"Los indignados," tema de debate en el Centro Cultural Cooperación en Buenos Aires
Los indignados ganan las plazas en España y otros países europeos, artos de la crisis en el sistema capitalista y de la incapacidad de los partidos políticos de solucionar problemas tales como tasas muy altas de desempleo, especulación financiera y la concentración de dinero y recursos en manos de cada vez menos personas.
Ayer en el Centro Cultural Cooperación se realizó un panel sobre “La democracia indignada. ¡La lucha por una democracia real ya!” exactamente 140 años después del levantamiento popular en Francia que dio lugar a la Comuna de París, también en demanda de democracia. En el panel: Carlos Gabetta (ex Director de El Dipló); Diana Cordero (Editora de Kaos en la Red); y desde España y en directo Pedro Antonio Honrubia Hurtado (editor responsable de Kaos en la Red; con la coordinación de Atilio Boron (Director de PLED).
Gabetta insistió en afirmar que lo que sucede en España, como también en Grecia y en muchos países árabes es el resultado de la incapacidad del capitalismo de solucionar la crisis que el sistema mismo ha generado. Señaló que la marcada introducción de tecnología ha eliminado una enorme cantidad de empleos, al tiempo que con la globalización la diferencia en los salarios en los países altamente desarrollados y los demás ya no es tan provechosa. Por lo tanto, quedan varias opciones: una reforma del sistema para incorporar a las personas que han sido marginadas o alguna guerra o desastre similar.
Si bien al principio muchas de las protestas fueron encabezadas por personas o grupos de izquierda, pronto miles y miles de personas desencantadas e indignados con el gobierno o con los partidos políticos empezaron a llenar las plazas en España. Curioso: los grupos de izquierda convencional, lentos de reflejos, dudaban en relación con su apoyo al movimiento. ¿El argumento? Sin una organización al estilo tradicional de los partidos marxistas el movimiento estaría condenado al fracaso.
Sin embargo Gabetta sospecha que el movimiento puede incluso crecer y alcanzar países como Inglaterra y los Estados Unidos de Norteamérica, ya que no hay en vista una solución racional desde el punto de vista de la globalización capitalista.
Sucede que a veces los movimientos espontáneos de protesta--como en Argentina en 2001--aparecen tomar por sorpresa a las organizaciones de izquierda tradicional; y a menudo también terminan sin lograr cambios substanciales. (En Argentina se gritó "que vayan todos" pero tiempo después se votó para los mismos políticos criticados por el movimiento.
En el diálogo con el público se intentó explicar por qué en medio de la presente crisis ganan los políticos de derecha. La única explicación que se escuchó era el voto castigo y el desencanto con los partidos tradicionales, incluso los partidos supuestamente socialistas o la social democracia, por su incapacidad de solucionar los urgentes problemas de la gente.
Un punto especialmente complejo es la alza de grupos de derecha, que ahora prácticamente dominan los gobiernos europeos y empujan fuertemente en E.E.U.U. Uno de los argumentos más típicos y fuertemente clamados por la derecha es la ola de inmigrantes que llegan desde la periferia. Habría que tener cuidado con ese tema, argumentaron varias personas en la discusión en el Centro Cultural Cooperación, ya que la derecha fascista siempre aprovecha para sembrar odio contra extranjeros para ocultar la crisis en el sistema capitalista.
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