10 consejos para los jóvenes viejos...
Diez consejos para los jóvenes viejos que hayan visto en el espejo del baño el rostro de una vida trastornada, sin brillo y opacada por el tufo temporal de la existencia.
- Levantarse cada mañana con una carcajada prolongada al estilo Don Quijote.
- Hacer el amor a la luna tantas veces que tu físico permita y si no la ves, enamorar a tu pareja con tus habilidades amorosas y si ella no está, invéntala.
- Cada mañana tomar un vaso de jugo de limón con un diente de ajo, polen y un té de ginkgo balboa, comer fruta deliciosa y moverte levemente por tu espacio, dejando que la luz universal entre en cada uno de tus poros.
- Respirar profundamente desde el diafragma, es decir, desde el alma, estirar brazos y piernas hasta las extremidades menos sospechadas, correr, efectuar veinte minutos de yoga, tai chi o sheng y al finalizar alzar tu cabeza al cielo y gritar: “¡Amo la vida, carajo!” "¡Amo la vida, carajo!" "Amo la vida, carajo!"
- Al menos una vez por día romper alguna regla, hacer lo que no debes hacer, pero hacerlo con todo el alma, con pasión, entrega y convicción. Luchar por la justicia y la paz, conta la guerra, contra el abuso...con amor y a tu manera.
- Organizar tu mente para imaginar lo imposible y decirte en voz alta: “Lo quiero, lo voy a tener, lo voy a lograr, es mío si pongo mi alma en conseguirlo.” Sin poner un sólo límite.
- Si aparece en tu camino un personaje o una situación tóxica, intentá encontrar algún elemento positivo y concentrá allí tu atención, sin dejar de reconocer los motivos que hayan originado el malestar del otro.
- Hacer un archivo de tus sueños, chistes, poesías, aventuras, ocurrencias y compartirlos con quien esté a tu lado. Si te golpea algún dolor, tratá de reir a carcajadas y decir un chiste o repetir una experiencia insólita o amorosa que hayas tenido.
- Decirte a ti mismo “yo soy dios. Todo lo que existe está en mi mente. Yo soy el creador del universo y de mi mismo.”
10. Abrazar fuertemente a tus hermanos, a tus amigos, a tu pareja, a conocidos e incluso abrazar a los extraños que pueden aparecer en tu camino y decirles: “¡gracias! ¡gracias! ¡gracias! ¡La vida es infinito y eterno, gracias, gracias, gracias, gracias!”
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