No hay ciudad sin poesía (y sin embargo...)
Thames 1762, Buenos Aires, 35 grados, sensación térmica varios grados más. La ciudad arde, las pasiones se postergan, nadie se enoja, la energía submerge hasta zonas de languidez. Está por comenzar una lectura en el ciclo "No hay ciudad sin poesía." El lugar, el Boutique del Libro, es alucinante. Libros por todos lados, grandes, chicos, de todos los colores y contenidos, un bar con bebidas exóticas, estantes de madera oscura...sí el ojo del curioso llega a captar la sección sobre la sexualidad, arriba, en el rincón del estante más alto, tiene dos opciones: subir raudamente hasta el último escalón de una hermosa escalera de madera...o consultar al dueño.
Los poetas Walter Viegas, Laura Witther y Martín Souza esperan con paciencia oriental mientras la gente se acomodan en sillas colocadas frente a una especie de improvisado escenario sobre cuyo fondo descansa una pared cuidadosamente preparada con escritos y dibujos:
"Libros pasa lo que pase...En marte amamos la Boutique del Libro...La poesía salva la vida...El mundo se puede cambiar...Esta casda ya es mi casa...Aquí pasé una noche féliz...A la pared que habla más que los libros...
Dejamos estas líneas en memoria del evento:
"El hombre se enamoró de una palabra,
La mujer se enamoró de una frase,
Ferozmente atacó la palabra el tiempo y el viento,
La frase quedó atragantada en el pico del el cuervo."
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