendo vecina de Alcides Gubellini; allí conocí muchos artistas que lo visitaban. Me quedaba extasiada contemplando a Gubellini pintar, modelar. Mi familia era afín al arte. Pero en realidad vengo de una familia de músicos. Mi abuelo, Manuel Santander, era compositor y ejecutante; mi padre director y trompetista de jazz; mi tío también director; la hermana de mi madre, Helen Jackson, que fue lo que se llamaba “Lady-Crooner.” Entré directamente en la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires, desde la primaria. Pasé por todas las escuelas de Arte e hice las especialidades de Pintura y Grabado. Allí tuve grandes maestros, López Anaya, Aída Carballo, y Ideal Sánchez. Años más tarde estudié en el mítico Atelier 17 con Stanley William Hayter, artista inglés que experimentó con la estampación a color simultáneo y fue un verdadero renovador del grabado.
--¿A qué edad comenzó a exponer?
--Digamos, comencé a exponer siendo una adolescente. A los 15 años Romero Brest, Director de Instituto Di Tella organizó una exposición: “Desde Prilidiano Pueyrredón a Nuestros días” era su título. Yo era la más joven de los participantes. He tenido suerte de comenzar en un período en que en Argentina se vivía mucha euforia por la pintura.
-- ¿En qué año?
--Estamos hablando de la década de 1960, un momento muy productivo. Cuando entré en Bellas Artes había un movimiento de renovación entre los estudiantes, del cual yo formé parte y llegué a ser vicepresidente del Centro de Estudiantes.
--Hmmm--
--¡Y si ni fui presidenta, fue por ser mujer! Esa experiencia me hizo madurar no sólo como estudiante sino en el sentido social también. El problema del artista plástico es que trabaja en forma muy aislada. No es así ni en teatro, ni en danza; se trabaja en equipo, con un director, un coreógrafo, o si se es músico está el director! No se puede crear sin sentido social, no quiero decir descriptivamente como sucedió con el Realismo Socialista. Hablo de Picasso y el Guernica, sin lugar a dudas la obra más comprometida con lo social del Siglo XX.
-- Como siguió tu carrera?--En 1968 gané la Bienal de IBIZA, un premio muy importante que me abrió la posibilidad de introducirme en España como artista. Posteriormente lo ganó Julio Le Parc uno de los más relevantes artistas del espectro internacional. Posteriormente, fui distinguida como una de los 10 jóvenes Sobresalientes de la Argentina La Sra. Jeanette Arata de Erize, presidenta del Mozarteum estuvo en el Jurado. Gracias a esa entidad pude alojarme en la Cité des Artes, donde el Mozarteum con gran inteligencia adhirió al proyecto de André Malreaux al crear y construir un Edifico de Ateliers de Artista donde confluyen artistas de todas partes del mundo. Gracias a esa iniciativa la Argentina está representada.
--Pero no a nivel oficial, imagino.
--Lamentablemente no hay ninguno de índole oficial. Fue entonces que trabajé en el Atelier 17.Anhelo que las políticas culturales de los gobiernos de turno se convenzan que la cultura es importante y representa al país. Es necesario que seamos apoyados en lo económico, que hayan partidas para adquisición de obras, que no seamos los artistas los que donamos nuestro esfuerzo a los museos, que exista una Ley de Mecenazgo que aliente a las Empresas a invertir en Arte. No es un problema político, es cultural. Necesitamos gente culta en el Poder.
--¿Qué quiere decir?
--Falta orgullo artístico. Deberíamos imitar a Brasil, país que no solamente se siente orgulloso de sus jugadores de fútbol pero también dispone fondos para la creación. ¿Cuando las cuantiosas delegaciones presidenciales viajan, lo hacen con algún artista? Viajan peluqueros, asesores, deportistas, amigos, vecinos, pero artistas... ninguno! ¡Nosotros viajamos solos y a la buena de Dios!
-- Sin embargo hay mucha actividad artística en el país…
--Sí, hay hambre de arte pero no hay dinero para el Arte. Aquí no llegan las grandes exposiciones, no llegan los grandes espectáculos porque no hay dinero para financiarlas.
--Tuvo influencia en su trabajo sus estudios en el exterior?
--En Paris y en Madrid. Francia me dio excepcionalmente por ser extranjera una beca para estudiar en España y me alojó en el Palacio de Velázquez perteneciente al Ministerio de Cultura francés. Es un lugar magnífico como lugar y con gente del más alto nivel de investigación y artístico. El arte se nutre de ver.
--¿Existen en Argentina muchas tendencias o escuelas de arte plástico?
--No sé. A veces se habla de la escuela del Río de la Plata, pero está basada en la escuela de Torres García, un pintor Uruguayo. Aquí sobran buenos artistas pero en general siguen los movimientos artísticos internacionales. No hay duda que la globalización trae aparejada la despersonalización y la falta de localismos. Hay otro rubro que ha tomado fuerza últimamente y es el Mercado de Arte, con sus afluentes, las Ferias de Arte. Y allí llegamos al tema “precios”.¿Cuánto valen los cuadros de los mexicanos, que han logrado el apoyo de su gobierno? ¿Cuánto vale un cuadro de Frida Kahlo? Más de tres millones de dólares, y un buen cuadro argentino? Ningún artista argentino tiene esa cotización, ni aún Berni, por hablar de los muertos.
-- ¿Fuera de Buenos Aires hay centros importantes de actividad artística?
--Sí, pero por ejemplo el año pasado descubrí un desnudo maravilloso de Victorica en el nuevo Museo de Bellas Artes de Neuquén, que su director Oscar Smoljen rescató de los sótanos de nuestro porteño Museo de Bellas Artes. A veces algún director confundido convierte al Museo en su feudo, cuelgan y descuelgan autores basándose en sus gustos personales o lo que es peor en lo que está de moda. El arte no pasa por el gusto personal, no importa si a uno le gusta o no Picasso.
--¿Es difícil hacerse conocer?
--Donde? En Argentina? En el exterior? Siempre ha sido y será toda una ardua tarea. Es difícil surgir. Y a veces los que llegan, los más conocidos, populares o marketineros desaparecerán en el olvido. Quiénes eran los artistas consagrados cuando Van Gogh penaba por los cafetines? O quién ganó la Bienal de Venecia hace 2 años? En España me han hecho entrevistas sobre mis obras televisión. Hace unos 20 años me entrevistó Televisión Española para el programa “300 millones” que se emitía para toda América hispano-parlante, también a Sábato. Esa cosas no suceden en Argentina. Hay entrevistas en Canales Culturales, pero se quedan en el ghetto, porque no llegan a los hogares, a la ama de casa, a la empleada doméstica, al hombre de la calle; pero la televisión común excluye la cultura. Estoy segura que si los invitaran más de un colega que iría encantado a Gran Hermano o a Tinelli. Los obsesionados por el rating deberían dedicarse no solo a llenarse los bolsillos y hacer algo por el prójimo! Señores de la televisión: ámense a ustedes mismos! Amen a sus prójimos!
--Comenzaste a pintar hace aproximadamente 50 años. ¿Cómo ves ahora su trayectoria?
--No miro hacia atrás, no quiero ser la mujer de Lot. Mi sistema es la constancia, el método, la investigación. He indagado mis raíces estudiando a los grandes maestros de la pintura española.
--¿Tiene un estilo, una técnica…concentración, Zen…?
--Concentración... mucha. No prendo incienso, no respiro profundo, no me pongo en Alfa, medito día y noche en la obra, eso es Zen? El mecanismo de creación es inexplicable con palabras. Existen los dones, que quiere decir regalos, con los que se nace. Ser artista se nace, no se hace, hay una materia prima que se trabaja, se desarrolla, se pule, una aptitud que recién después de mucho trabajo da fruto. Desde chica me he pasado horas dibujando, pintando, nadie me obligó, estaba en mí. Lo importante es seguir su propio sentir en vez de seguir una moda, tan etérea que contradice la esencia misma del arte. Amo la moda, pero es otro cantar, hay que buscar la propia imagen, la identidad. De plantear así la cosa, a lo mejor tendríamos una identidad artística argentina. Y no es cuestión de pintar un poncho!
-- Hmmm--
Lo que pasa es que el mundo está alienado y la alineación es la incapacidad de equilibrar las cosas. Entonces, si los críticos dicen a los artistas lo que tienen que hacer es como si el huevo le dice a la gallina lo que tiene que cacarear. Además otro problema son las escuelas, la crisis de los sistemas educativos: en mi experiencia como docente me he dado cuenta de que los alumnos ni siquiera pueden manejar el lenguaje hablado. El lenguaje es fundamental. Es una abstracción que nos permite, a través de una palabra como ‘mesa’ pensar en el estilo, madera, hierro.
--¿Cómo surgen los temas?
--Hay varios temas que amo: la figura, el movimiento, lo vegetal, una flor; como plantean los chinos, imitar el comportamiento de la naturaleza, no a la naturaleza. No hay pintura figurativa y no figurativa. No hay nada que escapa de los sistemas de la naturaleza, en lo aparente o en el aspecto más profundo. Me interesa mucho el tema del espacio, por ejemplo, la luz. La pintura contemporánea apunta más a lo conceptual que a lo formal. No digo que eso es bien ni mal. Cada uno tiene su gusto. Eso sí, la obra artística no puede ser obvia. Tiene que tener misterio, un algo que atrae: DEVELAR NO MOSTRAR
-- Es decir, el arte tiene que provocar.
--Y algo más, emocionar. Pero si uno quiere provocar no hace falta salir a la calle como Adán y Eva. No quiero que me digan que soy una señora del Renacimiento—aunque no me ofendería si me lo dijeran porque el Renacimiento fue una etapa maravillosa y la base de muchos inventos Si no, pregúntenle a Leonardo!
--¿Hay algún cuadro suyo que hay marcado un rumbo especial en relación con su pintura? --No puedo hablar de un solo cuadro. Hay cosas que interesan más que otras…Es algo que hay que dejar a los que ven mis cuadros.
--¿Está trabajando en algunos proyectos importantes que quiere dar a conocer?
--Estoy viajando a Paris y Madrid; mayo Japón, junio Nueva York, después DIOS DIRÁ..........EBENEZER: HASTA AQUÍ ME AYUDÓ DIOS
Contactos: Cristina Santander: Fax: (54-11) 4803-9552 / 4803-5561 e-mail: cris@cristinasantander.com.ar web: http://www.cristinasantander.com.ar
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