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Opinión del fundador del Movimiento Indio Americano sobre la elección de Obama

Opinión del fundador del Movimiento Indio Americano sobre la elección de Obama

Russell Means, fundador del Movimiento Indio Americano, tiene una opinión crítica sobre la elección de Barak Obama a la presidencia de los Estados Unidos: "Se hace creer a los votantes que, tras el desastre presidencial de Bush, todo volverá a ir bien. En los últimos años prácticamente han desaparecido los derechos individuales. Demócratas y Republicanos son casi iguales. Y ahora nos dicen: ’Mira, ahora pudimos escoger a un negro, qué gran país somos.’ Ah, los Estados Unidos son el peor chiste de la historia de la Humanidad." (según citado por Página 12, del 7-11-2008)

Un poco amargo el hombre, por cierto. No obstante, sus opiniones nos obligan a repensar muchos aspectos de la política y la lucha por el poder en los Estados Unidos y alrededor del mundo.

Según los informes periodísticos, Means ha sufrido cinco intentos de asesinato y ha conocido la cárcel; sin embargo, trabajó en Hollywood, poniendo la voz de Pocahontas, actuando en El último mohicano....y sigue con su fuerte crítica: "Ahora los poderes ocultos, los años del capital, las corporaciones como Morgan, Dupont y Rockefeller, o el grupo Titan, se han unido en una economía incestuosa y han formado un tejido mucho más poderosos e implacable. Ahora han escogido a Obama. Desde los años ochenta los banqueros, los amos del mundo, se fijaron en él. Pero el imperio americano está colapsando como acaban haciendo todos los imperios, desde dentro. El sistema linberal capitalista se está muriendo."

Conceptos fuertes para quienes todavía festejan el sueño de Obama, los afro-americanos, los latinos, las minorías y las millones de personas alrededor del mundo disconformes con la era Bush. Entonces, de alguna manera las palabras del dirigente indígena contienen advertencias que deben ser escuchadas.

Todos los gobiernos, por ejemplo, y especialmente en los EE.UU.,  tienden a fijar la vista más en la figura del presidente y menos en los nombres de los personajes que lo rodean, sus asesores, ministros, etc. Si son los nombres de siempre, los que han ostentado posiciones de poder en otros gobiernos, uno tiene derecho a preguntar hasta dónde puede llegar la promesa de cambio. ¿Son las caras conocidas, aunque del otro partido? ¿Figuran personas que compartían las políticas rechazadas del gobierno anterior? ¿Pueden actuar de otro modo, más allá de los intereses sectoriales?

Uno de los temas muy enfatizados en el proceso electoral giraba alrededor de la "experiencia." Obama, joven (47 años), afro-americano (¿por qué se menciona la raza cuando un líder no es blanco?), estudioso, con una visión reformadora, fue atacado frecuentemente por su falta de experiencia. En lo que parecía una repuesta a esos ataques, Obama aceptó como candidato a vice presidente a un político que apoyó la invasión a Irak. También visitó y declaró su apoyo a Israel, algo casi un ritual para los gobernantes norteamericanos. Matizó su postura en favor de una retirada de Irak con el respaldo a una intervención más vigorosa en Afghanistán.

En la campaña el candidato del Partido Republicano, John McCain intentó insinuar que aumentar los impuestos a los ricos--una propuesta de Obama para enfrentar la crisis financiera afectando especialmente la clase media--era una medida "socialista." Ya presidente electo, Obama comenzaba a elegir sus colaboradores y entre ellos figuraban muchos nombres muy cercanos al ex-presidente Bill Clinton, cosa entendible, pero cabe preguntar: ¿hasta qué punto estarían dispuestos a encarar los cambios profundos prometidos en la campaña?

Sucede que una cosa es el poder real y otra es la voluntad de un presidente de producir reformas o cambios en la sociedad. Hay interestes instalados muy fuertes en los EE.UU. vinculados al petróleo y la energía, la guerra (pues, durante la mayor parte de su historía siempre ha habido guerras o intervenciones), y las mega corporaciones financieras y empresas multi--nacionales. También otros intererses, por ejemplo, los que rodean la medicina--privada y terriblemente costosa, con millones de personas sin cobertura...

Entonces:¿en medio de las grandes expectativas de cambio social...cuál será el rol del poder real? Podrá un presidente torcer la historía y convencer el poder de la necesidad de efectuar un importante cambio de rumbo? Responder a las demandas de las capas sociales empobrecidas en el país, organizar un cambio importante en el orden mundial, incorporando realmente todos los países en la discusión sobre la economía, las finanzas, los derechos humanos, la lucha por la justicia y la paz? Una cuestión cuya repuesta no va a ser fácil.

 

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