A lo mejor la vida es simplemente una serie de decisiones. Por ejemplo, dejar la Ciudad de Buenos Aires durante unas horas, viajar en el tren Roca como un desecho compactado, asombrarse de unos muchachos tomando cerveza como si nada en la puerta entre abierta del wagon, tapar los oídos ante los chillidos de una manada de infantes, sentir el fuerte olor de las axilas de los señores y señoras que te empujan de un lado y del otro, palpar los bolsillos a cada rato a ver si lo poco que tenés sigue intacto...y llegar a Florencio Varela.

    --Señora, por favor, me podrías indicar cómo llegar a...

    Ella es una mujer bien simpática, gordita y sociable. Vende plantas a la salida del tren y apunta con su dedo a una dirección aproximada. Las calles replentas de personas de todas las edades, la mayoría avanzando con pasos apurados, seguramente para llegar a sus casas, otros admirando pero no comprando los objetos en las tiendas, las parejas intercambiando furtivos besos, perros practicando para la próxima función de opera, vendedores de todos los productos imaginables, y de repente sobre una pared asoma una frase:

     "No es lo que ves, es lo que no te animaste a hacer."

   Claro. Cada uno lleva el peso de su vida encima, de su trabajo, de su lucha por pagar las deudas, su armagura, la sensación de estar en un giroscopio eterno, también el placer de un amor joven e ideal, o bien el amor perdido, el amor que nunca fue, el amor que el viento llevó, y no hubo, no hay, tiempo para preguntarse: ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? ¿Qué quiero hacer con mi vida? 

   Esas preguntas rebotan en el cerebro mientras el camino se acerca a la Avenia San Martín. Antes, claro, un perro con alma del diablo casi te come los huesos. Una hermosa imagen de un pescado decora una pared, luego a la vuelta la avenida, en realidad, boulevard, altos y elegantes árboles son sus guardianes, y de repente aparecen unas estatuas dedicadas a las víctimas de la última dictadura en Argentina, y quienes siguen luchando por encontrar sus hijos desaparecidos...la cara de una madre con pañuelo blanco.

   La frase rebota otra vez en la cabeza: "No es lo que ves, es lo que no te animaste a hacer." ¿Qué quiere decir? Que lo que uno ve es una ilusión? Que la realidad no existe? Que en realidad te conformaste con tu pobreza sin levantar la cabeza? ¿Que la bella persona frente a tus ojos y que te acompaña es una metáfora? ¿Que no te animaste a amarla de verdad? ¿Que lo más bello de la vida no está en lo que aparece frente a tu nariz en este mismo instante, sino por el contrario se ubica en otro lado, oculto, excepto a aquellas personas que sin chillar abran sus ojos, eschuchen y presten atención a todos y cada uno de los sentidos?