Guillermo Ramírez y la estancia La Cinacina de San Antonio de Areco
“Sé hospitalario.Cuando el forastero harto de caminoPonga en tu población su miradaComo un cuerpo sobre los pellonesDel recodo tendido en el campoEspéralo más allá del umbralDe tu casa chata y fresca yOfrécele tu mano como unPregusto de abrigo.”
--Ricardo Güiraldes--
El frío de julio endurece tus huesos pero por suerte los tímidos rayos del sol—que embellecen los campos en los alrededores de San Antonio de Areco—estimulan tu corazón en la medida en que tus pasos te acercan a la estancia “La Cinacina.”
Caminando sobre la calle Lavalle, a apenas diez cuadras de la plaza central de este hermoso pueblo en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el paisaje de casas rústicas pero bien conservadas de principio del siglo 20 se transforma y antes de darte cuenta asoman a la vista verdosos campos poblados por caballos, patos y gran variedad de aves silvestres.
Has venido a pasar una agradable tarde en la estancia, comer un rico asado, admirar los objetos de época en el museo de la estancia, escuchar música folklórica, bailar, andar a caballo y, antes de volver a tu casa, tomar un merecido mate con los paisanos en la pulpería. Todo comienza con vino y empanadas, salame, galletas de campo y conversación sin apuro y... --¿Vino tinto o coca cola? El hombre detrás del mostrador, vestido apropiadamente en pantalón de campo, pañuelo y facón, te formula la pregunta con una pregunta amplia y picara. --¡Por favor! Un tinto. ¿Es usted de San Antonio? --Toda la vida. --Hermoso pueblo, único, parece unir pasado y presente... --Así es. Para nosotros la tradición es un modo de vida. Los empleados ya están arreglando las mesas en el amplio salón, en el cual hasta 400 personas pueden comer como reyes, olvidar las penas al ritmo de las guitarras e intentar los exóticos acentos de algunos de los comensales. --¿Guillermo? ¿Guillermo Ramírez? --Sí. --¿Puedo hacerle algunas preguntas? --Por supuesto. Quien habla es Guillermo Ramírez, uno de los fundadores de La Cinacina.--Fuimos los primeros en Argentina a organizar la fiesta gaucha con clima receptivo y pronto vamos a cumplir 35 años de historia. Nuestra estancia está ubicada en San Antonio de Areco, cuna de la tradición gaucha y sede permanente de la Fiesta de la Tradición.--Un lugar atractivo para su proyecto.--Claro. Aquí la gente guarda las costumbres y las tradiciones y esto nos ha servido para crecer como lugar de referencia tanto para los argentinos como para los turistas que vienen de otros países. Todos aprecian el calor y la calidez de nuestros hombres de campo. --Es decir, el visitante puede llegar a conocer la vida y los hábitos en la zona.--Sí. La idea es mostrar la vida de campo tal como es y ha sido e incluir también los aspectos culturales.--Bastante único en un mundo cada vez más uniforme y globalizado...--No es fácil explicar cómo nació aquí el amor por la tradición. Hay muchos otros pueblos de similares características en los cuales no sucede lo mismo. Tal vez haya tenido mucha importancia el hecho de ser San Antonio de Areco la cuna de Ricardo Güiraldes, el escritor de la novela “Don Segundo Sombra.”--¿Quién era Don Segundo?--El prototipo del paisano, del gaucho argentino, de la época del principio del siglo pasado, pues otra figura, Martín Fierro, era posterior a la conquista del desierto. Don Segundo Sombra simboliza la época de las grandes estancias, hasta la década de los ’30 cuando el gaucho y el paisano eran muy fuertes. Hay que pensar que en las estancias en ese momento hubo almacenes, que tenían todo lo que necesitaba la gente, y en las fiestas a lo mejor hubo 60 personas entre familiares y empleados. Después todo iba cambiando con la mecanización, pues se necesitaba menos gente y la siembra y la cosecha de granos introducía grandes cambios para el hombre de campo.--Y aún así se conserva la tradición aquí.--Es cierto. En San Antonio de Areco por más que se haya perdido trabajo, también hay gente joven que quiere aprender cómo marcar animales, a revivir los tiempos viejos, andar a caballo. Se nota también en el interés por el folklore puro, pues gran cantidad de personas van a las peñas y a las fiestas típicas en las cuales uno también baila. Eso es lo bueno: se vive el pasado como propio.--¿Tiene usted vínculos con figuras de la tradición en la zona?--Bueno, yo nací aquí, y casi todos tenemos abuelos o alguien que ha sido del campo, que trabajó en un tambo, en una estancia.--¿Cuáles son los principios éticos del gaucho?--Y...cuando uno dice la palabra ‘gauchada’ y ‘se me hizo una gauchada’ o ‘te voy a hacer una gauchada’ tiene que ver con los principios. La gauchada (favor) no se paga, se hace. Después viene la repuesta a una gauchada con otra gauchada. Antes uno llegaba a cualquier rancho y era recibido como si uno fuera un rey...y uno pasaba y comía con el dueño de la casa, le daba un espacio para guardar los caballos, una cama...La gente era abierta. Y aun ahora si usted llega a cualquier campo va a ser recibido así. La gente del campo es mucho más abierta que la gente de la ciudad, porque en las ciudades se tiene miedo a todo, a los robos, a los asaltos...--¿Por qué le parece que el hombre de la ciudad no entiende el hombre del campo?--No sé pero nos llama la atención en Buenos Aires cuando vamos a un restaurante y nadie saluda, nadie dice buenos días; en cambio, aquí uno camina por la calle y la gente dice ‘¡hola! ¿Cómo estás?’ y muchas veces uno queda hablando sobre la familia, sobre las cosas de cada uno, si el abuelo está enfermo... En cambio en la ciudad todo el mundo anda apurado. --¡En la Cinacina no!--Es que aquí es un día de campo típico. Yo invito a la gente a tomar empanadas y vino en la pulpería para entrar en clima, después el almuerzo criollo, asado, ensalada, papas, después la música, la zamba, el gato, músicas y danzas de todas partes del país. También pueden los invitados presenciar una demostración de destrezas criollas, y cuadreras, cabalgatas o paseos en carruaje, visitar al museo familiar, la Pulpería, la Ermita, el Parque de Maquinarías antiguas, el Rancho de adobe, el mangrullo, y para finalizar mate con pastelitos, corrida de sortijas…--¿Son los visitantes extranjeros o mayormente argentinos?--Las dos cosas y vienen mucha gente, especialmente los fines de semana. --¿Por qué vienen tantos Argentinos?--Es que los argentinos quieren volver a las raíces, a la tierra, a la tradición. Contactos:
La CinacinaWeb: http://www.lacinacina.com.ar e-mail: info@lacinacina.com.ar Teléfonos: (11) 5252 1414 / (02326) 45-2045
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