Israel, Gaza, la tradición filosófica judia, el Corán y la larga lucha de dos pueblos
La frase que aparece en la foto fue escrita sobre una pared en Buenos Aires pero de alguna manera expresa el ánimo de la gran cantidad de público que asistió ayer a un panel en el Centro Cultural Cooperación: "La tradición filosófica judia y la tragedia de Gaza," con León Rozitchner, el Rabino Adrián Herbst, Pedro Brieger y Daniel Silber.
Llama la atención: los aplausos más fuertes acompañaron a un hombre que al finalizar las presentaciones de los panelistas dijo que el problema entre Israel y Palestina era la ocupación en 1948 que quitó tierras a los palestinos en la zona para el establecimiento del Estado de Israel. Además, todos los oradores, a pesar de sus visiones muy diferentes sobre el conflicto en Gaza, reconocieron el derecho de judios y palestinos a edificar un estado propio. Varios oradores expresaron además que la muerte de cualquer ser humano en un conflicto armado es una tragedia, pues a menudo los medios de comunicación prestan más atención a "sus muertes" que las de sus "enemigos."
Queda además por explicar con más claridad las razones por las cuales Israel logró el apoyo de Estados Unidos y Europa para el establecimiento de su Estado, en tanto que los palestinos no lograron establecer un estado y todavía están luchando por su establecimiento.
Pero el problema sin solución parece superar los conflictos políticos o religiosos entre vecinos judios y musulmanes: la zona de conflicto es tierra ocupada por Israel, tierras reclamadas por los palestinos que el Estado de Israel no está dispuesto a ceder. Es interesante, por lo tanto, considerar la lucha no como un conflicto entre judios y musulmanes, no como un problema de antisemitismo (en realidad tanto judios como palestinos son semitas) no como un problema de geopolítica global (ciertamente un elemento importante) sino como una lucha por la tierra, un anhelo ancestral del hombre.
Consideramos:
Los diferentes imperios conquistan tierras que pertenecen a pobladores locales para incorporarlas a su dominio. Pero los pueblos conquistados guardan en su memoria colectiva su relación con la tierra antes de ser desalojados por los invasores. Es el caso de América, víctima de uno de los genocidios más grandes en la historia. Sin embargo, en todas partes la cultura andina lucha por conservar sus valores intrínsicas a través de la música, la veneración de la Pacha Mama (la tierra), conceptos embriónicos de organización social...Por ejemplo, los pueblos originarios no consideran a la tierra como un bien que se compra y vende sino un bien de la comunidad. La lucha actual en Bolivia tiene mucho que ver con el deseo del primer presidente indígena de reconocer justamente muchos de los valores de los pueblos originarios en el país.
También podemos observar que en zonas ribereñas, sometidas a fuertes inhundaciones, como la que recientemente causó estragos en Tartagal, Argentina, las víctimas resisten establecer sus viviendas en zonas más seguras. La tierra donde uno nace aparece como un signo de identidad y los individuos luchan por ella aún cuando la lógica no parece acompañar esa actitud.
Curioso: Los grandes medios de comunicación y las empresas multinacionales hablan casi orgullosos del proceso de globalización, pero al mismo tiempo en diferentes partes del mundo aparecen conflictos entre países o grupos étnicos; en otras zonas, comoen América Latina, un proceso de unión de diferentes aspectos de países en el continente despierta cuestionamientos en el seno de quienes abogan por la globalización. Está claro que durante mucho tiempo más el mundo va a ser testigo que luchas que tienen que ver con la tierra, con la identidad de pueblos y grupos sociales al lugar de origen.
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